Sobre el medio oriente: Un eterno conflicto

Sobre el medio oriente: Un eterno conflicto

Desde que la humanidad se estableció en una parte del mundo ubicada en lo que se conoce como Medio Oriente, el cual comprende un país del norte del continente africano llamado Egipto y todas las tierras arábigas al este, también abarca Turquía e Irán; fueron pobladas por tribus que sobrevivieron a las condiciones implacables del desierto con altas temperaturas y bajas precipitaciones, con el paso del tiempo, formaron reinos con estructuras complejas, historias interesantes, avances tecnológicos, religiones y relaciones comerciales. De la misma manera, fueron protagonistas de guerras territoriales, como la antigua Babilonia, Persia, los egipcios con sus imponentes esculturas, la ocupación romana de la región de Judea (actual Israel), hasta pasar por la participación del imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial; esta ha sido una zona protagonista de diversas confrontaciones a través del tiempo, demostrando ser un campo de ajedrez geopolítico.

Con el paso de las épocas históricas, esta área del mundo ha sido protagonista de grandes cambios culturales, religiosos y políticos que han causado impacto en el pensamiento del hombre, a través de vías de hecho que no se han caracterizado precisamente por ser pacíficas, siempre ha habido muertos, pueblos enteros que han desaparecido por la ocupación de tierra, como el caso de israelíes y palestinos con los asentamientos y construcción de barricadas y muros desde hace siglos, otros eventos como la famosa guerra santa o Yihad, que han  tenido diversos actores, que van desde lobos solitarios que fueron asesinos y suicidas, hasta grupos terroristas como Al-Qaeda, Al-Nusra, OLP, Boko-Haram (en África), Al-Shaabab y el denominado Estado Islámico, también conocido como Daesh, ISIS, ISIL, entre otros denominativos.

Basado en lo anterior, se puede decir que medio oriente ha sido un campo de guerra que ha tenido diversos fundamentos, puntos de vista, víctimas y victimarios que han justificado matarse por siempre debido a causas como ocupación de territorios, política y la más sobresaliente de todas, religión, cabe destacar que tres de las creencias que son parte de la mayoría de los habitantes de este planeta han tenido epicentro en aquellas tierras desérticas: judaísmo, cristianismo e islamismo; siendo este último el que ha impulsado campañas de guerra simétrica y asimétrica contra occidente, donde la confrontación ha cambiado con el paso del tiempo, desde las cruzadas hasta el terrorismo actual. En síntesis, hay un denominador común para todos los hechos históricos que siguen sucediendo, el cual es: la guerra. Mientras el lector lee estas palabras, alguien muere por alguna escalada o bombardeo en aquel lugar del mundo, en medio de las ruinas que alguna fue su ciudad, su hogar, tal vez sea el último de su familia en pie, muchos se han desplazado, muerto o desaparecido, ya sea porque un grupo islamista radical lo decapitó, torturó o mató por no creer en Alá, tal vez porque algún grupo rebelde lo consideró enemigo o algún ejército gubernamental le dio de baja en medio del fuego cruzado. Pero, es preciso analizar por qué se dan las guerras, ¿son acaso justificadas? ¿Es necesario arrasar con familias enteras por la fe? ¿Quiénes son los buenos o malos? La respuesta puede ser que no hay un bando que pelee por justicia o en contra de la opresión, es simplemente poder, porque algo que caracteriza el historial de conflictos humanos es que el ganador oprime al que vence, impone sus normas y adquiere socios estratégicos para fines comerciales legales o ilegales, por lo que el dominio político también atrae el poder comercial, dinero, antes era oro, especias, riquezas, ahora es carrera armamentística y petróleo, los tiempos y los protagonistas cambian,  pero el ideal y los fines son los mismos.

Pero, cabe destacar que los conflictos beligerantes en Medio Oriente no son recientes, han existido por miles de años, es cuestión de leer la Biblia o la historia judía y darse cuenta de las dificultades que tuvo el pueblo judaico antiguo, cuando Jacob (padre de las 12 tribus de Israel) caminaba con su numerosa familia por la tierra que Yahvé le había dicho que era prometida, en lo que sería el actual territorio israelí, cuando aquella tribu coexistía con una ciudad-estado pequeña y amurallada, el rey de aquella ciudadela aceptó las costumbres judías, trató de ser amistoso, pero, según las historias una de las hijas de Jacob fue violada en una fiesta por el hijo de aquel monarca, luego, para evitar una confrontación, aceptaron las costumbres judías como la circuncisión e hizo que su hijo se casara con esa mujer, pero la mayoría de hijos de Jacob no aceptaron eso, resolvieron matarlos a todos, saquear y destruir, eso causó el enojo del patriarca, quien se sintió decepcionado y ordenó que habría que vagar por el desierto, lejos de aquellas tierras, pues se consideraba indigno de ellas. Otras historias como la de Moisés, quien a pesar de ser adoptado por los egipcios, tuvo un mandato divino para liberar al pueblo judío mediante plagas, esto llevó al éxodo y escape del imperio de los faraones, o también cuando se derribaron los muros Jericó con solo tocar trompetas. Las anteriores historias parecen mostrar un lado bueno y justo, parece que omiten muchas cosas, pero se sabe que no pudieron del todo así porque el mundo ha visto la capacidad bélica y guerrerista de los israelíes, ellos fueron los primeros en darse cuenta que el conocimiento es la mayor riqueza que puede existir, permite alcanzar el poder en cualquier ámbito, por ejemplo, Moisés era un buen estratega militar, pudo haber entrenado a algunos judíos en operaciones de asalto durante la  noche, mientras los guardias dormían, todo con el fin de ser el líder de su propio pueblo, conocía el terreno, el clima, las estaciones y no necesitaba de un mar que se dividiera en dos, sabía cómo cruzar los pantanos y perder a las tropas imperiales en aquella época, además, el pueblo judío nunca se ha caracterizado por ser numeroso, pero son sigilosos a la hora de atacar militarmente a un enemigo, pudo pasar con Jericó o aquella noche antigua con los hijos de Jacob, actualmente se refleja en operaciones de inteligencia de la Mossad, rescate de rehenes como pasó en Uganda en los años 70 o la venganza contra el grupo terrorista Septiembre Negro por el asesinato del grupo atleta judío en los olímpicos de Munich 72, esto es parte del conflicto con árabe-israelí, el cual se trata más adelante. La tierra prometida ha representado una excusa sionista para afianzar y unificar los lazos del pueblo judío con el fin de justificar su poder y dominio ante los países de aquella región.

Mientras tanto, los árabes tienen su parte en esta historia, el islamismo es la religión principal de este pueblo que se esparció, gracias al comercio, desde el norte de África, hasta Iraq, también se tiene en cuenta que Irán, a pesar de ser el antiguo imperio Persa, es musulmán y con un gobierno teocrático, después de la revolución islámica en 1979. El profeta Mahoma consolidó las bases de esta fe, donde Cristo, hijo de María, es un profeta, igual que Abraham, lo llaman, Ibrahim, tiene familiaridad con la Biblia mediante el Corán, se caracteriza por la adoración a la caligrafía arábiga, el cultivo de las artes, conocimiento y pensamiento, aparte de aceptar tres esposas y estar libre de licor, esta creencia empezó a tener divisiones después de la muerte de su líder, el conflicto que hasta el sol de hoy ha tenido mayor preponderancia ha sido el de Chiitas y Sunitas, pero, ¿por qué se odian aún? ¿Qué causó este conflicto? Bueno, érase una vez un califa, que es el equivalente a un cardenal que quería más restricciones en el Islam, por ejemplo, no aceptar a cualquiera en susodicha religión, pero hubo alguien que se opuso, fue valiente, tomó su espada y juntó un pequeño ejército para revelársele, sabía que iba a morir, pues las tropas del califa eran mayoría, mejores armas y más caballos, aun así defendió la idea de que el Islam debía ser más libertario, para todos, al igual que Leónidas en las Termopilas cayó y su muerte es recordada por sus seguidores cada año en la Ashura, siendo este el punto de inflexión de ambas facciones que se han involucrado en un conflicto sin fin, una guerra sin cuartel, lo anterior originado por dos actores que querían consolidar su poder en la religión musulmana, todo por quien ocuparía el lugar del profeta Mohammed.

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