Sociología y Realidad Nacional
SERSEVE18Tutorial25 de Agosto de 2013
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LA REALIDADNACIONAL Y ELNACIONAL Y ELPROCESO DE LAPROCESO DE LAPOLITICA NACIONALPOLITICA NACIONAL
EXPOSITOR:CRL. EP (r) JOSE DUEÑAS CHAVEZ
BIENES, RECURSOS, TÉCNICAS,CONOCIMIENTOS, EN SUMA; TODO OBJETO DE DIVERSA INDOLE POR CUYA APLICACIÓN O EMPLEO SE VIABILIZA O LOGRA UN FIN O PROPÓSITO
MEDIOS
POR SU NATURALEZA
FISICO O MATERIAL
ESPIRITUAL O INMATERIAL
MIXTO
REALIDAD NACIONAL
TOTALIDAD DE SITUACIONES O CONCLUSIONES MULTIRRELACIONA- DAS, DINAMICAS, CAMBIANTES, CUA- LITATIVAS Y CUANTITATIVAS. ACTUA- LES Y POTENCIALES QUE PRESENTALA NACION EN UN DETERMINADO MOMENTO.
INCLUYE NECESARIAMENTE
•
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
•
EL ESPACIO FISICO-NATURAL
•
LA CULTURA Y LAS INSTITUCIONES.
•
IDENTIFICAR NECESIDADES Y OBSTACULOS
•
EVAL. CAPACID. ( ACTUAL-LATENTES )
INCLUYE :
E
NTORNO INTERNACIONAL.GLOBALIZACION
ENFOQUES METODOLOGICOS
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FACTORIALISTA
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ESTRUCTURAL - FUNCIONALISTA
•
HISTORICO - DIALECTICO
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SISTEMICO
•
ESTRUCTURA PODER - POTENCIAL.
OBJETIVO PRINCIPAL
FACILITAR ACOPIO INFORMACIO QUE SERA NECESARIA PARA LOS SIGUIENTES PASOS DEL PROCESO DLA POLITICA NACIONAL.
OBJETIVO PRINCIPAL
FACILITAR ACOPIO INFORMACIO QUE SERA NECESARIA PARA LOS SIGUIENTES PASOS DEL PROCESO DLA POLITICA NACIONAL.
SOCIOLOGÍA Y REALIDAD NACIONAL
Sociología y Realidad Nacional
Resumen:
En los límites de este ensayo se pretende presentar un diagnóstico integral de las condiciones sociopolíticas desde las cuales se construye la experiencia intelectual, con el objetivo de ir delineando la hipótesis de que la reflexión social no es un ejercicio que pueda ser desligado de los fundamentos sociales que condicionan la individualidad del analista social. El distanciamiento de la reflexión social con respecto a los problemas esenciales y esa terca intención de sólo administrar la coyuntura, desnudan una secreta alianza de las energías intelectuales con los poderes existentes; aunque en algunos sectores esta tendencia solamente se da de manera incipiente e inconsciente.
Hay momentos en la historia de nuestras sociedades que ciertas interrogantes de necesidad existencial se apoderan de la conciencia de los pueblos reclamando urgente respuesta. Estas interrogantes que atraviesan la epidermis de la vida social, convirtiéndose en preocupación ordinaria del sentido común avivan en no poca medida una actitud práctica frente al mundo, moldeando no sólo la psicología del ser cotidiano, sino además imprimiendo un efecto variable sobre el pensamiento social que auto concibe la realidad; las regularidades que definen la formación socio-histórica en un determinado tiempo perfilan la forma en que el intelecto responde a los misterios que el destino implacable impone a la conciencia individual. En no poca medida los bruscos cambios que se precipitan sin cesar en la esfera de la producción económica desmantelan los tradicionales esquemas del saber, erigiéndose aceleradamente otros que responden funcionalmente a las necesidades de los grupos dominantes.
La tendencia a que el mercado sea el único agente que organice la totalidad de la estructura social:
Desarticula la típica negociación Estado- capital que reconciliaba el beneficio empresarial con la redistribución social y, por consiguiente,
Hace cada vez más imposible que los centros del saber se consoliden en autonomía a los intereses de la producción.
La necesidad de contar con un conocimiento técnico que viabilice la proliferación de la organización empresarial – que es quiérase o no la manera como el capital organiza el recurso humano de las diversas regiones – hace muy difícil que el análisis social replantee la vieja alianza histórica sociedad de mercado, Estado asistencial, y democracia que el desarrollismo trató de imponer.
En otras palabras, quienes definen los términos de la política económica mantienen en las condiciones de la globalización económica, desvinculada de la vigilancia social que patrocinaba el Estado, un control casi despótico sobre las fuentes de producción cognoscitiva de la periferia; control que subordina las energías de la sensibilidad social a los cánones metodológicos, epistemológicos de la institucionalidad académica. Es decir, el mercado se crea a su intelectual típico, mientras esfuerzos parciales por reconstruir una democracia sobre la base de la identidad valuación social- beneficio privado son arrojados a la basura por carecer de rentabilidad. Este malestar de la cultura intelectual reducida a técnica social se ha debido en la historia de la sociología a factores diversos, de los cuales señalo tres:
La clásica alianza sectores de vanguardia- clase intelectual se ha visto desbaratada, dando paso a que el distanciamiento de la reflexión sociológica con respecto a las categorías populares se tradujera en una falta de respaldo político a los proyectos nacionalistas. Esto es, - según mi hipótesis- que la desidentificación del análisis social con relación a los sectores medios y sectores populares ha ocasionado la invalidez del ejercicio intelectual desarrollista, conduciendo a la sociología a una crisis teórica de profundas proporciones. El deterioro de esta alianza vuelva acrítica a la sociología reduciéndola a mercancía positivista.
La caída de un nacionalismo metodológico que invite a pensar la sociedad desde las categorías espacio- temporales del Estado- nación, al estilo Durkheim , se ha hecho más evidente en la medida que el proyecto desarrollista no alcanzó este cometido. La propuesta de pensar la sociedad desde nuestra propia racionalidad sui-generis. Desde nuestra posición en el mundo, hacer la nación a nuestro modo no resultó ser más que una ilusión. El consumismo de la racionalidad occidental, la colonización de nuestra estructura intelectiva, verifica hasta qué punto el programa de modernización desde el Estado no se preocupó en desarrollar una clase intelectual autónoma a los centros del saber occidental.
A que la especialidad reduce sus patrones de organización académica a las necesidades que el mercado laboral impone. La evaluación curricular en los últimos años confirma el encasillamiento de la producción sociológica a los dictados de la instrumentalización técnica. Aunque esto es un síntoma de que la carrera gana en reconocimiento social como profesión, lo cierto es que se acentúa un divorcio con la vocación social. Como hemos dicho en otra parte, la subordinación del quehacer intelectual a los requerimientos de los agentes externos, complica las expectativas de su emancipación, todo cuanto más no existe en el escenario social una fuerza política que reivindique una visión nacionalista de nuestras sociedades.
La fragmentación del análisis social, disperso en reflexiones descriptivas, empirismos displicentes, formulaciones del todo desvinculadas de nuestras realidades concretas, revelan el grado en que la "heterogeneidad estructural" – para citar una expresión de Quijano- afecta el porvenir de nuestra ciencia. La interiorización de un mundo desestructurado en la conciencia proyecto al plano de la reflexión el pesimismo de la crítica social, la percepción de que los esfuerzos políticos naufragan ante el diluvio de lo incontrolable, transmiten a la labor científica la sensación de que todo se vuelve inexplicable, impredecible planificar. La devaluación del discurso de la modernidad, causado por el desdibuja miento de la formación socio-histórica del Estado nación genera una crisis en el oficio cognoscitivo, crisis que alcanza proporciones difíciles de revertir.
Según lo dicho hasta aquí, la sociología como disciplina académica que examina las relaciones sociales – en los términos de Tour aine- no logró constituir un espacio de reflexión independizado de los centros del saber occidental. El abandono del proyecto nacional desarrollista y la virtual descomposición del esquema de fuerzas políticas que impulsó la industrialización, produjo el alejamiento del diagnóstico social de las posibilidades de intervención política. Cuanto más los agentes externos configuren el rostro de nuestras sociedades, en detrimento de las instituciones públicas, tanto más complicado será aventurar una propuesta de evaluación crítica de las formaciones históricas que empiezan a predominar en el escenario social.
Es decir, alejada la razón sociológica de las fuerzas políticas internas, vinculada a los aparatos burocráticos de la internacionalización, y preocupada en mantener a como dé lugar la formalidad democrática, el análisis social cae presa de la devaluación teorética. No madura una propuesta de sociedad justa que ponga freno a la negligencia del economicismo neoliberal.
Pero dirijamos esta discusión por el camino de la evaluación histórica de nuestra disciplina. De ello inferimos que en la situación latinoamericana las transformaciones imprevisibles de la formación socio-histórica, en cada época específica, han delineado los temas maestros de la investigación, poniendo énfasis en la economía, otras en la política y por último en la cultura. Ensayar un supuesto en este sentido, implica recoger la idea que siempre los desbarajustes en la formación de la región, sin que se halla conquistado
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