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REALIDAD NACIONAL


Enviado por   •  12 de Junio de 2013  •  2.687 Palabras (11 Páginas)  •  248 Visitas

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INTRODUCCION

"El derecho de toda persona a la educación... a la enseñanza obligatoria y gratuita para todos... a participar en la vida cultural y gozar de los beneficios del progreso científico y de sus aplicaciones" (Artículo 13° del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Art. 6ºConstitución Política del Estado del Perú – 1993).

No sería forzado decir que en un diagnóstico de este tipo subyace la noción de que la educación no es un derecho sino una necesidad de segundo orden, por tanto diferible, cuando no, un bien de tipo suntuario.

El presupuesto público asignado para el Sector Educación, no es elaborado a partir de sus necesidades, puesto que los organismos locales y regionales del sistema dependen administrativamente de las Comisiones Transitorias de Administración Regional, a su vez dependientes del Ministerio de la Presidencia, el que finalmente lo sustenta ante los técnicos del Ministerio de Economía y Finanzas. En buena cuenta, a lo largo del régimen fujimorista quien ha decidido sobre el presupuesto educativo ha sido el Ministerio de Economía, no a partir de las necesidades concretas y con criterio educativo, sino a partir de las disponibilidades de la caja fiscal y las decisiones políticas del más alto nivel.

En el año 1999, el presupuesto del sector ascendió a la suma de 4,456 millones de nuevos soles, equivalentes a US $ 1,414 millones, aproximadamente. Se programó para el año 2000 un total de 5,010 millones de nuevos soles, alrededor de US $ 1,391 millones, en tanto que para el 2001 se programó un presupuestó de 1,916 millones de nuevos soles o US $ 535 millones, gravísimo recorte que explicó por la recesión y la disminución de los ingresos tributarios del Fisco y que habla de las verdaderas prioridades del régimen. Compárese esta cifra con las dedicadas a Defensa (US $ 861 millones) y a la Policía (US $ 742), a las que prácticamente no se les recortó nada.

Tomando como base a las Encuestas Nacionales de Niveles de Vida realizadas en 1 994 y 1 997 se puede apreciar que mientras el gasto estatal en educación creció en 7.1%, el gasto de las familias se incrementó en 31.5%. Debido a la escasa contribución del Estado, las familias aportan el 41% de los gastos de la educación pública (principalmente en textos, uniformes, pasajes, refrigerios, etc.). Como porcentaje del PBI, el gasto de las familias peruanas en educación es mayor que el de las de los países desarrollados.

En un mundo cambiante y que ingresa en una nueva fase histórica, el aprendizaje de nociones de matemáticas, de lenguas y ciencias naturales y sociales resulta insuficiente. No basta con que los Estados cumplan con brindar la educación básica, sino que deben asegurar que ella sea de buena calidad como garantía para el desarrollo integral de la persona.

Obviamente, con esos niveles de inversión en educación, la calidad de la educación que están recibiendo los niños, adolescentes y jóvenes peruanos es muy baja. Los factores que provocan la baja calidad de la educación se hallan tanto dentro del sistema educativo tales como un magisterio mal pagado, autoritario y desmotivado; contenidos desfasados frente a los desafíos de la realidad; carencia de materiales educativos de calidad; metodologías obsoletas. Fuera de él: niños desnutridos o maltratados, padres desmotivados, sociedad y mercado que no dan cabida a los más educados.

Uno de los factores que incide en la baja de la calidad de los resultados del aprendizaje es, sin lugar a dudas, el maltrato gubernamental a los maestros, uno de los ejes del proceso educativo. El 80% del magisterio pertenece a la educación pública y sus remuneraciones están consignadas en la Ley del presupuesto anual. El bajo gasto público en educación, a pesar de la alta tasa de matrícula, se obtiene gracias a los bajos sueldos de los maestros y escasos gas tos en textos y materiales. El sueldo más alto no llega a los US $ 250 mensuales, es decir equivale entre la mitad y la cuarta parte de los de otros países de similar desarrollo (BM 1999), y con muy poca diferencia entre los niveles.

El resultado está a la vista: más del 43% de los maestros no han recibido formación pedagógica y más de la mitad admite que debe completar sus ingresos con otras ocupaciones remuneradas, lo que implica de falta de dedicación a la enseñanza. Los ascensos de niveles y categorías para los maestros fueron suspendidos en 1991, incumpliéndose la Ley del Profesorado promulgada en 1984. La política educativa del régimen ha congelado los sueldos de los maestros, actores básicos en el proceso educativo.

El sueldo de un maestro en 1993 era -en promedio- de 187 nuevos soles, los cuales, debido a descuentos por seguro y pensiones se convertían en 162 nuevos soles, equivalentes a US $ 90. Esto significaba que, en relación con el sueldo real de 1980, el de 1993 era apenas una séptima parte. Cuatro años después, el valor promedio de las remuneraciones de los docentes estatales se estimó en 635 soles mensuales (US $ 238) cifra que, si bien constituye una radical mejora respecto al primer lustro, aún está por debajo del promedio de las décadas de los años 60 y 70 y, aun cuando –respecto a los maestros de los países del Primer Mundo– los maestros peruanos atienden mayor número de alumnos per cápita.

El modelo tradicional de educación basada en una metodología de transmisión de conocimientos y contenidos, sin considerar el desarrollo de destrezas y habilidades ha entrado en crisis. Los conocimientos que brinda la escuela se han vuelto poco útiles para entender los vertiginosos cambios del mundo actual, más aún en el caso de las áreas rurales, en las que los contenidos del programa curricular tienen escasa relación con su entorno.

La educación ha estado orientada a asegurar en los alumnos el manejo de una cierta cantidad de conocimientos que les son transmitidos en forma rutinaria y vertical, sin que se tomen en cuenta las habilidades y destrezas adquiridas en el proceso de socialización, abriéndose así una brecha entre escuela y mundo real, cada cual con su tabla de valores.

Los maestros con que cuenta el sistema han sido formados en la metodología tradicional, del que sabe y repite un discurso para que luego los alumnos sean capaces a su vez de repetirlo, en un proceso donde más interesa la disciplina que el desarrollo de las habilidades del alumno. En las áreas rurales, la mayor parte de los maestros sólo cuentan con educación secundaria sin haber tenido una formación pedagógica. Muchos de ellos tuvieron una educación escolar deficiente y portan carencias afectivas, intelectuales y prejuicios sociales que se transmiten luego en las

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