Solidaridad De Empresas

SOLIDARIDAD DE LAS EMPRESAS PRODUCTIVAS

CONCEPTO:

La solidaridad no es solo una virtud que transforma las sociedades, también es una decisión que tomada dentro del sector empresarial puede elevar la productividad en las empresas. Es por ello que la solidaridad debe ser parte de la estrategia competitiva de cualquier organización.

Habrá quienes consideren incompatible, o incluso contraria, la relación entre solidaridad y economía; sin embargo, la decisión de hacer negocios no impide que también seamos solidarios (ofreciendo, por ejemplo, nuestra experiencia, o brindando apoyo técnico) tanto con los que menos tienen como con las empresas colegas que compiten en el mismo negocio.

Este espíritu de solidaridad empresarial solo es característico de las empresas líderes que no temen a la competencia y cuyos postulados de valores incluyen la responsabilidad social. Estas empresas tienen una cultura de abundancia porque se sienten sólidas, seguras de sí mismas, contribuyen al crecimiento de su comunidad y son tan fuertes que, incluso, están en capacidad de ayudar a su competencia. Este es el mejor ejemplo de liderazgo empresarial puro. En estas organizaciones el concepto ganar-ganar (yo gano-tú ganas) está muy arraigado y su estrategia económica se fundamenta en su recurso humano, luego en sus clientes y por último en los accionistas. Además, estas organizaciones sobresalen por invertir en sus colaboradores y no ven los aumentos salariales como un gasto, sino como una inversión. Ello es así porque se consideran a sí mismas unidades productivas gracias al talento, capacidad, esfuerzo y creatividad de sus colaboradores, que en conjunto trabajan en equipo para lograr un objetivo en común, que no es más que la productividad de bienes y servicios de verdadera calidad, que sean apreciados por el público al cual van destinados.

Si el producto es mediocre, no se vende; y si el servicio que se brinda es malo, no nos vuelven a contratar, así de sencillo.

Peor aun si la empresa se hunde, con ella se hunden todos, patronos y trabajadores; y de paso, afecta también a la comunidad.

En el otro extremo está el ejemplo positivo. Si el éxito de la empresa es el objetivo del colectivo y también personal, todos desarrollarán lo mejor de su talento para producir bienes de calidad. Esto significa elevar el sentido de solidaridad con la empresa, y de ésta con sus integrantes y con la comunidad donde se desarrollan los negocios.

En el actual entorno económico, el secreto del éxito de una empresa con futuro promisorio no está en tener mano de obra barata o con bajo nivel de formación, ya que esto las convierte en organizaciones cuyos valores se fundamentan en el principio ganar–perder (yo gano–tú pierdes). Es todo lo contrario, se trata de elevar la productividad (contratando gente competente con un alto nivel educativo) y de desarrollar el talento de los trabajadores obteniendo de ellos el compromiso de mejorar la calidad de los productos y servicios.

Una empresa que propugna más por los valores comunitarios que por su propia supervivencia, de seguro ha escogido el camino hacia el éxito económico. Lamentablemente, este tipo de cultura no está muy arraigada en nuestro medio, y para quienes aún no estén convencidos y les suene paradójico y contradictorio, está comprobado que esta es la herramienta competitiva más acertada que puede tener una organización frente a los retos de mayor competencia y productividad. Todo este énfasis en el tratamiento solidario del trabajador hacia la empresa y viceversa, no es un sermón de principios religiosos, se trata de una virtud y un valor que trasciende lo material.

QUE ES EMPRESA:

Es una organización económica donde se combinan los factores productivos para generar los bienes y servicios que una sociedad necesita para poder satisfacer sus necesidades, por lo que se convierte en el eje de la producción.

EMPRESAS SOLIDARIAS:

En el Perú hay miles y muchas son muy exitosas. La experta Neyda Angulo analiza el caso de las formas empresariales asociativas como opción necesaria en el marco de una economía plural.

Parece mentira, pero en el Perú hay más de 6 mil unidades productivas basadas en la solidaridad y el cooperativismo. Miles de familias peruanas durante las tres últimas décadas han tejido redes productivas y relaciones asociativas que, además de insertarlas en el mercado, les han dado empleo e ingresos. Nedda Ángulo, especialista del Grupo de Economía Solidaria del Perú (Gresp), nos da cuenta de esta realidad.

Principales problemas que enfrenta la economía productiva peruana

Las actividades productivas en la actualidad repiten el esquema de los años treinta. Somos exportadores de materias primas y promotores de actividades agrícolas basadas en la gran concentración de tierra para el monocultivo. Antes eran el algodón y la caña de azúcar, ahora es el espárrago u otros productos de mayor aceptación en el mercado internacional los que son promovidos. Por ello es necesario fortalecer, ampliar y diversificar la base productiva nacional.

¿Cuál ha sido el principal impacto de esta apuesta de la economía?

La primera afectación ha sido la exclusión de la fuerza laboral que logró insertarse en el aparato productivo construido entre los cincuenta y fines de los setenta. Hubo un momento en que se llegó a tener un movimiento sindical muy fuerte a partir de una clase obrera que estuvo ligada a ese aparato industrial.

A esto debemos sumar que hay sectores que nunca fueron incorporados al mercado. Me refiero a los sectores que se rigen por economías ancestrales, que el Estado peruano ha reconocido en diversos momentos, como comunidades campesinas y nativas que estuvieron reconocidas con marcos normativos que obligaban al Estado a promover su desarrollo productivo.

¿Cómo resolvió esto la población?

En los últimos treinta años asistimos a un proceso creciente de organización económica desde los sectores populares. Una puesta en marcha de unidades de producción que, de manera asociativa, han logrado responder al test de la competencia internacional. Han logrado mantenerse en el mercado nacional y también posicionarse en el mercado exterior de manera competitiva.

Pero el Estado peruano no ha sabido apoyar esta base productiva construida a partir de esfuerzos de organización de autoempleo, de generación de ingresos y que ha supuesto unidades que se suelen denominar microempresas en diversos sectores de la actividad económica.

¿Estamos

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