Tendencia en la distribución de la renta

En dos últimas décadas se ha dado un proceso de modernización económica y que ha disminuido las desigualdades en los niveles medios de la renta de los países más ricos de la UE.

A. Tendencia en la distribución de la renta

Durante la última década se ha dado un cambio estructural en el modelo distributivo en España. Después de varias décadas de reducción continúa de la desigualdad en la distribución de la renta entre los hogares españoles, este proceso se frena desde el primer tercio de los años 90. La sociedad española ha pasado de un modelo prolongado de reducción de las desigualdades económicas, a otro caracterizado por la estabilidad en las tendencias de la distribución de la renta. Este cambio no significa que la desigualdad haya aumentado en el tiempo si no que ha dejado de reducirse.

Frente a la idea que la mejor forma de favorecer el bienestar es conseguir altas tasas de crecimiento económico y elevados niveles de creación de empleo, la experiencia española parece decir lo contrario. La ausencia de mejoras distributivas en la época de gran dinamismo económico y la intensa creación de empleo supone un elemento de ruptura con el patrón distributivo previo.

Como cambió de tendencia respecto al modelo distributivo anterior, destaca que, en varios países de EU se aprecia una tendencia favorable en las rentas como en la desigualdad, en España la tendencia es de sensible alejamiento, con un comportamiento menos favorable de la desigualdad.

La falta de traducción de las mejoras de las renta media en reducción de la desigualdad resulta por diferentes factores desde la generación de las rentas primarias de los hogares como en los límites de la intervención pública con objetivos redistributivos. Esta falta de mejoras en la relación entre el empleo y distribución se explica por el tipo de empleo. Por ejemplo la pobreza entre los trabajadores asalariados es la mayor de las últimas décadas, debido a la falta de los ingresos para hacer frente a las cargas familiares, esto pone en cuestión la imagen del empleo como garantía de mejora de bienestar.

El resultado ha sido el mantenimiento de diferenciales importantes respecto al entorno europeo, resultando las ganancias medias en paridades de poder adquisitivo.

Por lo tanto en el crecimiento generalizado de empleo no se había traducido en una mayor ganancia de las remuneraciones más bajas. En el periodo de mayor crecimiento del empleo la desigualdad salarial apenas cambio.

El rasgo más diferencial, respecto al modelo distributivo previo es el diferente efecto que sobré la reducción de las desigualdades económicas ha pasado a tener los principales instrumentos redistributivos. Desde los años 90, las continuas rebajas de los tipos impositivos han supuesto una menor capacidad redistribuiría por la pérdida de recaudación. Después de varios años de acercamiento de las cifras relativas del gasto social a los niveles medios de la UE, la brecha volvió a ampliarse a partir del primer tercio de los años noventa. Los recursos empleados de la intervención pública resultan impropios para nuestro nivel de desarrollo económico.

El efecto redistributivo de las prestaciones sociales, que en décadas anteriores fue el principal determinante de la corrección de la desigualdad, haya visto reducido su magnitud. El incremento de las prestaciones ha sido menor respecto a las etapas anteriores, y intensidad protectora ofrecida es hoy inferior a la de hace dos décadas.

En difinitiva, mientras que en las décadas de los años 70 y 80 las políticas redistribuitivas tuvieron un papel determinante en los resultados finales de la redistribución de la renta en España, desde los comienzos de los años 90 con el nuevo modelo se había caracterizado por una relativa estabilidad en la desigualdad de las rentas de mercado sin mejoras visibles en la capacidad redistribuitiva de las prestaciones monetarias. Este doblé proceso explica el freno en la reducción de la desigualdad, después de varios años de contención de esta, en el etapa de crecimiento económico y del empleo.

El dato más destacado es que en España el grado de concentración de la riqueza es superior al la renta. 1%

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