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Análisis biográfico Helia Bravo Hollis


Enviado por   •  17 de Abril de 2022  •  Biografías  •  1.877 Palabras (8 Páginas)  •  108 Visitas

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Helia Bravo Hollis

En el presente trabajo se realizará un análisis a partir del libro autobiográfico de Helia Bravo Hollis “Memorias de una vida y una profesión”, donde se abordarán las relaciones familiares y la vida cotidiana de la época.

Helia nació en 1901 en la Villa de Mixcoac, una pequeña población situada en lo que hoy se conoce como la delegación Álvaro Obregón, en el seno de una familia integrada por un matrimonio concretado en 1901 y conformado por Samuel Bravo y Carlota Hollis de Bravo, matrimonio que se consolidó con cinco hijos incluyendo a Helia, formando una familia nuclear que se da de forma natural a partir de los criterios de consanguinidad y sentimientos que se generaran en las relaciones social[1]

La Villa de Mixcoac en ese entonces era un lomerío con pinos y encinos en el poniente; desde donde se veían los volcanes Iztaccíhuatl y Popocatépetl; y al sureste se observaban el Ajusco y el Xitle. La familia se ordena de acuerdo con un código de símbolos particular, como lo es el amor[2], así el disfrute de estos paisajes fue alentado por sus padres pues ellos amaban la naturaleza. Por ejemplo su papá los llevaba a jugar al río Mixcoac que venía desde las lomas de Becerra y a los lados había florida vegetación herbácea; y por las noches su mamá los llevaba a observar el cielo lleno de estrellas y donde les indicaba dónde estaban Venus y la constelación de Orión.

El lugar donde habitó sus primeros años de vida contaba con dormitorios decorados con papel tapiz floreado; un cuarto de baño sin amueblar, el cual contenía una bandeja de zinc que servía como tina; otros de los muebles que se encontraban en la casa era un vestidor con tres espejos; un escritorio de bola donde su padre guardaba documentos y por último un piano el cual tocaba su madre; otra actividad que acostumbraba su madre junto con sus tías era leer novelas en el comedor de la casa mientras esperaba que su padre llagar del trabajo, pues la familia es un producto del sistema social y se reflejará en su estadio de cultura[3]

El padre de Helia Bravo, quien era maderista, apoyaba la iniciativa de don Francisco I. Madero quien tenía la idea de ayudar a la gente del campo a salir de la esclavitud económica a la que se veían sometidos por los hacendados. Por esta razón su padre había transformado la sala de su casa en un salón de clases con bancas y pizarrones donde por las tardes invitaba a trabajadores como albañiles, mecánicos, carpinteros, etc., para enseñarles a leer y hablarles sobre las ideas de Madero pues como lo explica Loreto: “…con la práctica de la moralización de la lectura se desenvolvería una forma cultural propia del medio rural, que involucra a los analfabetos en el mundo de lo escrito, a la vez que desarrollaba formas de sociabilidad familiar”. [4]

Después de que estallara la Revolución mexicana en noviembre de 1910, contra el gobierno de Porfirio Díaz y obteniendo una victoria donde Francisco I. Madero fue electo presidente para después ser traicionado por Victoriano Huerta; su padre participó en una conjura para eliminar a Huerta donde murió fusilado en el Cerro del Tepeyac, cuando asesinaron a Madero en 1913. Ella era todavía una niña, y no se enteró sino tiempo después. Esta práctica colectiva del proceso histórico-social que fue la Revolución Mexicana caracterizo un arreglo en la familia de Helia cambiando la dinámica familiar.[5] A pesar de los estragos que trajo este momento histórico, termina sus estudios básicos.

Su tía María, hermana de su padre, que había estudiado en el Hospital General enfermería, donde se graduó, trabajó hasta llegar a ser jefa de enfermeras, deseaba que Helia fuera médica; pues desde cualquier punto de vista que se contemplaran los problemas, la solución radicaba en una buena educación, y ésta tenía algo que ver con las costumbres familiares y cotidianas[6], así que habló con su madre quien aceptó; debido a que la gestión educadora de la familia tiene influencia decisiva en la formación de los jóvenes. También es fácil apreciar cómo los gobiernos han asumido la responsabilidad de la instrucción popular (Gonzalbo, 2003, 43). [7]

Era ello era necesario cursar el bachillerato y en 1918 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria de San Ildefonso que fue incorporada a la Universidad Nacional en 1910 por iniciativa de Justo Sierra. Se encontraba en el edificio San Ildefonso en el centro de la ciudad.

En el año de 1918 compartió la escuela con alumnos como Octavio Paz, Carlos Pellicer, Salvador Novo. Efraín Huerta, Alejandro Arias, quienes después figurarían en las artes o en la política. De igual manera en ese tiempo en los corredores de la escuela y el anfiteatro eran decorados por José Clemente Orozco y Diego Rivera, también la joven Frida Kahlo era vista por los pasillos

En el segundo año conoció al maestro Isaac Ochoterena, un profesor muy estricto, quien la condujo por los caminos de la biología. El profesor Isaac Ochoterena era un gran biólogo y botánico, con sus alumnos fundó el Departamento de Biología donde le propuso a Helia que investigara a los protozoarios.

Su trabajo fue presentado en la Sociedad Antonio Alzate, un centro muy renombrado de investigación científica, donde se aplaudió su trabajo, sin embargo, también recibió comentarios provenientes de una sociedad machista donde menospreciaron su esfuerzo por el hecho de ser mujer con comentarios como ‘ya empiezan a meterse las mujeres en la ciencia’. Pero esto no impidió que ella siguiera con sus estudios en el campo de la biología y dedicación por la investigación científica.

En 1927 Helia se convierte en la primera bióloga graduada en México y dos años más tarde en 1929, cuando la UNAM se convierte en autónoma, los institutos científicos del gobierno pasan a la UNAM, entre ellos, la Dirección de Estudios Biológicos, semilla del Instituto de Biología. El maestro Ochoterena fue nombrado director del Instituto y llevó a sus discípulos a trabajar con él. Donde la nombró encargada del Herbario Nacional en 1930 y le pidió que estudiara las cactáceas de México. Fue entonces cuando empezó a recorrer el país para recolectar material y tomar fotos, fue entonces cuando comenzó a clasificarlas e identificarlas encontrando más de 700 especies de cactáceas. Al siguiente año se graduó como Maestra en Ciencias Biológicas en la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM con la tesis “Contribución al conocimiento de las cactáceas de Tehuacán”. Fue en 1937 cuando terminó la primera edición del libro “Las Cactáceas de México”, libro que años después amplio con investigaciones, el cual fue publicado en el año de 1960.

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