Jeffrey Dahmer: "El Carnicero de Milwaukee"
soan3 de Octubre de 2013
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Jeffrey Dahmer: "El Carnicero de Milwaukee"
“Mis víctimas eran ligues de una noche.
Siempre me dejaban claro que tenían que volver al trabajo.
Y yo no quería que se fueran”.
Jeffrey Dahmer
Jeffrey Lionel Dahmer nació el 21 de mayo de 1960 en Milwaukee, en el estado estadounidense de Wisconsin.
"El Carnicero de Milwaukee" cuando era bebé
A diferencia de la generalidad de los asesinos seriales, tuvo una infancia feliz cobijado por sus padres, Lionel Dahmer y Joyce Flint.
Tras reiteradas mudanzas, en 1967 la familia compró una casa en Bath, Ohio, donde Jeffrey pasó el resto de su infancia y adolescencia.
Años después, Jeffrey Dahmer contaría cómo, cuando iba de pesca con su padre, le gustaba abrir en canal a los peces y ver cómo morían.
A los diez años empezó a torturar a todo tipo de animales que cazaba en el bosque cercano a su casa. Una vez muertos, coleccionaba sus huesos. Tenía en formol varios tipos de insectos.
El niño Dahmer durante Halloween
Dahmer comenzó a ser cada vez más introvertido, aunque realizaba algunas actividades en la secundaria, como trabajar en el periódico y jugar al tenis.
Era considerado por sus compañeros como alguien "raro", extravagante y que tenía problemas con el alcohol y la marihuana.
Cuando tenía diecisiete años, sus padres se divorciaron. Su padre volvió a casarse meses después.
En junio de 1978, cuando tenía veinte años, encontró a Steven Hicks haciendo autoestop, y lo llevó a su casa. Dahmer era homosexual y tenía la fantasía de recoger a un autoestopista y acostarse con él.
Una vez en su casa, se dio cuenta de que Hicks no era homosexual y cuando éste quiso irse, Dahmer no pudo soportarlo y lo golpeó en la cabeza para luego estrangularlo con una pesa.
Luego lo desmembró y lo puso en bolsas de plástico, y las metió en su coche con intención de tirarlas por un barranco.
Dahmer en una obra de teatro estudiantil
A medio camino, la policía lo detuvo por conducir demasiado a la izquierda. Le preguntaron por las bolsas que llevaba en el asiento trasero y Dahmer contestó que era basura. Le creyeron y como pasó el test del alcoholímetro, le pusieron una multa por conducir fuera de su carril y lo dejaron ir.
Volvió a su casa con los restos del cadáver y los escondió en una tubería de su casa, donde permanecieron por varios años.
Su padre y su madrastra lo convencieron para ir a la universidad, y en el otoño de 1978 ingresó en la Ohio State University. Pero sus problemas de alcohol hicieron que la abandonara en el siguiente semestre.
Jeffrey Dahmer graduándose del bachillerato, acompañado de su padre Lionel
En 1979, su padre lo convenció para entrar al ejército y fue enviado a Alemania, en donde permaneció unos años hasta ser dado de baja a causa de su alcoholismo.
Dahmer en Alemania, fingiendo estar muerto
Luego de vivir un tiempo en Florida, volvió a su casa en Ohio. Aprovechó para desenterrar los restos de su primera víctima, destruyó los huesos y los esparció en la maleza.
Tras su primer asesinato se sintió culpable y asustado. Intentó reprimir sus deseos sexuales y homicidas acudiendo a la iglesia, dejando el alcohol y manteniéndose en estado de celibato. Vivió así un tiempo, lo que explica que pasaran casi diez años hasta su siguiente crimen.
Con el tiempo pensó que podía intentar satisfacer algunos de sus deseos sin hacerle daño a nadie, volvió a beber y empezó a frecuentar lugares de ambiente gay.
Dahmer se fue a vivir a casa de su abuela; allí tenía un maniquí que guardaba en su closet. Tenía relaciones sexuales con el maniquí y fantaseaba con que era un cadáver.
La casa de la abuela de Jeffrey Dahmer
En 1986 fue detenido por exhibicionismo público; poco antes había querido desenterrar a un joven muerto recientemente, para disfrutar de su cuerpo, pero el suelo helado a causa de las nevadas se lo impidió.
En septiembre de 1987, conoció a Steven Toumi en un bar gay. Bebieron mucho y fueron a una habitación de hotel. Dahmer no recordaría cómo lo asesinó, sólo que cuando despertó a la mañana siguiente descubrió que el chico estaba muerto.
Para deshacerse del cadáver, compró una maleta, en la que lo metió y llevó al sótano de la casa de su abuela. Allí tuvo sexo con el cadáver, después lo desmembró y lo tiró a la basura. Se quedó con la cabeza, a la cual hirvió y blanqueo, para después exponerla como trofeo en su habitación. A quienes preguntaban, les decía que había comprado el cráneo a un estudiante de Medicina.
Algunos meses después conoció a su próxima víctima, Jamie Doxtator. Doxtator era un joven de catorce años que rondaba las puertas de los bares para homosexuales en busca de alguien con quien acostarse. De esta misma forma, Dahmer también conoció a Richard Guerrero en marzo de 1988.
El bar gay donde Dahmer conocía a sus víctimas
El 25 de septiembre de 1988 se mudó a un departamento en Milwaukee, donde su carrera criminal comenzaría realmente en serio.
Al otro día de instalarse en su nueva casa, le ofreció cincuenta dólares a un chico laosiano de trece años para posar para unas fotografías, pero lo drogó y abusó de él.
Los padres realizaron la denuncia y el 30 de enero de 1989 fue encontrado culpable, pero sólo permaneció en la cárcel diez meses antes de ser liberado.
Cuando Dahmer, en condición de régimen semiabierto, solicitó la libertad bajo palabra, incluso su padre, uno de sus más acérrimos defensores, escribió al juzgado oponiéndose a su excarcelación antes de que finalizara el programa de tratamiento, pero aun así fue puesto en libertad.
Ilustración de Rocko
Mientras era procesado por abuso de menores, Dahmer conoció a Anthony Sears en un bar. Le ofreció dinero para sacarle unas fotografías y lo llevó a la casa de su abuela donde lo estranguló, tuvo sexo con su cadáver y lo desmembró. Él quería que sus amantes se quedaran en la casa con él y ante la negativa de éstos, los mataba.
Luego de cumplir su condena por abuso y de mudarse a su departamento en Milwaukee, Dahmer asesinó a doce personas más, hasta julio de 1991. Su táctica era siempre similar: los invitaba a ver pornografía o a sacarse unas fotos, les ponía una droga en la bebida, los estrangulaba, tenía sexo con el cadáver y se masturbaba encima del cuerpo. Después tomaba fotografías de las víctimas y de cada etapa del desmembramiento.
Solía utilizar ácidos para deshacer la carne y los huesos, pero solía conservar la cabeza y los genitales como trofeo. Llegó a comprar un barril que llenaba de ácido y tenía en un rincón de su casa.
Cartel homenaje a Jeffrey Dahmer
Otra de sus características era comer parte de sus víctimas, para alimentar la fantasía de que empezaban a formar parte de él. Practicó la necrofagia casi todo el tiempo y guardaba en su refrigerador varios trozos de carne envuelta en bolsas de plástico.
Mandil con la imagen de Dahmer
El 8 de julio de 1990, una de sus víctimas en potencia se puso a gritar con tal fuerza que Dahmer no tuvo más remedio que dejarla marchar; el incidente fue denunciado a la policía, con la descripción de un agresor llamado Jeff y la dirección de su apartamento, pero no se llevó a cabo ninguna investigación.
Juguete inspirado en “El Carnicero de Milwaukee”
La segunda oportunidad se dio a finales de mayo de 1991, cuando Dahmer secuestró en un centro comercial a otro muchacho laosiano que resultó ser el hermano pequeño del que tres años antes había conseguido escapar de él; se llamaba Konerak Sinthasomphone. En su departamento lo drogó y le realizó unas trepanaciones en el cráneo para inyectarle ácido en el cerebro; ya antes había tratado de crear un zombie con otra de sus víctimas, perforando la cabeza con un taladro y metiéndole agua hirviendo en el cerebro a través del orificio.
Figura de plastilina
El joven consiguió escapar cuando Dahmer salió a tomarse una cerveza a un bar. Dahmer lo había violado. El chico salió corriendo desnudo a la calle, donde se congregó una multitud que le prestó auxilio hasta la llegada de la policía. El muchacho no podía hablar porque estaba aturdido por el ácido que Dahmer le había inyectado en el cerebro.
El edificio de departamentos donde Jeffrey Dahmer vivía y mataba
Por increíble que parezca, los policías y los bomberos que acudieron a la llamada de urgencia se dejaron convencer por Dahmer, quien llegó cuando estaban atendiendo al chico: les aseguró que el muchacho era su amante y que estaba muy borracho. Los policías llegaron al extremo de acompañar al laosiano a casa de su agresor. Creyeron la historia del amante al ver las fotografías que Dahmer la había tomado al chico desnudo poco rato antes.
La puerta del apartamento 213
La policía depositó al moribundo joven en una silla. Ni siquiera registraron la casa, ni vieron el santuario macabro que tenía; de hecho, se fueron rápido ante el hedor que desprendía el interior y que Dahmer atribuía a las cañerías del edificio; unos minutos después, el muchacho era estrangulado. Si la policía hubiese revisado el apartamento, habría encontrado un cadáver en una
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