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Agricultura Sustentable


Enviado por   •  8 de Mayo de 2015  •  2.633 Palabras (11 Páginas)  •  343 Visitas

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ORIGEN DE LA AGRICULTURA SUSTENTABLE

Agricultura Sustentable A partir de la década de los ochenta, teniendo en cuenta los múltiples inconvenientes que se venían presentando en los sistemas de producción de altos insumos, se desarrollaron varios enfoques alternativos, los cuales respondían a diversas necesidades según casos específicos. Así se hablaba de “agricultura orgánica”, “agricultura biodinámica”, “agricultura ecológica”. En 1986, Gips propone una definición que agrupa estas alternativas en el término “Agricultura Sustentable”: Una agricultura ecológicamente viable, económicamente rentable, social y humanamente justa. Esta visión holística de la actividad agrícola supone la integración de aspectos ambientales, sociológicos, económicos y culturales, haciendo un reconocimiento al carácter antropológico de la actividad agrícola. Si bien la principal función de la agricultura es la de producir alimentos, de ella se derivan una serie de productos no alimenticios, bienes y 7 servicios que afectan los recursos naturales, los sistemas sociales y culturales (FAO, 1996).

Sobre el origen y los diferentes conceptos del término agricultura sostenible Muy posiblemente las preocupaciones por asuntos de sostenibilidad en la agricultura empezaron a darse con el nacimiento de la actividad misma. Sin embargo, en lo que podríamos llamar la era moderna, estas preocupaciones empezaron a manifestarse y a enfrentarse más intensivamente desde finales del siglo XIX y hasta la fecha, con el nacimiento y desarrollo de diversos métodos que han demostrado que la agricultura puede hacerse de otra forma, a saber: con la naturaleza y no contra ella. Entre los promotores pioneros de estos métodos destacan los propuestos y desarrollados por Sir Albert Howard, Jerome Irving Rodale, Rudolf Steiner, Ehrenfried Pfeiffer, Manard Murray, Edward H. Faulkner, Ruth Stout, F.C. King, Hans Müller y Maria Müller-Bigler, Hans Peter Rusch, Ida y Jean Pain, Claude Aubert, Mokichi Okada, Masanobu Fukuoka, y más recientemente, Bill Mollison, Miguel Altieri, John Jeavons y Wes Jackson, entre otros3. Sin embargo, sus advertencias y propuestas probadas, tanto experimentalmente como en el campo, se continúan ignorando en la mayor parte de los centros de educación donde se tratan aspectos ligados a la producción agropecuaria. No es sino hasta que, aunado a la identificación y cuantificación creciente de problemas de diverso tipo derivados del modelo de desarrollo moderno occidental de otras ramas del quehacer humano, que se empezó a difundir, desde principios de los años ochenta del siglo pasado, una corriente denominada agricultura sostenible, sustentable, perdurable o durable, adjetivos que para efectos de este artículo se considerarán sinónimos, a sabiendas de las discusiones que se han venido dando alrededor de éstos (Anónimo 1999, Cortés 2001, López et al. 2005)4

El término “sostenible” tiene su origen de las palabras internacionalmente conocidas de desarrollo sostenible que se encuentran en el documento intitulado Informe Brundtland o Nuestro Futuro Común (1987), fruto de los trabajos de la Comisión de Medio Ambiente y Desarrollo, creada por la Asamblea de las Naciones Unidas en 1983, el cual recoge las preocupaciones contenidas en la Declaración de Estocolmo (1972) y la Carta Mundial de la Naturaleza (1982). Aquí se define por vez primera el término de desarrollo sostenible de la siguiente manera: “Aquel desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”. A estos documentos le siguieron otros en la misma tónica como la Declaración de Río (1992), la Agenda 21 (1992), la Declaración de Nairobi (1997), la Declaración de Malmö (2000) y la Carta de la Tierra (2000). De acuerdo con Féret y Vorley (2001), en la actualidad hay tantas definiciones de agricultura sostenible como grupos que se han reunido a discutir sobre el tema. De ahí que estos autores consideren que dar con precisión definiciones absolutas de la sustentabilidad en la agricultura es imposible, ya que esto depende de lo que cada uno desea “sostener”. En consecuencia, hay una gran variedad de interpretaciones de la sustentabilidad: “de lo más profundo a lo más superficial”, “de lo social a lo ambiental”, “de la agricultura campesina a la agricultura de precisión”, y “del productivismo a lo multifuncional”. A continuación se exponen algunas de estas definiciones que han dado diversos autores y organizaciones al término de la agricultura sostenible o sustentable: Agricultura sustentable es el manejo y conservación de los recursos naturales y la orientación de cambios tecnológicos e institucionales de manera de asegurar la satisfacción de las necesidades humanas en forma continuada para las generaciones presentes y futuras. Tal desarrollo sustentable conserva el suelo, el agua, y recursos genéticos animales y vegetales; no degrada al medio ambiente; es técnicamente apropiado, económicamente viable y socialmente aceptable (Definición de la FAO 1992 citada en von der Weid 1994).

La sustentabilidad de la agricultura y de los recursos naturales se refiere al uso de recursos biofísicos, económicos y sociales según su capacidad, en un espacio geográfico, para, mediante tecnologías biofísicas, económicas, sociales e institucionales, obtener bienes y servicios directos o indirectos de la agricultura y de los recursos naturales para satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras. El valor presente de bienes y servicios debe representar más que un valor de las externalidades y los insumos incorporados, mejorando o por lo menos manteniendo de forma indefinida, la productividad futura del ambiente físico y social. Además de eso, el valor presente debe estar equitativamente distribuido entre los participantes del proceso (Definición del IICA citada por Ehlers 1994). Una agricultura sustentable es aquella que equilibra equitativamente intereses relacionados con la calidad ambiental, la viabilidad económica, y la justicia social entre todos los sectores de la sociedad. (Allen et al. 1991). La sostenibilidad en la agricultura esencialmente significa el equilibrio armónico entre el desarrollo agrario y los componentes del agro-ecosistema. Este equilibrio se basa en una adecuado uso de los recursos localmente disponibles (como: clima, tierra, agua, vegetación, cultivos locales y animales, habilidades y conocimiento propio de la localidad) para poner adelante una agricultura que sea económicamente factible, ecológicamente protegida, culturalmente adaptada y socialmente justa, sin excluir los insumos externos que se pueden usar como un complemento al uso de recursos locales. (Socorro et al. s.f.). De acuerdo con Chiappe y Piñeiro (s.f.), el concepto de agricultura sustentable es igualmente polémico y ambiguo al dado al término de desarrollo sostenible y ha dado lugar también a diversas interpretaciones, las cuales han generado a su vez propuestas y acciones diversas por parte de los diferentes actores sociales. A grandes rasgos, entre la variedad de definiciones que se han presentado de agricultura sustentable estos autores distinguen dos enfoques principales: 1.- El enfoque predominante se refiere principalmente a los aspectos ecológicos y tecnológicos de la sustentabilidad y hace énfasis en la conservación de los recursos, la calidad ambiental, y en algunos casos, la rentabilidad del establecimiento agropecuario.

2.- La segunda perspectiva, más amplia, incorpora en su discurso elementos sociales, económicos, y políticos que afectan la sustentabilidad de los sistemas agrícolas nacionales e internacionales (Allen et al. 1991). Y al referirse a estos enfoques, los autores precitados hacen los siguientes comentarios. La definición precitada de la FAO, que prioriza la dimensión ecológica en su definición de agricultura sustentable, es representativa del primer enfoque. Por lo tanto, desde esta concepción, la conservación de los recursos naturales y la utilización de técnicas que no dañen el ambiente son elementos esenciales para el logro de una agricultura sustentable. Aunque se alude a las dimensiones social y económica, el uso de los términos es poco preciso. Coincidiendo con Allen y Sachs (1993), resulta importante definir el sujeto social de la sostenibilidad y responder a la pregunta “¿desarrollo económicamente viable y socialmente aceptable para quién?”. Al no precisar los sujetos o los grupos sociales a quienes debe estar orientada la acción, es probable que se sigan manteniendo las estructuras socioeconómicas de desigualdad económica y social características de muchas sociedades, especialmente en América Latina (Kliksberg 2000 y 2005, Guimaraes et al. 2001, Gilbert s.f.). Entre las definiciones de agricultura sostenible que incluyen elementos sociales, económicos, y políticos se encuentra, por ejemplo, la elaborada por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura, IICA (Ehlers 1994). Según esta definición, mantenimiento o aumento de la productividad física y social, y distribución equitativa de los recursos, representan entonces componentes relevantes de la sustentabilidad agrícola. Allen et al. (1991), por su parte, proponen una definición de agricultura sostenible en la que se reconoce la interrelación entre los componentes productivos, ambientales, económicos, y sociales de la agricultura. Para estos es esencial que la sustentabilidad se extienda no sólo a través del tiempo sino en el nivel mundial, y que considere el bienestar no sólo de las generaciones futuras sino de todas las personas y seres vivos de la biosfera. Por otro lado, Allen y Sachs (1993) sostienen que la agricultura sostenible debería incluir no sólo el proceso productivo, sino el conjunto del sistema alimentario y agrícola. Más aún, estas autoras señalan que categorías como clase, género y raza deberían ser tenidos en cuenta en el debate acerca del significado y las consecuencias que conlleva la práctica de la agricultura sostenible. Lo anterior lleva a la necesidad de reconocer que para el análisis del impacto de la agricultura en la sustentabilidad del sector agrícola se debe adoptar un enfoque amplio e integrado, contemplando tanto aspectos ambientales o ecológicos, como políticos, sociales y económicos. Esto en el entendido que, tal como lo plantea Rosset (1998), cualquier paradigma alternativo que ofrezca alguna esperanza de sacar a la agricultura de la crisis debe considerar las fuerzas ecológicas, sociales y económicas. Un enfoque dirigido exclusivamente a aminorar los impactos medioambientales, sin dirigirse a las difíciles condiciones sociales de austeridad que enfrentan los agricultores o las fuerzas económicas que perpetúan la crisis, está condenado al fracaso. O bien, como lo propone Altieri (1995), es obvio que los nuevos agrosistemas sostenibles no pueden ser puestos en práctica sin modificar las determinantes socioeconómicas que rigen lo que se produce, cómo se produce y quién lo produce. Los planteamientos deben afrontar las cuestiones tecnológicas de forma que asuman el papel correspondiente dentro de una agenda que incorpore las cuestiones sociales y económicas en la estrategia de desarrollo. Sólo políticas y acciones derivadas de este tipo de estrategia pueden hacer frente a la crisis agrícola medioambiental y a la pobreza rural en todo el mundo en desarrollo.

ACTUALIDAD DE LA AGRICULTURA SUSTENTABLE

¿Es eficiente y sustentable la producción agrícola de hoy en día? Si uno selecciona el día de hoy como el punto de referencia y luego voltea y compara con lo que sucedía unos años atrás, es obvio que la agricultura de muchos países del mundo (incluyendo los Estados Unidos) ha sido sustentable. Las tendencias que observamos nos dan la esperanza de que la sustentabilidad futura esté a nuestro alcance. Y el mejoramiento en la eficiencia del uso de los nutrientes para las plantas es una importante razón para esto. Considere que: ! La eficiencia del uso de los nutrientes se ha incrementado. Durante los últimos 25 años, la eficiencia del uso del nitrógeno por los agricultores Norte Americanos, esto es, el maíz producido por kilo de N aplicado se ha incrementado en más de un 30 por ciento y continúa subiendo. ! Durante los años 60´s y 70´s, los agricultores Norte Americanos generalmente aplicaban más fósforo (P) y potasio (K) de lo que los cultivos removían del suelo. Los niveles de fertilidad del suelo se incrementaban y llegaban a estar en rangos altos o muy altos para soportar los mayores rendimientos de los cultivos. Sin embargo las reservas de nutrientes reportados en algunos estados están mostrando hoy, que más nutrientes particular- mente P y K, están siendo removidos comparado con lo que se aplica o regresa al suelo. Los agricultores necesitan monitorear los requerimientos de nutrientes de sus cultivos, sobre la base de un sistema de "sitio específico" luego, abastecerlos de manera que puedan sostener los incrementos continuos de rendimiento necesarios para alimentar a la creciente población mundial. ! Existen suelos que han recibido aplicaciones muy altas de nutrientes, especialmente a través de la aplicación de estiércoles y sólidos de origen biológico. Se debe tener cuidado en el desarrollo de planes de manejo de nutrientes para tales sólidos, que llenen los requisitos agronómicos, pero que no excedan los niveles de seguridad desde el punto de vista del medio ambiente. Recomendaciones sobre planes de manejo de nutrientes en sitio específico, están siendo desarrolladas en los Estados Unidos para ayudar a evitar las implicaciones negativas sobre el medio ambiente de ambos, los excesos y las insuficientes aplicaciones de nutrientes para las plantas. Estas recomen- daciones están llevando a una mejor eficiencia en el uso de ambos, fertilizantes sintéticos minerales y desechos orgánicos, tales como estiércoles y lodos de aguas negras, resultando en una mejor utilización de nutrientes por los cultivos. ! Durante los años 30's, los suelos agrícolas de los Estados Unidos estaban siendo erosionados a una tasa de 30 a 40 toneladas por acre (un acre es igual a 0.4 hectáreas). Después de esos años, con las curvas de nivel, terrazas y otras prácticas de conservación de suelos, las tasas de erosión bajaron a menos de 15 toneladas por acre. El progreso ha continuado. La erosión por viento y agua esta actualmente alrededor de 4.5 toneladas por acre por año y decreció en un 35 por ciento de 1987 a 1997. La labranza de conservación, (actualmente usada en más de un tercio de las tierras de cultivo de los Estados Unidos o en alrededor de 50 millones de hectáreas) y otras buenas prácticas de manejo, son los principales factores que han influido para bajar las tasas de erosión. Como resultado de lo anterior y otras mejoras en el manejo de la producción, el promedio de los rendimientos en E.U.A. casi se ha triplicado desde los años 40´s y continúan subiendo. De hecho, si las cosechas que producimos en 1990 se hubieran cultivado utilizando la tecnología de 1940, se requerirían de 270 millones de hectáreas más de tierras de cultivo de productividad similar para lograrlo. Debe hacerse notar que la agricultura no ha resuelto todos los retos asociados con la sustentabilidad de largo plazo. Los ejemplos anteriores muestran qué tan lejos ha llegado la agricultura de los E.U.A. Sin embargo, en E.U. y también en el resto del mundo, queda mucho por hacer para asegurar la sustentabilidad futura. A medida que los agricultores continúan alcanzando más y más altos rendimientos por unidad de superficie de tierras de cultivo, es inherente a ellos el dejar la tierra más fértil y productiva que como la encontraron para que así las nuevas generaciones puedan ser alimentadas. Para lograrlo, se requerirá de la adopción y uso de tecnologías de producción basadas en lo más moderno de la investigación científica. Para poder mantenerse dinámica… respondiendo a una creciente demanda global de sus productos… la agricultura debe ser agresiva al moverse hacia adelante, con tecnologías emergentes como la principal fuerza motora. La agricultura debe afrontar muchos retos para mantenerse sustentable. La agricultura sustentable requiere del esfuerzo de todos los agricultores del mundo. Las empresas de “gran escala” y los pequeños agricultores tienen un papel que realizar en este cada vez más intenso negocio de producir cosechas. Para sostener a ambos, grandes y pequeños agricultores, la gente debe de continuar proveyendo la infraestructura para mover los insumos y productos, los recursos educativos para la generación y transferencia del conocimiento y los marcos de reglamentación para asegurar un clima estable de negocios. Esto último, debe incluir el desarrollo de mecanismos que aseguren a los consumidores una comida segura, sana y de alta calidad. Finalmente, el éxito de la implementación de nuevas prácticas de producción de cultivos involucrará la adaptación a suelos locales y prácticas específicas de manejo para cada región, cada rancho y aún para cada parcela…e incluye la innovación de esos agricultores con el gran compromiso de administrar la tierra. La agricultura deberá enfrentar en el futuro. A continuación se presentan algunos retos que la agricultura deberá enfrentar en el futuro

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