Ciencias Del Espiritu
leidyhego18 de Mayo de 2012
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Revista Philosophica
Vol. 30 [Semestre II / 2006] Valparaíso
(65 - 76)
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CIENCIAS DE LA NATURALEZA Y CIENCIAS DEL
ESPÍRITU EN LA PERSPECTIVA DE DILTHEY1*
Natural and spiritual sciences from Dilthey's point of view
YASMÍN DEL PILAR DÍAZ SALDES
Profesora Asociada, Universidad de Playa Ancha de
Ciencias de la Educación (ydiaz@upla.cl)
Resumen
En el presente trabajo se exponen los fundamentos de las "ciencias del espíritu", tal
como Wilhelm Dilthey las concibe, es decir, en contraste con las ciencias de la naturaleza.
A este respecto se realiza primero un somero análisis de la concepción moderna
de ciencia, sus alcances y limitaciones para, a continuación, en razón de lo anterior,
mostrar el espacio inabordable por éstas y que sería el lugar propio de una ciencia
que quiera dar cuenta del fenómeno humano.
Palabras clave: Dilthey, ciencias del espíritu, ciencias de la naturaleza, comprender,
explicar.
Abstract
This work presents the basis of the "spiritual sciences "Just as Wilhelm Dilthey conceives
them, that is, in contrast to natural sciences. First there is a brief analysis of the modern
conception ofscience, its scopes and limitations, and then, basedon the foregoing, it is
shown that there's a space that these sciences cannot approach and which is the place
for a science that can account for the human phenomena.
Keywords: Dilthey, spiritual sciences, natural sciences, understand, explain.
* Recibido en enero de 2007.
1 Este trabajo forma parte del proyecto FONDECYT 1050328.
66 YASMÍN DEL PILAR DÍAZ SALDES / CIENCIAS DE LA NATURALEZA..
La ciencia puede ser entendida, en términos generales, como la acción
humana cuyo objetivo es la elaboración de un sistema del saber, es decir,
se trata de una estructura de proposiciones cuya misma formalidad constituye
su fundamentación. En otro sentido, se trata de un conocimiento
racional que se esfuerza por construir una fundamentación del mundo de la
naturaleza, con el objeto de explicar y predecir su actividad, puesto que la
interrelación entre los elementos formales trasciende su mera formalidad
en virtud de lo que se podría denominar "principio de realidad", principio
por el cual el fenómeno es configurado en una estructura de sentido. En
términos de Dilthey, la ciencia es el "conjunto de proposiciones cuyos
elementos son conceptos; es decir, perfectamente determinados, constantes
en todo el complejo de pensamiento y universalmente válidos, cuyas
relaciones están fundadas, en el cual, por último, las partes están unidas en
una totalidad, con el fin de su comunicación, porque una parte constitutiva
de la realidad es pensada en su integridad mediante esta combinación de
proposiciones."2
Este carácter sistemático, por otra parte, significa, sin duda, que el discurso
científico se estructura a partir de principios; pero se debe tener presente
a este respecto que sistema significa también método; es decir, todo
sistema exige un procedimiento normado que permita, por una parte, recorrer
el sistema internamente y, por otra, referir los elementos del sistema a
algo más allá de éste, es decir, debe haber un procedimiento de validación.
Ahora bien, esta referencia metódica puede tener dos direcciones; sea que
los principios del sistema o parte de éstos sean inducidos metódicamente
a partir de datos empíricos, sea que lo deducido a partir de esos principios
permita dar cuenta de hechos de experiencia, no obstante que sus principios
no se correspondan directa y explícitamente con datos empíricos.
Se trata, pues, de un método racional, lo cual significa que tiene una forma
regulada de acercarse al objeto de estudio, más aún, en algún sentido el
método define el carácter del objeto, por cuanto el objeto es tal en la medida
que es aprehensible por el método. Por lo tanto, esta mirada, así determinada,
es tributaria de lo que se entienda por ciencia. Y esto porque la noción
de ciencia, y la correspondiente actividad a la que da lugar esta noción, no
es inocente, sino que constituye una suerte de a priori trascendental que, al
modo casi de una categoría, configura la forma de explicar lo real.
Se puede decir que con la modernidad se establece la ciencia como un
saber determinado y riguroso, teniendo como modelos a las matemáticas
y la geometría, tanto en lo que se refiere a su estructura formal, cuanto a
la manera de entender su objeto. Pero, por esto mismo, la ciencia tiende a
2 DILTHEY, Wilhelm. Introducción a las ciencias del espíritu, México: Fondo de
Cultura Económica, 1994. p. 12.
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una emancipación de toda concepción metafísica que tenga pretensiones
de convertirse en su fundamento. En este contexto, se puede decir que la
ciencia adquiere una forma de autonomía que paga el precio de un desfondamiento.
A este respecto, Descartes constituye, en cierta medida, una
reacción frente a este "riesgo" e intenta establecer un fundamento último,
definitivo y total para la ciencia. Así, Descartes, luego de afirmar que va a
deshacerse de todas las opiniones que hasta ahora ha sostenido, sean éstas
falsas o meramente dudosas, se propone "establecer algo firme y constante
en las ciencias"3, mediante un procedimiento puramente racional que, no
obstante, permita subsumir en su estructura la índole objetiva, extensa, de
lo que trasciende al mero cogito. Se trata, pues, de una estructura sintética,
es decir, la pretensión cartesiana de deducir y construir un sistema de conocimiento
a partir de principios autoevidentes e indudables sigue, de alguna
manera, el modelo clásico de fundamentación, en la medida que remite la
posibilidad de una fundamentación radical a principios de suyo evidentes.
Sin embargo, con Galileo y Newton, la racionalidad científica adquiere
un carácter diferente, se convierte en una racionalidad empírico-analítica.
Así, Galileo comienza por eliminar como objetos propios de un conocimiento
científico todas las determinaciones cualitativas. De este modo,
todos los sensibles propios, según los llamó la tradición, son comprendidos
como pertenecientes propiamente al sujeto sensible, careciendo de toda
realidad extrasubjetiva. En efecto, Galileo en El Ensayador sostiene lo
siguiente: "Por lo que pienso que estos sabores, olores, colores, etc., del
lado del objeto en el cual parecen residir no son más que puros nombres,
pero que tienen su residencia solamente en el cuerpo sensitivo, de modo que
al quitarse el animal se quitan y aniquilan todas estas cualidades; aunque
nosotros, empero, así como les hemos impuesto nombres particulares y
diferentes de los otros accidentes primarios y reales, quisiéramos creer que
también éstos son real y verdaderamente diversos de aquellos"4 . Con este
giro, Galileo no sólo afirma que los objetos científicos propiamente tales
deben ser necesariamente cuantitativos (figura, tamaño, espacio, tiempo,
etc.5), sino que además sostiene que los objetos no cuantificables carecen
de una realidad objetiva. Establecido este paradigma, las ciencias intentarán
cuantificar las cualidades - lo cual significa "descualificarlas"- para incorporarlas
como objetos científicos, como ocurre, por ejemplo, con el color,
que es comprendido más tarde como una determinada longitud de onda.
3 DESCARTES, René, Meditaciones metafísicas, Madrid: Ed. Alfaguara, 1977, p. 17.
"...établier un jour dans le science quelque chose de ferme et de durable"; Méditations
métaphysiques, París: Librairie Générale Française, 1990, p. 29.
4 GALILEO, Galilei, El Ensayador, N° 48, en Torretti, Roberto, Filosofía de la naturaleza,
Santiago: Ed. Universitaria, 1971, p. 95.
5 Cfr.,Ibid.
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Si fuera posible sustituir hechos definidos determinados, que ocupan un
puesto fijo en el contexto de la consideración mecánica de la naturaleza, por
hechos de conciencia definidos de un modo constante y preciso, y determinar
luego, de acuerdo con el sistema de regularidades en que se encuentran
aquellos hechos definidos determinados, la aparición de los hechos de conciencia,
éstos también estarían incluidos en el contexto del conocimiento
natural, como lo están cualquier sonido o color6.
Así, pues, si bien la experiencia está en el origen de todo conocimiento,
sin embargo, para constituirse en "conocimiento científico", aquélla debe
atenerse a parámetros cuantitativos. Esto permite una formalización del
saber, es decir, permite establecer relaciones que pueden ser expuestas
mediante una estructura propiamente formal, lo cual no es posible si se
trata de meras cualidades, por cuanto, al ser subjetivas, según la tesis de
Galileo, carecen de todo valor universal
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