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Cocina


Enviado por   •  31 de Octubre de 2012  •  Informes  •  616 Palabras (3 Páginas)  •  355 Visitas

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¿Sibarita = Dandy? Comencemos por preguntarnos por las diferencias entre un sibarita y, por ejemplo, un dandy. Existe un texto antiguo, casi inencontrable, que habla "De los dandys porteños", y por sus páginas desfilan nombres de inmaculada prosapia, que habiendo heredado inmensas fortunas, o bien, habiendo accedido al patrimonio por el matrimonio, dedicaron sus días al dolce far niente. O no tan así, porque por ahí anda dando vueltas don Aarón de Anchorena, que fue haciendo pomada prolijamente una tras otra las fortunas familiares que fue heredando, pero el hombre se recorrió la Patagonia en los años inhóspitos –eso sí, con señorío sin igual-; casi se mata atravesando el Río de la Plata en globo, y termina comprando los terrenos que darían lugar a la famosa Estancia San Juan en el Uruguay, hoy residencia de verano de los presidentes del vecino país.

Singularidades del sibarita. Pero, nuestro modelo de sibarita no pasa por eso. Quizás el modelo de sibarita reúna las siguientes características: 1) no debe estar preocupado por su silueta. 2) Debe valorar los conocimientos de gastronomía. 3) Debe interesarse por el devenir de la enología y sentirse como en casa recorriendo los secretos de distintos alcoholes que circulan por el mundo, y por supuesto en la Argentina. 4) Se interesa por la calidad de su comida. 5) Adhiere incondicionalmente al slow food.

Esto le permite estar sentado en el Oviedo de Buenos Aires, o en el Avataras de San Martín de los Andes, y discutir sobre si la textura del salmón es semejante a la del que probó en el Furusato de Tokio. También puede que elija el momento oportuno para recordar la leyenda que atribuye al emperador Shen Nung haber descubierto las virtudes del té alla por el año 2737 antes de Cristo. O bien, enfrentar una pizza en rueda de amigos y recordar que fueron los longobardos los que, en el medioevo, llegaron a la zona de la Campania en Italia en compañía de los búfalos que darían origen a la muzarela. Quizás haya averiguado que el afamado revuelto Gramajo debe su nombre a aquel sibarita de los años 1930 que se llamaba Arturo Gramajo, y no al Coronel, ladero del Gral. Roca, que imaginó Félix Luna ¡Ojo! Todo esto hecho con mucha, pero muuuucha naturalidad, porque se sabe que lo sublime siempre orilla el ridículo.

¿Sibarita = rico? No hay caso, el tema sigue sin ser fácil, y tiene costados contradictorios. Porque, es fácil que cada uno de nosotros tenga ya a esta altura en su cabeza, su propia imagen del sibarita ideal, y muchos deberán reconocer que no todos son gente de fortuna.

Quizás por ahí vaya la cosa, amigo lector, al final de la reflexión, estoy por descubrir que el sibarita es un tipo que eligió vivir bien, pero vivir bien en el sentido filosófico: rico no es el que tiene mucho, sino el que necesita poco. Y por lo tanto, no transige jamás con el fast food, pero si no hay foie

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