DE LA CULTURA DEL HANDICAP A LA CULTURA DE LA DIVERSIDAD
Pablo JuárezResumen4 de Diciembre de 2021
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De la cultura del HANDICAP a la cultura de la Diversidad.
Históricamente, todos los esfuerzos para llevar a cabo transformaciones y cambios sociales, han venido de transformaciones de la visión acerca de la naturaleza de la humanidad y de la sociedad.
Es necesario un modelo educativo que suponga el respeto y la apertura a los otros como legítimos otros coma el respeto a la diferencia y el respeto a los derechos humanos. La educación ha ido cambiando a lo largo de la historia. En una primera etapa se puede hablar de la exclusión De hecho o de derecho de la escuela de todos aquellos grupos no pertenecientes a la población específica, la burguesía y sus intereses en los ámbitos eclesiástico y militar. se habla de marginación. La escuela tiene la tarea de educar a las capas más pudientes, la familia humilde no puede llevar a su hijo a la escuela. Son los pobres coma las mujeres coma los gitanos, las personas excepcionales, no tienen cabida en la escuela.
La consecuencia lógica de esta situación educativa era que socialmente tampoco contaban no tenían derechos viviendo en condiciones infrahumanas. Era una educación para la subsistencia y no para la convivencia
En un segundo momento se produce la incorporación paulatina gracias a los movimientos familiares. Se reconoce el derecho a la educación, pero en situaciones separadas del modelo común. Este periodo es conocido como de segregación. Aparecen las escuelas graduadas, escuelas técnicas. Coincide con los movimientos fascistas, la mujer se incorpora a la escuela de los hombres, a su cultura a su currículum y a sus valores. La desigualdad en el currículum, su masculinización sería una fuerte e importante crítica a este modelo
En un posterior momento se ofrece a toda persona el acceso a la escuela, pero no existe un reconocimiento de cambios y transformaciones, no se garantiza ni el acceso ni su atención bajo la misma igualdad de oportunidades.
Entre las respuestas educativas que ofrece la integración desde la exclusión hasta la inclusión hay grandes diferencias y aunque admito que el proceso inclusivo surge de los programas de integración, no se puede confundir este, porque es precisamente por el incumplimiento de las promesas integradoras por el que tiene lugar la inclusión o mejor dicho la lucha contra la segregación para que se cumplan los derechos fundamentales violados.
Desde el punto de vista del reconocimiento de la identidad de las personas excepcionales tiene una doble visión: una como persona con sus peculiaridades cualitativas de excepcionalidad que la sociedad debe tener en cuenta a la hora del cumplimiento de los derechos fundamentales i, la otra como ciudadano que es la identidad pública que le permite disfrutar de los mismos derechos que cualquier ciudadano en las mismas condiciones de normalidad y no fuera de esa normalidad.
La cultura de la inclusión supone un marco de referencia más completo sobre los derechos de las personas que el interpretado por la integración. En los procesos de integración se partía de la interpretación de los derechos específicos de las personas excepcionales, separado de los derechos del resto de las personas. Estableciendo un marco específico de los derechos de las personas excepcionales a no ser segregadas y que se justificaba desde el principio de normalización, sin embargo, con la inclusión se pasa al marco universal de la declaración de los derechos humanos que corresponde a todas las personas.
La lucha contra la exclusión invita a la conquista de derechos más allá de los tradicionales derechos que les corresponden como personas con hándicaps. Esto se sabían que eran insuficientes para dar una respuesta educativa satisfactoria para todo el alumnado. El concepto de necesidades educativas especiales que enarbola todo el proceso de integración es más un concepto que un derecho, es un eufemismo más coma pero sin cambios profundos en la cultura escolar.
La inclusión piensa las diferencias en términos de igualdad y a su vez las diferencias en términos de normalidad, lo normal es la diferencia. Se asume que cada persona difiere de otra en una gran variedad de formas y que por ello las diferencias individuales deben ser vistas como una de las múltiples características de la persona. La diversidad es lo más genuino del ser humano. La teoría de la discapacidad sitúa su análisis en el ámbito de la preocupación por los derechos humanos, la justicia social y la equidad.
La escuela no es sólo el contexto donde se produce la integración sino que es el propio texto de la misma. Por eso el papel de la escuela pública en este proceso no se reduce a entender las necesidades educativas de los niños o de la de formar nuevas figuras profesionales para los mismos sino que la inclusión supone trabajar en una nueva dirección basada en la necesidad de favorecer el desarrollo profesional del profesorado para incrementar la competencia de mejora la respuesta escolar en la diversidad. Se hace necesario incluir a todos los niños y niñas y responder a las nuevas demandas que genera esta situación de diversidad. Procesos formativos basados en cooperación, indagación y la reflexión serán nuevas estrategias básicas para el desarrollo profesional docente. La alternativa al cejo reduccionista de este proceso supone revisar el compromiso y el alcance del proceso integrador, tratando de construir una escuela que responda no sólo a las necesidades especiales de un cierto alumnado sino a las de todos sin discriminación de ningún tipo. Es necesario un proceso de reestructuración global de la escuela para responder cooperativamente a la diversidad del alumnado.
Por todo ello desde un punto de vista pedagógico este cambio de Cultura de hándicap a la cultura de la diversidad, no puede considerarse sólo como un cambio meramente estructural, sino que exige un cambio de paradigma en el sentido de que lo que ya está en juegos es un cambio profundo del paradigma deficitario, de influencia médica y psicológica que considera a las personas excepcionales como enfermos, retrasados y deficientes.
Desde este paradigma el origen del déficit se debe más a la opresión que ejerce la sociedad sobre las personas excepcionales que las limitaciones de las propias personas haciendo que estas vivan su hándicap como tragedia personal. La responsabilidad que tenemos hacia los otros no sólo en el sentido formal de la responsabilidad sino en el sentido más amplio por el que los individuos adquieren ciertas responsabilidades hacia el bienestar y la calidad de vida de otros y comparten obligaciones para tratarlos con dignidad y respeto. Es decir que la responsabilidad social y la ética deben dar lugar a la estética del show como una especie de canon internacional con el que los seres humanos nos regiría Mos no para hacer las cosas de acuerdo a unas normas personales sino un código social. El discurso educativo que subyace a la cultura de la diversidad supone una re conceptualización del valor de la diversidad hacia los principios de igualdad y libertad para establecer un compromiso permanente con las culturas minoritarias y las personas excepcionales en función de la justicia la tolerancia y la solidaridad.
La escuela necesita un nuevo proyecto educativo que podríamos denominar aprender a convivir juntos, este solo se construirá sobre la base de la comprensión de que todas las personas que acuden a la escuela son diferentes punto aceptar este principio sí es iniciar la construcción de un nuevo discurso educativo al considerar la diferencia en el ser humano como un valor y no como un defecto.
PRINCIPIOS:
El respeto, la tolerancia y la libertad del pensamiento como principio que nos permita construir la cultura de la diversidad frente a la cultura del hándicap.
La diversidad como reconocimiento de la identidad de cada ser humano como algo valioso y genuinamente humano.
CAPITULO VII: la necesaria re profesionalización del profesorado para la comprensión de la diversidad.
La enseñanza está unida a sus enseñanzas y estos no pueden desprenderse en su vida cotidiana de aquella. La enseñanza tiene biografía. El profesorado es una persona i, como tal, tiene ideología, sentimientos y creencias, prejuicios y emociones. En la enseñanza no hay nada de mística espiritual hay sencillamente que saber relacionar lo que si va a enseñar con algo de la vida cotidiana, teniendo en cuenta tanto las condiciones del que enseña como las del que aprende, de su contexto, de sus vidas de sus emociones
El profesorado comprometido con la diversidad tendrá que poner de manifiesto que precisamente es con la presencia de las personas excepcionales en el aula cómo se hacen mejores profesionales buscando pedagogías diferentes para esos contextos divergentes.+
Si los profesionales han de educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y críticos, deberían convertirse ellos mismos en intelectuales trans formativos. La escuela pública precisa de unos profesionales que hayan aprendido en su formación inicial todo esto además de haber aprendido metodologías para crear ambientes educativos en sus aulas para enseñar aprender a otros, aprendiendo ellos a la vez. Necesitamos de unos profesionales cualificados que sepan diagnosticar la situación en el aula, el ritmo y los modos de aprendizaje de cada alumno de acuerdo a sus particularidades, las características del proceso enseñanza y aprendizaje.
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