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¿De qué hablamos cuando hablamos de poder?


Enviado por   •  25 de Septiembre de 2015  •  Ensayos  •  1.382 Palabras (6 Páginas)  •  117 Visitas

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¿De qué hablamos cuando hablamos de poder?

Por: Juan Carlos Toriz Sánchez.

Etimológicamente poder tiene sus raíces en  el latín posere  que refiere a la autoridad, en  esa línea podemos argumentar que  poder significa “ser posible o capaz”[1].  Entonces remitiéndonos a lo social, el poder es aquello que por medio de un consenso  otorga la capacidad a una persona de tomar ejercer su voluntad hacia una acción determinada.

Definir la palabra poder es hablar de un fenómeno, pero también de un constructo social, es decir, de algo que no puede encontrarse de forma aislada o  de maneras unitarias, sino que siempre es en grupo.  

En  una parte de “Los diálogos” de Platón,  Sócrates y Calicles tienen una conversación:

 –Calicles: “Y está claro que esto está así dispuesto por doquier, tanto entre el resto de los animales como entre todas las ciudades y razas humanas; esto es la manera en que se tiene establecido lo justo: que el más poderoso mande sobre el más débil y acapare más”.  

–Sócrates responde que “¿Y entonces no es la multitud por naturaleza más poderosa que uno? Ésta establece las leyes contra ese uno, tal como tú decías ahora mismo”. [2] 

Con esto se justifica que una relación de poder siempre surge en medio de una correlación social, es decir, en una comunidad, en dónde por medio de  un lenguaje  se establece un orden.  Esto a consecuencia  de  la debilidad del hombre  que no puede  satisfacer sus necesidades sin estar unido a una colectividad.

Ya Aristóteles en una de sus obras[3] había dicho que el hombre es un “animal político” (zoon politikón), aunque esto ya había aparecido en  el dialogo de Sócrates con Calicles. De esta forma Aristóteles, también, diferenció a los hombres de las bestias y los dioses, al refutar que: aquellos incapaces de vivir en sociedad o que no la necesitan por su naturaleza, es debido a que son bestias o dioses.  

Entonces podemos decir que el poder es, precisamente, aquello que permite que una sociedad se mantenga en orden  y que  los hombres no nos entreguemos a lo que Hobbes llamaba “El estado naturaleza”[4], o en términos freudianos “al principio del placer”[5].  La competencia, la desconfianza y la gloria serían las tres principales causas de discordia entre los hombres abandonados a su naturaleza. Desde Hobbes, el concepto de poder superior radicaría en la posibilidad que tiene la sociedad civil para superar el estado de guerra de todos contra todos y entrar en algún tipo de organización moderna: el Estado de derecho.

Por lo tanto sociedad, derecho  y poder son  conceptos que están vinculados y que no pueden ser separados: ya que cuando escribimos sobre del derecho en la  sociedad estamos hablando de un orden establecido y en el que  existen acuerdos entre sus miembros, es decir leyes.  

Sin embargo, quien tiene el poder de las leyes lo debe al beneficio de los otros, y para conservarlo es necesario que recurra a servicios que respondan a los intereses de la comunidad.  Aunque, recordando a Maquiavelo en su obra “El príncipe”, podemos decir que no todos los que tienen el poder responden a los intereses del pueblo, ni que tampoco su poder está legitimado por las leyes, algunos responden a los intereses propios o de ajenos a su comunidad, y la manera de obtener el poder muchas veces es por actos criminales, el uso de la fuerza o por la unión con personas poderosas que necesitan un monigote que afronte la responsabilidad y dé una imagen por ellos.

Con esto último, me gustaría introducir que el poder  es su propia transgresión, para infringir las leyes que legitiman el poder,  se debe crear un anti-poder o  contra-poder,[6] según el artículo de Atilo Borón.

El poder al ser parte de una sociedad ordenada y con leyes,  también tiene que tener una categorización  para los diferentes espacios de la sociedad; por eso mismo existen diferentes “tipos poder” que  están establecidos  de forma excepcional y que interactúan entre sí.

De esta forma, Monstequieu  en su obra “El espíritu de las leyes”[7], elabora una física de las sociedades humanas. Opinaba que no hay casualidades o arbitrariedades sin fundamento, sino que las leyes proceden de la naturaleza de las cosas y de las relaciones sociales, que explican y son explicadas por las formas de gobierno y grados de libertad de cada país.  Siguiendo este orden,  Monstequieu, divide el poder en tres “legislativo, ejecutivo y judicial” como una herramienta propia de la democracia.  

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