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EL VEGANISMO ES SINONIMO DE MUERTE

Wrely Tarrillo LujánInforme8 de Mayo de 2022

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UNIVERSIDAD CATÓLICA SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO

FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES

ESCUELA PROFESIONAL DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS

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EL VEGANISMO ES SINONIMO DE MUERTE

Docente:

Díaz Chero, Fernando Pavel

Estudiante

Paredes Martino, Luis Eduardo

Chiclayo, 2019


El veganismo es sinónimo de muerte

Actualmente, en la mayoría de países alrededor del mundo, ha aumentado considerablemente la gente que se adhiere una dieta vegana por motivos de salud, principios morales o respeto hacia los animales. Cabe mencionar que una persona vegana (o también llamada vegetariana estricta) es aquella que no come ni alimentos de origen animal, ni sus derivados como lo son los huevos, los lácteos y la miel. Además, debido a la reciente aparición en los medios de comunicación de la noticia del enjuiciamiento de unos padres, por escoger alimentar a su hijo (de tan solo 18 meses) siguiendo un patrón alimentario vegano, el cual lo condujo a una muerte por desnutrición; ha hecho que este tema sea el foco de un intenso debate entre defensores y detractores, por los posibles riesgos que podría entrañar para la salud del ser humano, sobre todo en la etapa de desarrollo de una persona. Entonces, ¿Llevar a cabo una dieta vegana es riesgoso y perjudicial para la salud? Desde mi punto de vista, la alimentación vegetariana estricta no permite el correcto desarrollo del hombre. A continuación, presentaré los argumentos que sustentarán mi postura.

Una de las principales causas de este problema es la existencia de un déficit en la obtención de la vitamina B12. Según Brignardello et al. (2013) “Un aspecto de la dieta que más les preocupaba a todos los veganos es como lograr un aporte de proteínas, hierro, zinc y vitamina B12” (p. 131). Y desde el punto de vista de Forrellat et al. (1999) “Una de las múltiples causas de deficiencia de cobalamina (Vitamina B12) en los vegetarianos estrictos y lactantes de madres vegetarianas es la insuficiencia dietética” (p. 168), dicha insuficiencia dietética surge por causa de que una persona en pleno desarrollo (4 – 18 años) debe según National Institutes of Health (2016) “consumir aproximadamente 2 microgramos (mg) de vitamina B12 diariamente”, estas medidas son alcanzadas satisfactoriamente por las personas omnívoras, gracias a que estas comen alimentos ricos en cobalamina como lo son las carnes, los pescados, la leche y los huevos, lo cual no pasa en las personas vegetarianas o veganas, a las cuales se les hace difícil o hasta casi imposible la obtención de esta vitamina de manera natural; con respecto a los niños recién nacidos de madres vegetarianas o veganas, estos poseen un mayor riesgo de sufrir anemia o alteraciones neurológicas a causa del déficit en esta vitamina, dado que el feto adquiere cobalamina preferentemente de la reserva de las madres, y estas al no estar correctamente saturadas en la vitamina B12, por ende el feto no va a poder obtener las suficiente cobalamina para su correcto desarrollo. Además, sabiendo que este nutriente está involucrado en diversas funciones biológicas, y que muchas de estas son de vital importancia, puesto que es un aporte esencial para el apropiado crecimiento y desarrollo del hombre; adicionalmente, Sanchis et al. (2016) “Hoy por hoy, no hay alimentos de origen vegetal que garanticen un aporte adecuado de vitamina B12 activa” (p. 300); por lo que la carencia en el organismo del antes mencionado nutriente provoca consecuencias muy severas en el ser humano, que van desde una anemia megaloblástica y enfermedades cardiovasculares (Causadas por el exceso de homocisteína, que a la vez esta es ocasionada por la escasez de vitamina B12 en el cuerpo humano), hasta uno de los efectos más perniciosos, el del daño neuronal.

Otra de las causas cruciales de este problema es la dificultad en la absorción correcta del hierro. Teniendo en cuenta a Zapata A. (2016) “El hierro presente en los alimentos de origen vegetal es hierro no hemínico, que se asimila peor que el hierro hemínico procedente de los alimentos de origen animal” (p. 6). Una persona normal, es decir la que lleva a cabo una dieta omnívora, presenta mayor biodisponibilidad de hierro en los alimentos; además, ingiere hierro de mejor calidad en su organismo, a comparación de aquella que lleva una dieta vegana, puesto a que esta última, solo puede adquirir en su cuerpo el hierro no hemínico (Origen vegetal). El hierro hemínico (Origen animal) se dice que es de mejor calidad, debido a que el hierro no hemínico es absorbido peor por el organismo, dado que su absorción depende de otros componentes de la alimentación. Asimismo, como señalan Rojas et al. (2017) “El principal inhibidor de la absorción del hierro no hemínico es el fitato o ácido fítico, que normalmente se encuentra en las legumbres, frutos secos, cereales integrales sin procesar” (p. 218). Una persona en proceso de crecimiento necesita según National Institutes of Health (2014) “consumir aproximadamente 11 mg de hierro a diario”, y los alimentos de origen vegetal que proporcionan más hierro son la quinua, las legumbres, los frutos secos y los cereales, pero estos tres últimos si se consumen sin su debido procesamiento, no van a otorgar la suficiente cantidad de hierro que una persona debe adquirir diariamente, ya que estos poseen en su composición a los fitatos, los cuales inhiben la absorción del hierro no hemínico en nuestro organismo; por otra parte, si estos son procesados, la mayoría de estos procesamientos al eliminar gran parte de los fitatos, también eliminan otros nutrientes tales como el hierro y zinc. Acerca de la quinua, como dice Zonadiet (S/F) “proporciona un 4.57 mg por cada 100 gramos (g)”, es decir que se necesitaría aproximadamente 250 g de quinua para llegar a satisfacer la necesidad de hierro diario, pero una persona no puede comer tanta cantidad de este alimento, porque se llenaría antes de terminarlo. Una opción sería el obtener el hierro mediante los suplementos, pero de acuerdo con Pérez L. (2017) “Los suplementos de hierro son una de las principales causas de envenenamiento en niños menores de 6 años de edad” (p. 63), por lo que no sería factible que una persona en pleno desarrollo consumiera suplementos de este nutriente.

La tercera causa primordial de este problema es la insuficiencia de las proteínas de origen vegetal, que son de menor calidad. Como afirma Pérez L. (2017) “Las proteínas de origen animal son de mayor calidad por su contenido en aminoácidos esenciales y su mayor digestibilidad" (p. 59). Las proteínas de origen vegetal presentan dos inconvenientes, uno es la menor digestibilidad que posee y el otro, su bajo contenido en aminoácidos esenciales, lo que hace que estas sean de inferior calidad que las de origen animal; debido a esto, las personas que llevan una dieta vegana deben consumir más proteínas, a equiparación de las omnívoras. De igual forma, como plantean López et al. (2006) “Debido a la menor biodisponibilidad de las proteínas de origen vegetal, las recomendaciones dietéticas (…) para los vegetarianos estrictos (…) deben consumir (…) los mayores de seis años, un 15% del total de kilocalorías” (p. 207). Y como dicen Sanchis et al. (2016) “Conseguir una cantidad suficiente de proteínas en una dieta vegana puede ser difícil, sobre todo cuando no hay una buena planificación dietética” (p. 302). Un ser humano en pleno desarrollo debe ingerir en su organismo aproximadamente de 47g de proteínas diariamente; pero un individuo que lleva una dieta vegana, ósea que consume proteínas de menor calidad, para satisfacer sus necesidades diarias, tiene que comer un aproximado de 51g de este nutriente; además, la OMS (2013) considera que “la cantidad de proteínas ingeridas debe de ser igual al 15% del total de kilocalorías (Kcal.) consumidas”. Uno de los alimentos veganos que más aportan proteínas es el germen de trigo, como expresa Medicinainformacion (2019) “aporta 29g (por cada 100g) y 382 kcal”, pero aun así no cumpliría con los entandares de la OMS, por lo tanto, no sería viable consumirlo. Por otro lado, los que llevan una dieta omnívora, se les es más fácil conseguir este nutriente; una de las mejores opciones es alimentarse de carne de venado, de acuerdo con Medicinainformacion (2019) “proporciona 36.08g (por cada 100g) y 190kcal”, entonces calculando el 15% del total de kcal consumidas, este sería de 28.5, por lo tanto, podemos danos cuenta que es factible ingerir este alimento; por añadidura con tan solo 150g de carne de venado prácticamente se solventaría la necesidad diaria de proteínas de una persona.

La cuarta y última causa esencial de este problema es la complejidad en la absorción y biodisponibilidad del calcio. Desde el punto de vista de Zapata A. (2016) “A pesar de que hay alimentos de origen vegetal que contienen calcio, como las legumbres, las almendras, las semillas y la verdura de hoja oscura, la presencia conjunta de fitatos y oxalatos dificultan la absorción intestinal de calcio” (p. 6). Como ya había mencionado antes, los fitatos y oxalatos inhiben algunos nutrientes como lo son el hierro no hemínico y el calcio, este último a causa de esas sustancias que no dejan que se ingiera de manera correcta dicho nutriente, puede llegar a ocasionar serias enfermedades como raquitismo, y presión arterial con daño hepático o renal en las mujeres que tienen más de 20 semanas de embarazo, lo que más comúnmente se le conoce como preeclampsia; asimismo, aumenta el riesgo de sufrir fracturas óseas. De la misma manera, según López et al. (2006) “Los oxalatos, fitatos y fibra de las plantas, disminuyen la disponibilidad de calcio por el organismo” (p. 208). Una persona en proceso de crecimiento, como lo hace notar National Institutes of Health (2016) “debe consumir aproximadamente 1200 mg de calcio diariamente”. Los alimentos que son ricos en calcio son los lácteos y derivados, pero debido a que los veganos no comen esta clase de comidas, se les hace difícil adquirir este nutriente. La soja en grano es uno de los alimentos de origen vegetal que otorga más calcio, como plantea la Sociedad Española de Oncología Médica (S/F) “proporciona 280mg por 100g consumido”, por lo tanto, necesitaríamos ingerir 430g de soja en grano para satisfacer nuestra necesidad diaria de calcio; por otro lado, esto no pasa en los omnívoros, ya que estos, si pueden comer lácteos como el queso parmesano, como afirma la Sociedad Española de Oncología Médica (S/F) “aporta 1350mg por 100g consumido”; en comparación sería más idóneo comer lácteos. Por otra parte, según Pérez L. (2017) “Se empiezan a usar anticonceptivos orales, provocando una disminución de beta-caroteno, ácido fólico, vitamina B6, B12 y minerales como el zinc, el calcio y el magnesio” (p. 61), por lo que, los adolescentes veganos que son sexualmente activos y consumen este tipo de anticonceptivos, se les hace más difícil satisfacer diariamente este nutriente.

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