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ENSAYO SOBRE LA POLITICA DE ARISTOTELES


Enviado por   •  19 de Abril de 2013  •  4.337 Palabras (18 Páginas)  •  940 Visitas

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LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE ARISTÓTELESDavid Torrijos CastrillejoEstamos acostumbrados a asumir una imagen extemporánea del filósofo1 característica de los cínicoscuando en realidad se trata de todo lo contrario. Es verdad que habría que admitir que en la filosofía presocrática pudo darse un cierto apartamiento de la cotidianeidad; pensemos en la hilarante historia de Talescayendo en un pozo, en Heráclito al margen de la vida pública de Éfeso, Anaxágoras condenado al exilio por impiedad, etc. No obstante, desde el principio el nacimiento de la filosofía se ha visto por otra parte asociadoa un compromiso con la política: Solón, el gran legislador de Atenas, es tenido por uno de los siete sabios yse cuenta que Parménides dotó de constitución a la ciudad de Elea. Pero, independientemente de estosllamados presocráticos, cuya paternidad respecto a la figura de Sócrates es muy leve, vamos a fijarnos en la peculiaridad de éste. La política era, en definitiva, su preocupación principal. Si cabe alguna duda sobre lacualidad de su pensamiento, acojámonos tan sólo al reflejo de su identidad que se halla en la Apología. Lasacusaciones principales contra Sócrates eran la de impiedad y la de la corrupción de los jóvenes. Ambosasuntos están directamente vinculados al problema del estado. Sócrates era acusado de ser un mal ciudadano, pero en realidad es él el verdadero ciudadano. Platón se ocupará de presentarnos esa excelencia cívica deSócrates a lo largo de toda su obra.Sócrates ha sido combatiente en la guerra del Peloponeso, donde sobresale por su valor, lo cual lehace digno de una especial estima por parte de sus conciudadanos. Además, es notorio su afecto hacia suciudad natal, de la que no ha salido nunca excepto para cumplir el deber bélico. Tanto es así, que prefiere lamuerte al destierro. Por otra parte se le reconoce un sometimiento ejemplar a las leyes. No en vano las invocacomo interlocutores en su defensa: las leyes son las que le han educado y son ahora las mismas que le guíanen el momento decisivo que supone la inminente muerte.Pero sin ninguna duda lo más característico de la concepción que Sócrates presenta del estado es lanoción deareté. No cabe ninguna duda de que éste era el tema fundamental de sus disquisiciones comofilósofo y su motivo principal de discusión con los sofistas. La gran pregunta de Sócrates es si se puedeenseñar la virtud. Y es que el objetivo del estado para Sócrates es sin duda la virtud. A nosotros puederesultarnos algo extraño esto, porque estamos condicionados por el juicio respecto al estado y la sociedadque hacen tanto la mentalidad marxista como la liberal donde no hay más que un referente, a saber, laeconomía (Aristóteles nos ha enseñado que un estado así se denomina oligarquía y se caracteriza por lacrematística, con todo lo que ello conlleva). En cambio, entre los griegos, el objeto de la vida social era la perfección humana de cada ciudadano. No nos resulta extraño si apreciamos el desarrollo histórico de estaidea. En el mundo homérico se descubre una sociedad aristocrática en la que cada uno compite por laexcelencia. Laaretéen esa sociedad se valora sobre todo como una virtud bélica, de forma que es elagondonde se desenvuelve. El combate no está determinado por objetivos de tipo lucrativo o estratégico sino que1«También los griegos se retiraron del Estado (abandonaron las obligaciones del Estado) cuando empezaron pensar; yempezaron a pensar cuando fuera, en el mundo, todo era turbulento y desdichado; por ejemplo, en la época de la guerradel Peloponeso. Entonces, los filósofos se retiraron a su mundo ideal; los filósofos han sido, como el pueblo los llamó,unos holgazanes. Y, de esta manera, en casi todos los pueblos la filosofía surge solamente entonces, cuando la vida pública ya no satisface y deja de tener interés para el pueblo, cuando el ciudadano ya no puede tomar parte alguna en laadministración del Estado» (HEGEL, Introducción a la historia de la filosofía, B, I).

es ante todo el escenario donde cada uno muestra su excelencia. No se trata de conquistar Ilión sino la gloriay el honor. Sin embargo, la sociedad aristocrática pronto entra en crisis debido quizá a una mayor toma deconciencia de los intereses de la masa agricultora, como suele entenderse a Hesíodo. En todo caso se apreciaque, a pesar de diversos intentos como el que representa Teognis, la sociedad aristocrática es recordada por Aristóteles tan sólo como una reliquia del pasado.La genialidad de Sócrates versa precisamente sobre la idea deareté. En lo que él apunta y Platóndesarrolla ampliamente se recoge la más añeja tradición a la vez que se introduce una nueva forma deconcebir la virtud. Esta excelencia humana, que sigue consistiendo en último término en la justicia quesalvaguarda la ley, ahora se debe alcanzar mediante el cultivo de la filosofía. Es por ello que un problema primordial para la acusación contra Sócrates sea particularmente la educación de los jóvenes. Frente a lossofistas, que proponen una vaga y universal erudición en aras a la utilidad, Sócrates anima a una posesión dela virtud que se logra a través del conocimiento. No es el lugar de discutir el así llamado ‘intelectualismosocrático’, pero dejemos dicho tan sólo que su aportación no puede reducirse a un mero conocimiento teóricoque asegura la consecución práctica. Más bien la idea de Sócrates apunta al íntimo conocimiento que esulterior respecto a la conquista de la virtud moral, puesto que para él la filosofía no es tanto un conocimientoabstracto de la moral cuanto más aquello que él llamaba ‘cultivo del alma’, cosa que se lleva a cabo en lavida social que surge entre amigos.Platón toma como punto de partida este interés socrático de forma que en buena medida su filosofíadebe entenderse sobre todo a partir de la búsqueda del estado ideal. No podemos interpretar otra cosa sitenemos en cuenta que el conjunto de la Repúblicay de las Leyesconstituyen una parte amplísima de suobra. Además, si atendemos al contenido de laCarta VII le vemos a él mismo haciendo esa declaración deintenciones. Estaba persuadido de que todos los estados estaban mal gobernados y no había otro camino paraalcanzar la justicia que o bien los filósofos llegaran a ser reyes o que los gobernantes llegaran por algún azar a filosofar. Teniendo en cuenta esto, incluso convendría relativizar el papel de la epistemología, la cual haocupado el primer lugar en la interpretación de Platón debido a una lectura condicionada por un Aristótelesleído parcialmente.Sin querer profundizar demasiado en Platón, vemos que históricamente su lugar en la políticaateniense queda marginado. Después de los fallidos intentos de inocular la filosofía en el alma del tirano deSiracusa y perpetuamente determinado por el trágico final de Sócrates parece acabar dominado por elescepticismo respecto

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