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Enfermedades prionicas neurodegenerativas

Gerardo CamberosEnsayo2 de Febrero de 2016

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Introducción

El kuru es una enfermedad muy rara. Es causada por una proteína infecciosa que se encuentra en tejido cerebral humano contaminado.

El kuru se encuentra entre personas de Nueva Guinea, quienes practicaban una forma de canibalismo en la cual se comían los cerebros de las personas muertas como parte del ritual funerario. Esta práctica cesó en 1960, pero se reportaron casos de kuru durante muchos años después de esto, debido a que la enfermedad tiene un largo período de incubación. El período de incubación es el tiempo que lleva para que los síntomas aparezcan luego de haber sido expuesto al agente que causa la enfermedad.

Sin embargo, no podríamos hablar de Kuru sin antes hablar de las enfermedades espongiformes transmisibles, de las cuales se tiene antecedentes en Europa desde hace dos siglos aproximadamente, los primeros casos se registraron en bovinos, pensando que era una enfermedad meramente genética transmisible de forma autosómica, hipótesis que fue desmentida décadas después por una serie de biólogos, médicos, y sociólogos.

Hoy en día se escucha muy poco de las variantes de EET en humanos, pues se han regulado adecuadamente los factores de riesgo al prohibir prácticas rituales caníbales, en el caso del kuru, la meticulosidad de los estándares de salubridad en bovinos, en el caso de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, así como en la enfermedad espongiforme bovina (enfermedad de las vacas locas) etc.

En este trabajo abordaremos distintos aspectos sobre la enfermedad “kuru”; sus antecedentes, causas, desarrollo, síntomas, consecuencias, entre otros. La única finalidad es analizar la enfermedad a fondo y entablar una relación con las alteraciones conductuales a las que dicha enfermedad conlleva.

También es una enfermedad poco conocida hoy en día, debido a que se erradico el principal foco de infección hace más de 50 años, así que me pareció interesante por su rareza y su medio de adquisición poco común en comparación con el sinfín de enfermedades neurodegenerativas de mayor incidencia que se conocen hoy en día y que prevalecen hasta la fecha.


Contenido

Enfermedades infecciosas        

Enfermedades por priones (encefalopatías espongiformes)        

Biología molecular de los priones        

Anatomía y fisiopatología de las enfermedades producidas por priones        

Kuru        

Desarrollo de la patología        

Diagnostico        

Incidencia y prevalencia        

Causas        

Tratamiento        

Discusión        

Conclusión        

Glosario        

Referencias        


El Kuru pertenece al grupo de las enfermedades neurológicas infecciosas causadas por priones, además de ser una de las tantas variantes de encefalopatías espongiformes presentes en humanos. Sin embargo, no se podría entender claramente las implicaciones del Kuru sin antes definir su clasificación y dichas implicaciones a fondo.

Enfermedades infecciosas

Muchas de las infecciones del sistema nervioso son devastadoras y mortales si no reciben tratamiento. La evolución clínica puede ser rápida y agresiva o bien, lenta y progresiva y pueden confundirse con muchas otras enfermedades. (Rubin & Strayer, Patología:fundamentos clinicopatológicos en medicina, 2012). Pero me gustaría centrarme en la encefalitis, afección que está directamente ligada con la patología de la cual hemos estado hablando. La encefalitis, es una infección parenquimatosa[1], al igual que la cerebritis, pero el término es más utilizado para referirse a las infecciones virales con necrosis[2], infiltración linfocítica perivascular y nódulos microgliales. Pueden observarse inclusiones virales intranucleares o intracitoplasmaticas así como también gliosis, desmielinización y un patrón esponjoso. (Rubin & Strayer, Patología:fundamentos clinicopatológicos en medicina, 2012)  

Enfermedades por priones (encefalopatías espongiformes)

Las enfermedades por priones o encefalopatías espongiformes transmisibles se han considerado, hasta hace poco, un grupo de enfermedades con un impacto mínimo dentro del conjunto de los problemas de salud que afectan a la población y que únicamente atraían la atención de un reducido número de científicos excéntricos. Hinajeros, A. (2002). Enfermedades por priones (1ed.). España: Ars médica.

Se clasifican como enfermedades neurodegenerativas transmisibles causadas por partículas que contienen proteínas modificadas. Las enfermedades priónicas se caracterizan desde el punto de vista clínico por la presencia de ataxia[3] y demencia de evolución rápida, y desde el punto de vista patológico por la acumulación de proteínas priónicas fibrilares o insolubles, la degeneración de neuronas y un patrón de vacuolización denominado encefalopatía espongiforme. Estas son notables desde la perspectiva biológica porque el agente infeccioso causal carece de ácidos nucleicos. Estos genes infecciosos se denominan priones (partículas infecciosas proteínicas). (Rubin & Strayer, Patología:fundamentos clinicopatológicos en medicina, 2012). Las diversas enfermedades priónicas en el humano tienen diferentes características, y variaciones, pero en general tienen su origen en la zoología, aunque presentan variantes transmisibles en los humanos.  

Biología molecular de los priones

Las enfermedades producidas por priones, también conocidas como encefalopatías espongiformes transmisibles, constituyen trastornos neurodegenerativos fatales que afectan a los seres humanos y una amplia gama de animales. El rasgo característico de las enfermedades producidas por priones, que las distingue de otros trastornos neurodegenerativos, es su naturaleza infecciosa. El prion consiste esencialmente en PrPSc, formada por agregados ordenados de una isoforma[4] de una proteína celular normal rica en láminas β, plegada anormalmente y resistente a las proteasas[5], denominada PrPC.

El concepto de que un agente infeccioso podría consistir solamente en proteínas sin ningún material génico fue propuesto inicialmente por Griffith. Este autor observó que el agente infeccioso desconocido mostraba una resistencia inusual a la radiación ultravioleta, las altas temperaturas, y varios agentes químicos agresivos, lo que sugería la ausencia de ácidos nucleicos. En 1982, Prusiner purificó y caracterizo la PrPSc, una proteína que solo podría encontrarse en ovejas con scrapie. Haciendo alusión a la palabra virión, denominó a esta proteína infecciosa “prión”, una palabra combinada que fusiona la expresión “Proteinaceous infectious particle” (partícula infecciosa proteinácea) con la terminación “on” de virión[6], y la definió como una pequeña partícula infecciosa proteinácea resistente a la inactivación por la mayoría de los procedimientos que modifican los ácidos nucleicos. Neurodegeneración (2ed.). (2012). España: Panamericana.

Con toda la controversia generada en torno al concepto del prión, la hipótesis de Prusiner fue clasificada como no plausible, por lo tanto fue sometida a un intenso análisis experimental, en consecuencia la proteína priónica se convirtió en una de las proteínas más estudiadas.

La PrPC es codificada en el hombre por un gen situado en el brazo corto del cromosoma 20, y tiene una masa molecular de 33 a 35kD[7]. Ambas proteínas, la PrP normal y la PrP infecciosa, presentan la misma secuencia de aminoácidos, y se unen a antisueros contra PrP. Estructuralmente, las cadenas polipeptídicas de la PrPC y de la PrPSC son idénticas en su composición, pero se difieren en su estructura tridimensional (conformación). La PrPC es rica en hélices α (formaciones de aminoácidos de tipo espiral y prácticamente esta desprovista de láminas β (hebras aplanadas de aminoácidos). La conversión de PrPC en PrPSC implica el desplegamiento de las hélices α y su replegamiento en láminas β, lo que apoya a la hipótesis del origen patológico en el incorrecto replegamiento de la proteína priónica celular (PrPC). Por otro lado, estudios metabólicos con marcadores radioactivos en cultivos celulares demuestran que la PrPC se sintetiza y degrada rápidamente, con una vida media de 3 a 6 horas, mientras que la PrPSC se sintetiza lentamente a través de un proceso postranslacional[8], observaciones que refuerza los hallazgos de estudios anteriores que mostraban que la PrPSC se acumulaba en el cerebro de las ovejas infectadas con Scrapie. De esta manera, el cambio conformacional parece ser el evento fundamental responsable de la propagación de los priones y de la patogénesis de la Neurodegeneración.

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