Enfoque Interdisciplinario

Interdisciplinario / Ciencias Sociales

Élites políticas y sociedades secretas

Edgar Ortiz Arellano

UVM-Texcoco

Resumen

Uno de los objetivos centrales es establecer la relación existente entre élites y sociedades secretas, en este sentido, se entiende que las élites políticas son inherentes a las organizaciones humanas, este hecho ha sido una constante entre los teóricos del elitismo político (Mosca, Pareto y Michels), así como para mantener las relaciones de dominación, conservación del poder u obtención del mismo, creado y utilizado las sociedades secretas para asegurar o alcanzar su preeminencia sobre otros grupos.

A través de las sociedades secretas, las élites pueden asegurar la lealtad así como la cohesión del grupo, evaden los filtros institucionales y se mantienen alejados del escrutinio público, dándose asimismo amplios márgenes en el ejercicio del poder que ostentan. Una de las conclusiones más relevantes es que el poder económico y político ha buscado históricamente formas de organización para garantizar su posición y, por lo tanto, crear estructuras que permitan tener margen de maniobra por encima de la ley, de las instituciones y estructuras socialmente aceptadas. La importancia de emprender un estudio de esta naturaleza radica en su dificultad para abordarlo desde un punto de vista científico-metodológico, sin incurrir en la especulación informativa.

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Introducción * Élites políticas * Sociedad secreta y élite

Sociedades secretas participantes en las élites de poder *

Conclusiones * Bibliografía * Referencias bibliográficas *

Acerca del autor

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Introducción

Los objetivos que persigue este artículo en primera instancia es hacer una breve revisión sobre los principales teóricos de las elites políticas, así como algunos elementos descriptivos de las sociedades secretas. Ya una vez establecidas sus características de ambos conceptos se pretenderá establecer la existencia de una relación cercana entre élites y sociedades secretas.

Esta investigación aborda una vertiente específica y débilmente estudiada sobre el estudio de las élites. Se trata de las denominadas sociedades secretas o discretas que han tenido una influencia significativa en diferentes esferas del poder público en el ámbito mundial.

El estudio de las élites política, ha sido materia de la ciencia política, siendo incluso en algunos casos el sustento teórico para que fuera considerada “ciencia” ya que explica los principales mecanismos de comportamiento, reclutamiento y acción de los grupos en el poder público y por lo tanto es de mucho interés para los estudiosos del fenómeno político.

Discutiremos como las élites en su afán de permanencia, han creado sociedades de carácter secreto con el fin de reclutar a sus miembros o de captarlos, en otros casos las utilizan para tomar acuerdo entre ellos y por supuesto eludir los causes institucionales, las sociedades secretas en algunos casos sustituyeron a los partidos políticos y se convirtieron en centros de agitación y formación política.

Este artículo pretende llamar la atención sobre tema poco estudiado y abordado desde un punto de vista explicativo y que puede ser una veta de futuros estudios más extensos y profundos, que puedan llenar el vacío que existe en la investigación tanto de las élites, como de las sociedades secretas

Élites políticas

A través de la historia se sabe que las organizaciones buscan mejores condiciones de vida, así como la construcción de estructuras de convivencia social, que permitan a los individuos una relación productiva y armónica, o por lo menos ese es el supuesto simbólico de las sociedades. Sin embargo, los individuos que tienen capacidades diferentes, aparentemente “superiores” a las del resto de la población, tienden a unirse con el fin de dirigir a una sociedad hacia el progreso o para mantener el status quo y sus privilegios, es decir, evitar la movilidad en las redes del poder real y conservar el poder en el seno del grupo; garantizando su dominio sobre el resto de la población. Podríamos decir que los sistemas de dominación van cambiando en sus formas pero hay un continuo de un grupo de individuos o conjunto específico que sigue gobernando y mantiene las relaciones asimétricas de poder intactas.

La lucha por el poder es parte de la naturaleza del ser humano, el estar por encima de los otros es una necesidad casi orgánica, la lucha por ser el primero, el mejor, el de los privilegios, provoca que la rueda de la historia humana se mueva. “Si pensamos después en la dinámica interior de toda sociedad, advertimos enseguida que en éstas el carácter de lucha por la preeminencia, antes que por la existencia, es todavía más evidente. La pugna entre individuos de un mismo núcleo social es por llegar a los puestos elevados, a la riqueza, al comando; es por conquistar los medios que confieren la facultad de dirigir según el propio arbitrio, muchas actividades y muchas voluntades humanas.”

Si la necesidad de poder es parte de la dinámica de nuestra especie, se puede considerar que los seres humanos luchamos constantemente entre nosotros, entrando en algo así como una especie de “estado de naturaleza”, igual al concebido por los naturalistas, es decir, sin ley alguna más que la del más fuerte, “pero hasta el más fuerte tiene que dormir” y en ese momento puede ser aniquilado por sus competidores. Al rebasar dicho “estado de naturaleza”, los hombres crean estructuras (como el Estado), que garanticen la paz pero también la dominación de unos sobre otros y esos que dominan saben que necesitan de sus pares para mantener su dominio, o sea la sociedad organizada atenúa dicha confrontación, le da canales y forma a la competencia, pero el costo por esa tranquilidad o paz social, consiste en que haya una supremacía de unos cuantos sobre los muchos.

El estado de naturaleza sigue latente pero el miedo a ser víctima del poder del Estado retiene los impulsos individuales

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