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Inmunologia

yolitagabi28 de Octubre de 2013

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR

INSTITUTO PEDAGÓGICO LUÍS BELTRÁN PRIETO FIGUEROA

BARQUISIMETO, ESTADO LARA

Inmunología

Curso: Biología Sanitaria.

Barquisimeto, noviembre de 2011

Descriptor gráfico: Inmunidad.

Manifestación de los mecanismos de resistencia al huésped:

El huésped posee múltiples mecanismos para impedir la adherencia, la colonización y el crecimiento de los gérmenes. La capacidad de un individuo para mantenerse libre de infección depende tanto de su resistencia inespecífica o innata como de la resistencia que pueda desarrollar o adquirir durante su vida, (inmunidad adquirida). La inmunidad innata no requiere del contacto previo con el agente infectante y funciona de manera no específica; la inmunidad adquirida, en cambio, sólo genera respuestas después del contacto con el agente y es específica para el mismo.

Los determinantes de la inmunidad innata o inespecífica incluyen factores genéticos, raciales, hormonales, celulares y humorales, además de otros factores como la edad y las barreras de protección mecánica.

Por su parte, la inmunidad específica puede adquirirse en forma activa por infección natural y en forma pasiva por tratamientos con antisueros o sueros inmunes. También puede adquirirse pasivamente y de manera natural (como el caso de la inmunidad maternofetal, donde los anticuerpos producidos por la madre atraviesan la barrear placentaria y se vierten en la circulación fetal) o puede inducirse de manera artificial por vacunación. La inmunidad adquirida depende de la existencia y función de un sistema celular altamente especializado y que los efectores de esta forma de inmunidad incluyen tanto elementos celulares como solubles.

Resistencia inespecífica: defensa innata:

Si bien son varios los mecanismos que contribuyen a la defensa innata o inespecífica frente a las enfermedades, todos comparten dos características comunes. Están presentes al momento del nacimiento y confieren protección inmediata contra una amplia gama de patógenos y sustancias extrañas. La respuesta inespecífica, como su nombre lo sugiere, carece de especificidad frente a invasores específicos; en cambio, sus mecanismos protectores actúan de la misma manera ante cualquier invasor.

Los mecanismos de la respuesta inespecífica incluyen las barreras externas físicas y químicas provistas por la piel y las mucosas. También incluyen entre estos mecanismos a las defensas internas inespecíficas, como las proteínas antimicrobianas, células citolíticas naturales (células natural killer NK) y fagocitos, inflamación, interferones y fiebre.

Respuesta específica o adquirida:

La capacidad del individuo de defenderse de agentes invasores específicos, como las bacterias, las toxinas, los virus y los tejidos extraños, se denomina resistencia específica. Las sustancias que se reconocen como extrañas, capaces de iniciar una respuesta inmunitaria, es conocida como antígenos (Ag). Hay dos propiedades que diferencian a la resistencia específica de la inespecífica:

1. Especificidad para una molécula extraña en particular (antígeno), lo cual incluye, a su vez, distinguir las moléculas propias del organismo de las ajenas.

2. Memoria para la mayoría de las moléculas con que tomaron contacto, de manera tal que ante un segundo encuentro se pongan en marcha respuestas más rápidas y de mayor intensidad.

La penetración de un material antigénico en un individuo sano induce en éste una respuesta inmunitaria. La respuesta no es inmediata, requiere de algunos días para ponerse de manifiesto e incluye la producción de anticuerpos y de linfocitos en un particular estado de activación que a falta de un mejor nombre se describen como linfocitos sensibilizados. Las células y los anticuerpos resultantes tienen la propiedad de reaccionar específicamente con el antígeno introductor de su producción, de aquí el término de inmunidad específica.

La capacidad del individuo para responder a la estimulación antigénica depende de varios factores, entre ellos y de manera fundamental, del funcionamiento adecuado de su sistema inmunológico. Este sistema está formado por un conjunto de órganos y tejidos, conectados entre sí por las circulaciones sanguínea y linfática.

Actuación de las principales células del proceso inmunitario.

Se ha demostrado, tanto estructural como funcionalmente, que para desarrollar una respuesta inmune normal, es necesaria la existencia de dos poblaciones celulares, una linfocitaria y otra no, que se regulan entre si de acuerdo con un complejo sistema de interrelaciones, aún no totalmente aclarado. En este sentido, es imprescindible la presencia de linfocitos T, linfocitos B y macr6fagos. Otra población linfocitaria, los linfocitos “null” (nulos), parece desempeñar un importante papel Estas células forman parte de una serie de órganos y tejidos en los que ejercen su función y que constituyen el sistema inmune.

Las células linfocitarias circulan por la sangre o linfa o se hallan formando parte de los órganos linfáticos Estos pueden presentar una estructura anatomofisiologica bien definida o constituir cúmulos linfoides mas o menos estructurados presentes en situaciones normales o que aparecen en determinados procesos patológicos.

Las células del sistema fagocítico mononuclear pueden ser circulantes (monocitos) o bien encontrarse alojadas en los tejidos de determinados órganos en forma móvil o fija (macr6fagos). Junto con linfocitos y macrofagos existen otras células que a pesar de no formar parte del sistema inmunitario intervienen en algún tipo de respuesta inmune normal o patológica en su parte eferente. Todas estas células tienen como nexo común su origen pues todas derivan de las células stem progenitoras pluripotenciales.

Linfocitos T: Derivan de las células stern inmunorreactivas T, que bajo la influencia del timo se diferencian y expresan el fenotipo propio del linfocito T, es decir, el timo hace que se conviertan en células inmunocompetentes maduras efectoras de la inmunidad celular. Son un grupo heterogéneo, pues comprenden varias subpoblaciones diferenciables por su función efectora específica y la presencia de distintos marcadores superficiales. Engloban:

1. Unfocitos T citot6xicos a killer (asesinos): son los encargados de destruir par contacto y de forma especifica células, que en su superficie poseen determinantes antigénicos considerados extraños.

2. Unfocitos T efectores de la hipersensibilidad retardada. Actúan produciendo unos mediadores solubles (linfoquinas) y están implicados en la inmunidad celular antimicrobiana y la sensibilización por contacto. Los antígenos que los producen pueden ser solubles o particulados.

3. Unfocitos supresores: su funci6n es inhibir la rama eferente de la inmunidad, interviniendo tanto en la humoral como en la celular.

4. Unfocitos “T helper” a cooperadores: con una misión totalmente contraria a los anteriores.

Linfocitos B: derivan de las células stem de la medula ósea (en el adulto). Adquieren su capacidad funcional en la propia medula (mamíferos) 0 en la bursa de Fabricio (aves), de ahí el nombre de linfocitos B o burso-dependientes. Los linfocitos

B, una vez capacitados, se convierten en precursores de las células plasmáticas, cuya misión es producir anticuerpos. La diferenciación a linfocitos B se realiza fundamentalmente en la medula ósea y se completa en los órganos linfáticos periféricos. Este proceso implica una gran multiplicación y es independiente de las influencias externas y de los antígenos; se produce por la influencia propia del microambiente de la medula ósea. Es una regulación celular sobre la base de un mecanismo genético. Los linfocitos B abandonan la medula y a través de la sangre colonizan las aéreas bursodependientes de los órganos linfáticos periféricos.

En los órganos linfáticos periféricos se producen, tras un estimulo antigénico, una proliferación y diferenciación a células plasmáticas, que sintetizan anticuerpos específicos frente al antígeno estimulador. Las células plasmáticas son células de vida corta. Los linfocitos B son células morfológicamente indistinguibles de los linfocitos T, y se diferencian par los marcadores y sus funciones.

Linfocitos o células nulas: Constituyen el 15 % de los linfocitos periféricos. Como carecen de los marcadores propios de los linfocitos T o B, se les ha denominado linfocitos nulos. Engloba dos subpoblaciones la de las células NK o natural killer (asesinos naturales) y la de las células K o killer (asesinas). Las células NK son las responsables de la citotoxicidad natural y existen en huéspedes normales. Tanto en el hombre como en los animales. Se ha demostrado que destruye células de líneas tumorales y transformadas por virus, sin que intervengan

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