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La Ciencia. Paradigmas


Enviado por   •  28 de Abril de 2023  •  Ensayos  •  3.289 Palabras (14 Páginas)  •  153 Visitas

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La Ciencia

La palabra ciencia  proviene del latín “scientia” que significa conocimiento. De acuerdo al  Webster's Collegiate Dictionary la ciencia se define como “conocimiento que cubre verdades generales de la operación de leyes obtenidas y evaluadas a través del método científico y que se relacionan con el mundo físico”. Es decir que la ciencia se refiere a un sistema para adquirir conocimiento; este sistema usa la observación y experimentación para describir y explicar fenómenos naturales. El término ciencia también se relaciona con el conjunto organizado de conocimiento que la humanidad ha adquirido aplicando este sistema. El propósito de la ciencia es producir modelos útiles de la realidad.

Los científicos investigan cómo funcionan las cosas y los seres vivos y en base a sus hallazgos continuamente modifican o desarrollan nuevas teorías. Lo que ahora se cree saber con certeza pudiera no ser correcto, el único modo en el que la ciencia progresa es cuestionando o dudando de lo que se da por cierto. Esta estrategia se puede trasladar a nuestras vidas, es importante liberarse de aquellas suposiciones  y prejuicios que tenemos sobre nosotros mismos e intentar crecer, abrir la puerta al cambio.  A veces nos preguntamos  ¿porque debemos repetir la misma realidad, la misma rutina siempre?  Según Einstein una definición de locura es repetir las mismas cosas una y otra vez esperando obtener un resultado diferente al habitual.  

Breve Historia de la Ciencia

Desde el origen de la humanidad, el hombre se ha interesado por adquirir conocimientos tanto   del mundo material como el del mundo espiritual. La primera civilización humana, Sumeria (4000 años A.C.) buscaba con igual interés el conocimiento del mundo que les rodeaba así como de cuestiones espirituales. Sus sacerdotes eran escribas y tecnólogos que investigaban la astrología, la agricultura y sistemas de riego entre otros. Tres mil años después, los filósofos griegos ya se planteaban grandes preguntas tales como ¿por qué estamos aquí? ó ¿qué debemos hacer con nuestras vidas? La civilización griega desarrolló la teoría del átomo, estudió el movimiento de los astros y buscó  los principios  de la conducta ética.

Un aspecto interesante de las civilizaciones previas a la llamada “revolución científica” es que todas compartían la idea de que el mundo en que habitaban estaba vivo. Los chinos, por ejemplo, consideraban al mundo como un ente dinámico cuya energía está en constante transformación, nada es fijo,  todo está en constante cambio. En occidente se creía que el mundo expresaba la voluntad  e inteligencia del Hacedor. Sus componentes estaban interconectados en la gran cadena del ser,  y cada uno  ocupaba un lugar importante; nada era aislado o inerte. Los nativos de todos los continentes vivían en una relación armoniosa y respetuosa con el entorno y frecuentemente identificaban “espíritus” en montañas, bosques y fuentes de agua. Su religión y ciencia se  fundamentaban en vivir de manera sustentable y agradar a los espíritus del cielo y la tierra. En estas culturas el objetivo de la ciencia es obtener sabiduría para entender la naturaleza y vivir en armonía con ella; esto es, conocerla  no para someterla sino para establecer una relación respetuosa con ella. Todo esto cambiaría radicalmente a partir de mediados del siglo XVI.

En el Medioevo, la Iglesia era el poder supremo. Poseía tierras, proveía la verdad y sus dogmas eran leyes incontestables. Tales leyes  establecían cómo funcionaba el mundo espiritual y el universo físico.  En 1543 ocurrió algo impensado, Copérnico se atrevió a desafiar a la iglesia. Él publicó un libro en que sugería que el sol, no la tierra, era el centro del universo. La Iglesia prohibió a sus fieles leer tal libro y persiguió al científico. Otros siguieron el ejemplo de Copérnico, entre ellos Giordano quien propuso que el sol y sus planetas son uno de tantos sistemas en un universo infinito. Estos descubrimientos  golpeaban las creencias más fundamentales en las que  la Iglesia sustentaba su dominio. No es de extrañarse que la Iglesia haya cobrado la vida de Giordano para intimidar a otros científicos.  Sin embargo, su paulatina pérdida de poder se aceleró cuando Galileo, el padre de la ciencia moderna, a través de observación empírica y uso de las matemáticas validó los hallazgos de Copérnico. En el siglo XVII, el conocimiento finalmente dejó de ser propiedad  de los sacerdotes y empezó a ser producido por científicos en base a investigación y observación directa. Ellos comenzaron a investigar la materia y evitaron nuevos enfrentamientos con la Iglesia, ésta en tanto trataba a toda costa de impedir la difusión de ideas que minasen su autoridad. Ocurrió lo que la Iglesia tanto temía; los científicos tradujeron el conocimiento adquirido en tecnologías poderosas, útiles a la humanidad y esto hizo a la ciencia muy atractiva.  

En el mismo siglo XVII, el filósofo francés Descartes propuso la división de la realidad al separar el cuerpo de la mente; según él, pese a que Dios crea espíritu y materia éstos son entes distintos e independientes. Así, Descartes convirtió en regla fundamental de la ciencia la separación entre la humanidad y la naturaleza, concibiendo a esta última como una máquina que funciona de acuerdo a leyes formuladas matemáticamente. Años después Francis Bacon sentó las bases del método científico. Tal instrumento produjo grandes avances para la humanidad. Pero, el concepto que Bacon tenía de la ciencia era algo perverso. Él sugería que la ciencia debe procurar esclavizar a la naturaleza y “arrancarle” sus secretos. Lastimosamente este modo de pensar se convirtió en el principio rector de la ciencia en occidente; el conocimiento genera poder.

Isaac Newton creó el modelo mecanicista de la naturaleza a través de la física clásica, una teoría sumamente convincente que funcionó sin fallas aparentes durante 300 años. Según Newton el mundo es una máquina cuyos objetos son gobernados por leyes específicas mediante las cuales se puede describir completamente su comportamiento. Esto alentó a las generaciones posteriores a dejar de lado al Creador bajo la premisa que “todo lo que no se ve o no se puede medir no existe”. Posteriormente Darwin y sus seguidores lograron el máximo triunfo del materialismo al infundir en la comunidad científica la idea de que el hombre es producto del azar y que no existe Creador. De este modo el hombre perdió su rol central en el universo.

La visión materialista promueve y justifica la explotación de la naturaleza al reducirla a un conjunto de “recursos”.  Las consecuencias  de este modo de actuar están a la vista, actualmente  vivimos en un mundo enfermo, al borde del colapso. Afortunadamente, a inicios del siglo 20 Einstein, Bohr, Schrödinger y Heisenberg desarrollaron  una nueva teoría, denominada mecánica cuántica, que provocó el resquebrajamiento del materialismo. Ellos propusieron que cuando la materia se analiza en profundidad, ésta se transforma en una energía imposible de localizar. Esto es, el universo físico en  realidad no lo es y podría provenir de una fuente más sutil que la energía asociada con la inteligencia o la consciencia. Esto sugiere la posibilidad de que la mente y la materia se encuentren conectadas entre sí por lo que usando el método científico se podría, por ejemplo, verificar la existencia de fenómenos psíquicos. Este tema  y otros que involucran una interacción mente / materia constituye una especie de tabú para la comunidad científica.

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