MATEMÁTICA EN EL NIVEL INICIAL
felingerDocumentos de Investigación30 de Abril de 2013
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MATEMÁTICA EN EL NIVEL INICIAL
En general Matemática se ha enseñado desligada de cualquier situación real, aislada de las necesidades y usos sociales. No siempre se han tenido en cuenta los aspectos que caracterizan la construcción del pensamiento matemático.
Sin embargo, de las innumerables actividades que exige el conocimiento de la realidad, muchas son de índole matemática.
El aprendizaje sistemático de esta disciplina desde edad temprana, obedece a la necesidad de que los niños y niñas tengan conocimientos organizados, que les ayuden a la comprensión y manejo de algunas variables de la realidad en la que vivimos, porque no hay que olvidar que la matemática -al igual que otras ciencias- tuvo su origen en necesidades materiales y sociales. Por ello es un instrumento de socialización.
Los educadores debemos preparar a las nuevas generaciones para el mundo en que tendrán que vivir y propiciar la adquisición de las enseñanzas que posibiliten el desarrollo de destrezas y habilidades necesarias para desempeñarse con comodidad y eficiencia en una sociedad que es influenciada constantemente por vertiginosos cambios y adelantos tecnológicos.
La matemática en el Nivel Inicial no consiste en una anticipación de los contenidos para la EGB, ni en un precoz adiestramiento en el método matemático.
Hoy se reconoce que los acercamientos que los niños realicen para conocer los números y todo lo que ellos permiten resolver, no dependen de la adquisición previa de la conservación de la cantidad ni de aquellas actividades denominadas “prenuméricas”, es más, se puede afirmar lo inverso: que un mayor contacto entre los/as niños/as y los números en diversas y distintas situaciones influye positivamente para la adquisición de la conservación y genera progresos en los dominios lógicos y aritméticos.
Hacer matemática en el Nivel Inicial implica un primer acceso a la construcción de los contenidos sobre situaciones reales. Significa trabajar un objeto cultural y al mismo tiempo un objeto de conocimiento que debe ser asimilado por las estructuras intelectuales del niño a través de situaciones cotidianas de trabajo, en las que el pensamiento matemático se desarrolle.
“La posibilidad que tiene el niño de emplear los nombres de los números cuando aún domina mal su contenido conceptual desempeña un papel esencial en el aprendizaje porque le permite ser activo en el diálogo con el adulto, con los demás niños y emitir hipótesis con el riesgo de equivocarse, consiguiendo de este modo que sus conceptos evolucionen.”( R. Brissiaud, 1989).
La actividad matemática que el docente debe organizar en el jardín tiene que ampliar los conocimientos que constituyen el bagaje cultural del alumno. Los conocimientos previos y las estrategias que emplean en su familia y/o en su entorno social son la base.
A partir de ella se ofrecerán situaciones en las que el/la niño/a resolverá, con sus recursos intelectuales, y con la intervención del docente irá haciendo uso de los mismos, reflexionado para encontrar otros nuevos recursos.
Dice Brissiaud “... un concepto se va construyendo a partir de su uso en múltiples situaciones significativas, en las que funcione como herramienta eficaz para su solución...”
En este sentido el Consejo Federal de Cultura y Educación acuerda que la escuela ofrecerá situaciones que promuevan en los/as alumnos/as:.... “El reconocimiento y uso en forma oral y escrita de una porción significativa de la porción de números naturales, para resolver y plantear problemas en sus diferentes funciones. El uso, comunicación y representación de relaciones espaciales describiendo posiciones relativas entre los objetos, desplazamientos, formas geométricas y la exploración de la función y uso social de la medida convencional y no convencional.”
...“El disfrute de las posibilidades del juego y de elegir diferentes objetos, materiales e ideas para enriquecerlo en situaciones de enseñanza o en iniciativas propias. La participación en diferentes formatos de juegos simbólico o dramático, tradicionales, propios del lugar de construcción, matemáticos, del lenguaje y otros.”...
La matemática posee una doble función educadora: por una parte es una herramienta elemental, que permite plantear y resolver problemas, por otra, es un objeto cultural, resultado de un largo y dificultoso desarrollo histórico, que al ser transformado en objeto de conocimiento e interactuar con él, estructura el pensamiento infantil. Estos dos aspectos ocurren simultáneamente: el aspecto informativo tiene componentes formativos y la dimensión formativa también informa.
En la actividad mental que se da en el contexto de los intercambios sociales los/as niños/as desarrollan su capacidad natural para pensar lógicamente, para construir el número y para reinventar la aritmética.
Es importante partir de situaciones problemáticas significativas, pero eligiendo aquellas que puedan transformarse en tareas cognitivas de la que los/as niños/as obtendrán elementos para avanzar hacia las conceptualizaciones. En términos de Vergnaud es conceptualizar en acto, o sea, producir efectos o tener comportamientos tales que le van a ir ayudando a formar los conceptos.
Los/as niños/as muy pequeños son egocéntricos y no se sienten obligados a ser coherentes al hablar, de la interacción social surge la obligación de no auto-contradecirse, de razonar lógicamente, de hacer afirmaciones verdaderas y de usar palabras comprendidas cotidianamente(culturalmente).
Otra noción clave es el tratamiento de la información: ésta se desprende del carácter instrumental de la matemática, como procedimiento que permite organizar datos y comunicar resultados de otras áreas como Ciencias naturales, Sociales, Tecnología, Plástica o Educación física.
El recorrer trayectos o pequeñas cadenas deductivas en la construcción del dato, hacen a la gran tarea complementaria de la matemática, la formativa de los procesos de pensamiento.
En ese trabajo los niños y las niñas aprenderán a dibujar, a preguntar, a buscar hechos y conceptos que relacionados entre sí, generarán información relevante y útil, a aceptar errores e ideas distintas, a resolver obstáculos, a confrontar ideas, a encontrar soluciones posibles, a pensar en libertad, a divertirse con lo que hace, en fin, considerar que hacer matemática es un momento más en la vida de las personas.
Para lograr estos aprendizajes se deberá tener en cuenta algunas hipótesis fundamentales relativas a las condiciones que favorecen su apropiación:
• Aprender por la resolución de problemas.
Los conocimientos se construyen a través de acciones con finalidad, de verdaderas actividades de investigación y no solo de manipulación, es decir con aquéllas que permiten resolver un problema o responder a una pregunta en una situación que tiene sentido desde el comienzo o cuyo sentido aparece muy rápidamente durante la resolución.
• Aprender es cuestionar conocimientos anteriores.
Los/as alumnos/as deben pasar de la utilización de un procedimiento confiable en una situación a la construcción de un nuevo procedimiento más eficaz en otra situación, en la que el primer procedimiento es reconocido como demasiado “costoso” o inapropiado.
La gestión del docente va a permitir esa puesta en conflicto y la búsqueda de superación, el pasaje del “lo reconozco y lo sé hacer” al “lo reconozco y debo buscar una nueva manera de hacerlo”.
• Aprender es renunciar a los propios errores.
Los errores deben ser considerados como normales en el proceso de aprendizaje, no como una simple ausencia de conocimiento sino más bien como una “forma de conocimiento” que corre el riesgo de transformarse en un obstáculo. El/a alumno/a sólo tiene posibilidades de progresar si se le dan los medios de reconocer que su solución es errónea o no se adapta, y si luego puede elaborar una nueva solución.
El docente debe identificar la naturaleza o el mecanismo del error, interpretar el comportamiento del/a alumno/a respecto del conocimiento-meta y, por otra parte, brindar al alumno la ocasión de tomar conciencia del carácter erróneo de su estrategia o de los defectos de su ejecución.
• Aprender es también repetir.
Aprender no se hace de una sola vez (o muy raramente). Aprender es también volver a comenzar, volver atrás, repetir, pero comprendiendo lo que se hace y por qué.
La repetición mecánica de actos desprovistos de intencionalidad o de sentido no podría ser generadora de adquisición de un saber-hacer realmente dominado (y esto en especial para los chicos con dificultades).
El entrenamiento sistemático en ciertos procedimientos y la memorización de ciertos resultados (cuya utilidad ha sido reconocida anteriormente o descubierta por los/as alumnos/as) permiten aliviar la carga mental del trabajo, pero no hay que olvidar que repetición y entrenamiento son sin duda condiciones necesarias para la adquisición pero nunca condiciones suficientes.
• Aprender es comunicarse con otros.
Aprender no se logra en soledad.
Es en la vivencia de las relaciones con el otro que el aprendizaje tiene lugar, y en cada fase “el otro social” tiene un protagonismo diferente (padres, docentes, compañeros) como figura educadora.
Vygotsky afirmaba: “Toda función del desarrollo cultural del niño aparece dos veces, o en dos planos. Primero aparece en el plano social y, luego, en el plano psicológico. Aparece primero entre personas, como una categoría interpsicológica y, después, dentro del niño, como una categoría intrapsicológica. Esto es
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