Psicologia Y Meditacion
hugoc8723 de Julio de 2013
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La Psicología parece estar volviendo su mirada hacia técnicas como la meditación o el mindfulness, que recuperan la importancia de la atención y la conciencia, y se centran en el momento presente. Si bien es cierto que las técnicas meditativas no son desconocidas, al menos en la teoría, para una gran parte de la población, la realidad muestra que la imagen que se tiene de las mismas se distancia de la realidad científica que las sustenta.
Infocop, haciéndose eco de este movimiento, vinculado a las terapias psicológicas de tercera generación, ha querido conocer el punto de vista de diferentes psicólogos cuya trayectoria profesional se haya ligada, de una u otra manera, a las técnicas meditativas y las terapias de tercera generación.
Silvia Berdullas Saunders y Diego Albarracín Garrido
La trayectoria universitaria de José María Prieto, se ha desarrollado en la Universidad Complutense de Madrid, al margen de numerosas estancias académicas y profesionales en muy diversos países. Es catedrático de Psicología del Trabajo en la Facultad de Psicología de la Complutense desde el año 2000 y dirige el Departamento de Psicología Diferencial y del Trabajo de la misma Facultad. Además, tiene cuatro sexenios reconocidos como investigador universitario, algo de lo que muy pocos docentes se pueden vanagloriar. En los últimos años, ha venido desarrollando una fructífera línea de investigación sobre Meditación y los vínculos que ésta y la tradición oriental mantienen con la Psicología.
De vez en cuando conviene recordar que las señas de identidad de la Psicología se nutren de dos palabras griegas, psiqué y lógos. Para entender los nexos entre Psicología y Meditación ambas palabras son relevantes.
En griego clásico psiqué significaba respiración, soplo, aliento y la palabra afín en chino es qi, chi. Es algo más que mera coincidencia que ambas palabras se pronuncien de forma parecida en ambas lenguas: psi, chi. En su evolución "psiqué" y "chi" han venido a significar energía vital, flujo, espíritu, fuerza. Subyace un cambio de perspectiva. Al poner el énfasis en la energía se subraya que la realidad básica no es material frente a quienes en Psicología (en Medicina, en otras ciencias, en otras disciplinas) insisten en que la realidad básica es material. La palabra qi, chi, está abriéndose camino en la lengua española contemporánea a través de la denominación de actividades como tai-chi, chi-kung, qigong. El que se escriba qi o chi es una secuela de utilizar el sistema Pinyin o Wade-Giles en la trascripción de los logogramas chinos a los caracteres latinos. Prana es la palabra afín en sánscrito y su uso es central en la práctica del yoga a través de determinados ejercicios de respiración profunda denominados Pránáyáma.
El papel que se da a la noción de "psiqué" (en la Psicología occidental) "qi", "ki", "prana" (en la Psicología oriental) no es baladí. La consecuencia directa es dar entrada (o pasar por alto) la conciencia y los estados de conciencia en la actividad psicológica a través de la docencia, de la investigación, del ejercicio profesional. Hay épocas y enfoques en los que la conciencia ha estado presente o ha estado ausente. En el habla cotidiana mencionar la conciencia es aludir a la Psicología como disciplina especializada en el estudio científico de la condición humana. "La conciencia es nuestra visión del mundo en primera persona" señala Susan Blackmore, ex – profesora de Psicología, en su libro "Consciousness: an introduction", publicado en el año 2003.
Ésta es la tradición que recuperan quienes introducen la meditación como una práctica que los profesionales de la Psicología deben conocer para asumirla como pertinente o impertinente en su propia higiene mental y emocional, en las pautas de actuación que mantienen con sus clientes, con sus pacientes.
LA MEDITACIÓN OCCIDENTAL: PENSAR, DISCURRIR, IMAGINAR
En la cultura occidental la palabra "meditar" viene a significar "aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de una cosa, o discurrir sobre los medios de conocerla o conseguirla", según se reseñaba en el tomo XXXIV de la Enciclopedia Universal Ilustrada (1923). Meditar tiene que ver con pensar, discurrir sobre algo, es decir, lógos a gusto del consumidor.
En la iconografía clásica solía representarse a la meditación como una mujer madura con la cabeza reclinada sobre una mano, con la mirada baja, sentada con gran recogimiento y compostura. Como trasfondo un ambiente de estudio: libros, una esfera, figuras geométricas, objetos curiosos. Se trataba, pues, de la meditación de índole filosófica que ha dado lugar a numerosas obras que llevan Meditación como título en la portada. August René Rodin (1840-1917) consolidó el prototipo estético de la persona que filosofa y medita en "El Pensador", estatua de la que existen varias copias todas ellas originales en distintos museos. Francisco de Goya (1746-1828) optó por retratar meditabundo a Gaspar de Jovellanos (1744-1811) en el retrato que puede disfrutarse en el Museo del Prado. Trató de realzar la figura del político y hombre de estado que meditaba antes o después de tomar decisiones. Por algo Jovellanos es considerado el máximo representante de la Ilustración española, es decir, afrancesado. Hasta el retrato de Jovellanos solía representarse a los Grandes de España de pie, de rodillas o a caballo, guerreando o cazando. Poco o nada de meditaciones librepensadoras. Ahora el Rey y el Príncipe tienen a gala ser retratados como deportistas.
Una segunda acepción de la palabra meditar en la ya citada Enciclopedia era "considerar y discurrir intelectualmente sobre un misterio de nuestra santa fe o sobre materia moral, para aprovechamiento y fruto espiritual" (p. 160). Aquí la meditación adquiere connotaciones arcanas, misteriosas, morales, virtuosas. En los entornos monoteístas la meditación suele integrarse en ceremonias y ritos donde se invita a los creyentes a imaginar contemplativamente a la Deidad, llámese Yahvé, Zeus, Deus, Dios, Alá, irrepresentable para musulmanes y judíos. Nada de esto ocurre en la tradición budista: nada que decir respecto a la divinidad.
"La meditación puede versar sobre todo, aun sobre un fin depravado, y así se medita también hacer una acción mala. Pero la palabra conserva toda su dignidad" sigue indicándose en la citada Enciclopedia (p. 158). Es decir, los contenidos de la meditación pueden ser benévolos o malévolos; por sí misma, meditar es una actividad que acaece en "el santuario de la conciencia". Esta expresión sirve de eslabón entre ambas tradiciones.
LA MEDITACIÓN ORIENTAL: ATENCIÓN, ATENCIÓN, ATENCIÓN
En la cultura oriental la palabra "meditación" tiene que ver con la realización de unos ejercicios de respiración y con el dominio de unas técnicas de concentración y recogimiento mental o espiritual. Esta distinción tiene su trasfondo histórico en Europa y Estados Unidos.
En los textos de habla inglesa utilizan la palabra "mind", es decir, mente y ello suele entrañar connotaciones mentalistas. En los textos de habla francesa utilizan la palabra "esprit", es decir, espíritu y ello conlleva connotaciones espiritualistas. Lo que está en juego es la palabra "psique" traducible como mente o como espíritu a conveniencia.
En la cultura de habla inglesa del siglo XIX, miembros activos de las llamadas sociedades teosóficas se dedicaron a traducir textos budistas, taoístas. La Teosofía es una vieja disciplina neoplatónica que surgió en el siglo III y que contó con un número creciente de adeptos a partir del siglo XV. Subrayaban el papel de la intuición en el conocimiento inmediato y directo de cuanto tiene que ver con la divinidad y abordable en términos filosóficos. Relegaban a un segundo plano el papel de la fe y de la revelación divina. De ahí el énfasis en el uso de la palabra "mente".
En la cultura de habla alemana primero, y luego francesa, del siglo XIX se abrió paso una disciplina filosófica, conocida como Fenomenología, cuyo punto de mira era el estudio de los fenómenos fundamentales dejando a un lado todo juicio o prejuicio, toda creencia para que pueda aflorar la conciencia pura. Sus figuras más destacadas fueron Emmanuel Kant (1724-1804), Georg W.F. Hegel (1770-1831), Edmund Husserl (1859-1938), y Maurice Merlau Ponty (1908-1961). Enfatizaron el uso de la palabra espíritu. Esta tradición está presente en el Derecho español, ajeno al positivismo.
En la cultura de habla hispana ambas tradiciones han tenido cierta influencia en algunos países de Hispanoamérica pero poca o nada en España, donde prevaleció la filosofía tomista y escolástica en las universidades. Los escasos pensadores aficionados a las lecturas teosóficas o fenomenológicas marcharon al exilio, desterrados, vetados para la docencia, perseguidos por las buenas o por las malas. Muy distinta habría sido la cultura y la política española si José I Bonaparte (1768-1844) hubiera podido reinar desde 1808 hasta su muerte o si el reinado de Amadeo I de Saboya (1845-1890) se hubiese mantenido desde 1870 hasta su muerte. A ambos les hicieron la vida imposible durante los cinco y los tres años de sus respectivos librepensadores reinados.
Estas escuelas teosófica y fenomenológica se abrieron paso en España a partir de 1960
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