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RECARGA ARIFICIAL Y ASPECTOS PRINCIPALES DEL ACUIFERO CUAUTITLAN-PACHUCA


Enviado por   •  27 de Noviembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  5.358 Palabras (22 Páginas)  •  265 Visitas

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RECARGA ARIFICIAL Y ASPECTOS PRINCIPALES DEL ACUIFERO CUAUTITLAN-PACHUCA

Presenta:

ALEXANDER ALDOBELY CRUZ LOZANO

1.0 Introducción

En el mundo el 97% del agua dulce no congelada se encuentra almacenada en acuíferos, los cuales proporcionan agua potable al 32,5% de la población mundial,  (UNESCO, 2015). Sin embargo, en las zonas Centro y Norte de México este recurso se está utilizando tan aceleradamente que impide que los acuíferos se recarguen, convirtiendo el agua subterránea en un recurso inaccesible. Por tal motivo, es necesario conocer las características de los acuíferos, así como actualizar regularmente sus índices de recuperación y recarga para poder lograr una explotación sostenible de los mismos, así como una adecuada planeación del recurso, marcando las amenazas que pueden poner en riesgo su aprovechamiento  (Galindo Castillo, y otros, 2010).

Se considera a la recarga de acuífero, como la cantidad de agua que entra a ellos y se incorpora al almacenamiento. Si se considera, un acuífero a la región saturada con agua, el volumen por unidad de tiempo que transita verticalmente y alcanza esa región de saturación podría denominarse como recarga vertical  (Martínez Guerra, 2015).

La recarga de asistida de acuíferos se ha configurado en los últimos años como una herramienta de gestión hídrica económica y de gran efectividad con respecto a las grandes obras hidráulicas, resultando una actividad de primer orden en varios países del mundo, como pueden ser Holanda, Estados Unidos, Australia, etc.  (Fernández Escalante, 2013).

“Esta técnica es relativamente reciente de no más de 100 años, si se le considera como una actuación intencionada mediante obras  determinadas” (Sukia Irastortza, Willem Saaltink, & Carrera Ramirez, Recarga de acuiferos mediante agua de lluvia, 2009).

En fotos internacionales la recarga de acuíferos suele denominarse con los acrónimos “AR” (Artificial Recharge) y “MAR” (Management of Aquifer Recharge). Este último término tiene su origen en el grupo de trabajo para estudio de operaciones de gestión de recarga artificial, fundado por la Asociación Internacional de Hidrogeólogos en 1988. En este artículo se utilizarán las siglas “RA” para hacer referencia tanto a las técnicas de recarga artificial como a las prácticas de gestión.

Se entiende por recarga artificial al “conjunto de técnicas cuyo objetivo principal es permitir una mejor explotación de los acuíferos por aumento de sus recursos y creación de reservas, mediante una intervención directa o indirecta en el ciclo natural del agua”  (Freeze & Cherry, 1997). Esta técnica consiste en la introducción de agua en el acuífero de manera no natural, para, entre otras cosas, incrementar la disponibilidad y/o mejorar la calidad de las aguas subterráneas (Custodio & Llamas, 1983)

Más recientemente, se refiere a esta técnica en los siguientes términos: “La recarga artificial de acuíferos cosiste en disponer agua superficial en balsas, surcos, zanjas o cualquier otro tipo de dispositivo, desde donde se infiltra y alcanza el acuífero”  (Bouwer, 2011).

La importancia de realizar obras de infiltración artificial de recarga de acuíferos está sustentada por lo siguiente: “Hay una necesidad urgente de recarga artificial de las aguas subterráneas mediante el aumento de la infiltración natural de precipitación en la formación sub-superficial por algún método adecuado de recarga”. (Ketataa, Gueddari, & Bouhlila, 2014).

La recarga artificial es proceso que consiste en la introducción de agua en una formación permeable, como para ser reutilizado en diferentes condiciones. “Por lo tanto, es un almacenamiento temporal de las aguas de superficie en un depósito subterráneo. La recarga artificial es un método de modificar el ciclo hidrológico y de ese modo proporcionar agua subterránea en exceso de la disposición por proceso” (Ketataa, Gueddari, & Bouhlila, 2014).

1.1 Antecedentes

La recarga artificial de escurrimientos pluviales representa una importante estrategia para la gestión integral del agua en las diferentes cuencas de México, porque permite almacenar el agua sin pérdidas por evaporación, sirve para disminuir las tasas de sobre explotación y generalmente para mejorar la calidad de las aguas recargadas.

Actualmente México recibe aproximadamente 1, 449,447 millones de metros cúbicos de agua en forma de precipitación. De esta agua, se estima que el 72.5% se evapotranspira y regresa a la atmosfera, el 21.2% escurre por los ríos o arroyos, y el 6.4% restante se infiltra al subsuelo de forma natural y recarga los acuíferos. Tomando en cuenta los flujos de salida (exportaciones) y de entrada (importaciones) de agua con los países vecinos, el país anualmente cuenta con 447,206 millones de metros cúbicos de agua dulce renovable  (Comisión Nacional del Agua, 2015).

Por otra parte, la mayoría de ciudades del país dependen del agua subterránea para su suministro, el agua extraída de los mantos acuíferos cubre 50% de la demanda de la industria y el suministro de 70% de las ciudades y el de casi toda la población rural”  (Peralta & López Sardi, 2012)

Lo crítico de esta situación es que los datos arroja que  (CONAGUA, 2015), de los 653 acuíferos registrados, 101 son sobreexplotados y de estos se extrae el 58% del agua subterránea para todos los usos. Los casos graves se presentan en estados del centro y norte de la República Mexicana, en particular en el Valle de México, la cuenca del río Lerma (Guanajuato y Querétaro); en la región de La Laguna (Coahuila-Durango); en la península de Baja California; en Aguascalientes, Chihuahua y Sonora.

Tomando un ejemplo representativo, en la Ciudad de México se extrae del acuífero más agua de la que naturalmente se recarga, en pozos que alcanzan incluso los 400-500 metros de profundidad y en la actualidad se está buscando extraer agua de un pozo a 2 km de profundidad. El flujo hídrico de la Ciudad de México obtiene un 50% del suministro del sub-suelo, pero a un ritmo de sobreexplotación del 140%. Según estudios de  (CONAGUA, 2015), 59.6 metros cúbicos por segundo de agua se extraen de los acuíferos del Valle de México, pero sólo es posible recargar 31.6 con el escaso porcentaje de agua de lluvia que se aprovecha y el agua que se potabiliza y trata en plantas respectivas.

Por esta razón, la captación de picos de lluvia a través de pozos de infiltración representa una estrategia con alto potencial, y menos costo, para aumentar la recarga de los acuíferos y así alimentar los pozos sobre explotados. Además, la infiltración de los escurrimientos pluviales ayuda a evitar que se generen inundaciones al servir como un sistema de regulación. De esta forma la infiltración del agua de lluvia, permite ofrecer una solución a dos de los grandes problemas hídricos de México la baja disponibilidad de agua y los problemas generados por el exceso de escurrimientos en temporada de lluvia.

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