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Trabajo Práctico nº 1 ALTIBAJOS EN ENFERMERIA

noraolEnsayo20 de Octubre de 2018

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Elaboración de Trabajo Final Integrador II

                                Trabajo Práctico nº 1

                   ALTIBAJOS EN ENFERMERIA

Alumna: Nora Roquelina Olguín

Matrícula N° 2065

General Alvear- Mendoza- 4 de Octubre de 2018

INDICE                                  

INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………….3                                                                                

DESARROLLO:                                                                                                    

QUIEN FUI, QUIEN SOY Y QUIEN PRETENDO SER …………………………….4

CAPITULO I:……………………………………………………………………………..6

“EL SILENCIO ES SALUD”

CAPITULOII:……………………………………………………………………………..8

“SENTIRSE VALIOSA ES IMPORTANTE”

CONCLUSION…………………………………………………………………………..12

BIBLIOGRAFIA:…………………………………………………………………………13

ANEXO…………………………………………………………………………………..14

INTRODUCCIÒN

El término Altibajos lo seleccioné como título de este ensayo debido a la experiencia personal y laboral que me ha llevado a pasar por distintas etapas de la vida, teniendo en cuenta que el trabajo, la familia, elegir una profesión forman parte de la vida misma. En mi caso ninguna puede prescindir de la otra porque el ser Enfermera hoy es consecuencia de realidades que me marcaron.

En este trabajo expongo los motivos por los cuales elegí la Profesión de Enfermería  haciendo una breve pero significativa historia de mi vida antes y después de ser enfermera.  En ella registro las convicciones humanas y morales que me llevaron a abrazar esta profesión la cual, con el paso del tiempo se fue enriqueciendo con el conocimiento de la ciencia de la salud la que me dio la posibilidad de ejercer esta profesión en distintos ámbitos.

En dos capítulos pretendo explicar y demostrar por qué una profesional de la salud, que debería estar óptima para el cuidado y atención del enfermo, pasa por etapas de altibajos. Una de esas etapas es explicada a través de la contradictoria  incitación a guardar silencio, tomada desde mi visión como una alegoría. Aquí hago alusión a algunas citas del capítulo V del ensayo de Santiago Jorge Durante “Claves para pensar la Enfermería”

El capítulo dos y último, aborda la explicación  a las situaciones de ánimo cambiante a través del Síndrome de Burnout, conocido también como el  “Síndrome del quemado”, en el que no solo planteo los factores desencadenantes sino también cómo poder evitarlos o ayudar a los profesionales de enfermería que lo padezcan.

Y por último la conclusión, la cual nunca estará concluida mientras hayan enfermeras y enfermeros que sigan viviendo altibajos en su experiencia laboral sin ser considerados personas necesitadas de atención, consideración y por qué no, de afecto. Es mi deseo que este trabajo sea significativo para quien tenga el placer de leerlo

 

QUIEN FUI, QUIEN SOY Y QUIEN PRETENDO SER.

Soy Nora Roquelina Olguín, tengo 50 años y vivo en General Alvear, Mendoza, e hija de un trabajador de la Sanidad, ya fallecido. Mi experiencia en la atención de personas enfermas comenzó en un geriátrico cuidando y curando abuelos sin tener conocimientos de enfermería.

A los veintiséis años, con tres niños y un embarazo que prematuramente culminó con la llegada de mi pequeña Lucía Abigail, se despertó en mí, y de la manera más dolorosa, la vocación de servicio al enfermo. Fueron sus condiciones de salud, producto de haber nacido con microcefalia y contagiarse de varicela con apenas un mes de vida, el hecho de contraer meningitis debido a las bajas defensas y quedar con las secuelas, hacer frente al diagnóstico médico el cual decía “Microcefalia, atrofia cerebral, encefalopatía secuelas y epilepsia”, y tener que pasar días enteros en Neo con tratamientos inyectables y en ocasiones aplicándolas yo misma; los largos períodos internada viendo cómo las enfermeras la atendían, haciendo un gran esfuerzo por cumplir con todos los internos cuando era sólo una para todo el servicio  de Pediatría y que me armaba de valor por mi niña, por los otros ayudando a la enfermera a realizar los CSV, que iba naciendo en mi ese amor por la enfermería como vocación la que con el tiempo se convirtió en  profesión.

Luego de casi dos años de lucha, mi hija falleció en el año 1996. En  el año 1999 estudie Auxiliar en Enfermería y a pesar de pasar por la traumática experiencia de la separación, no me permití detenerme y salí adelante con ese primer título para luego en el año 2002 comenzar a estudiar Enfermería Profesional.

Ingresé a trabajar en el Hospital Enfermeros Argentinos en el año 2005. en Clínica Médica. En ese momento, junto con otras compañeras recién recibidas, nos ocupábamos de hacer  CSV  y quien nos instruía era una compañera mucho mayor que nosotros y con varios años de experiencia trabajando en dicho servicio. Se destacaba por enseñarnos su forma de trabajar pero con autoritarismo; dicho sea de paso, ahí comprobé que la teoría no coincidía con la realidad y que el tiempo y la práctica son valiosos para el aprendizaje. Sin embargo esta profesional de la salud, no perdía oportunidad para inculcarnos temor hacia los médicos y en varias ocasiones nos mandaba a hacer la medicación al paciente equivocado, (con serio riesgo para el paciente) con el fin de que fuéramos  reprendidas por el jefe de enfermeros y el médico a cargo, y ella se ganaba los honores por su “buen desempeño”.

Por ser la más experimentada, ejercía sin ninguna objeción, hacia la mayoría del personal de enfermería, violencia laboral; y el jefe del Servicio hacía oídos sordos a los reclamos que hacíamos al respecto, considerando que eran “puros cuentos”. Así transcurría el tiempo entre maltratos psicológicos, ignoradas y desvalorizadas por nuestros superiores y compañeras de trabajo como la que cito.    

Recuerdo vívidamente el día que  me gritó delante de un  paciente y familiar  en el pasillo; esa actitud fue la gota que colmó el vaso. Me defendí diciéndole  que esa fuera la última vez que me maltrataba y me gritaba delante de un paciente, porque yo era tan profesional como ella.

Después de un tiempo de soportar maltratos y la indiferencia del Jefe de Clínica Médica,  la mayoría de mis compañeras terminamos cambiando de servicio.

Por eso, teniendo en cuenta toda la situación de desgaste profesional, el no poder  expresarme libremente, el sentir que mi opinión no vale, es que lo asocio con el Síndrome de Burnout y  con el  capítulo V “Los inhabilitados de siempre” de Santiago Durante.

CAPITULO I

…………………………………………………………………………………………

EL SILENCIO ¿ES SALUD?

Al transitar por los pasillos y diferentes espacios del hospital, siempre me llamò la atención el cuadro con la enfermera llamando a hacer silencio, seguido del lema el silencio es salud. En esos momentos lo asociaba al hecho de tener que guardar respeto en el silencio por los enfermos, los dolidos, los intervenidos, los agonizantes y por aquellos que estaban en etapa de franca recuperación.

Hoy veo con otros ojos ese mismo cuadro, y lo pienso con una mente más abierta, comprendiendo que el silencio se hizo tan profundo que nos impidió expresarnos, que me enmudeció el pensamiento, las opiniones y la libertad de  decir lo que debo, cuando quiero y necesito hacerlo, sin pedir permiso.

Es necesario que se recuerde que como seres humanos, tenemos derechos y obligaciones por supuesto, y que como profesional de la salud también nos asisten derechos inalienables como el  derecho de expresión.

Pensando eso se me viene a la mente las veces que me vi obligada a callar porque asì se esperaba que hiciera. Y cuando digo “callar” es porque algo tengo para decir en relación con el ámbito en el que diariamente me desenvuelvo, donde paso gran parte de mi vida relacionándome con pacientes, familiares y sobre todo con mis pares en esta profesión en la que restaurar la salud del enfermo es  nuestro mayor objetivo. Es en este momento donde me pregunto si ha sido saludable guardar silencio sobre lo que nos inquieta, lo que no nos permite crecer en las relaciones interpersonales, especialmente con el grupo de enfermeros, jefes, médicos, solamente porque se espera que bajemos la cabeza y no contradigamos lo que se considera que asì debe ser.

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