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Trabajo Social con Personas y Familias

gabrielapncResumen5 de Junio de 2018

5.325 Palabras (22 Páginas)151 Visitas

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República Bolivariana de Venezuela

Universidad del Zulia

Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas

Escuela de Trabajo Social

Asignatura: Trabajo Social con Personas y Familias

RESUMEN

MODELO FUNCIONAL

Realizado por:

Br. Gabriela Nery

C.I: 27.184.027

Profesora: Osiris Morales

Maracaibo, Mayo de 2017

Modelo Funcional:

  • Fase Inicial: Como todo el resto del proceso de las fase inicial está definida por el uso consciente que hace el trabajador social de su conocimiento de las características de cada fase del proceso tiempo (principio. medio y fin); el potencial propio de cada fase puede entonces ser íntegramente utilizado en beneficio del cliente.

        Lanzarse a cualquier aventura conduce, ineludiblemente, al sentimiento de esperanza, de movilización de la energía. Pero, al mismo tiempo la nueva aventura incita miedo, incertidumbre e incluso "movilización en contra", tal vez para preservar un equilibrio interno y un sentido de integridad difícilmente conseguido. La suma particular de los sentimientos de cada individuo depende de su carácter. La de su propia manera de ver el comienzo de una nueva experiencia tal y como se ha estructurado a partir de los acontecimientos de su vida depende también de la naturaleza y del significado particular de la experiencia que va a iniciar. Para el individuo, el inicio de su vida en tanto que individuo es el nacimiento; cada nuevo comienzo ejecuta el miedo de dejar de vivir, de no tener experiencia, de no realizar su potencial, todo esto de una forma que es común a la espera y particular al individuo. El trabajador social debe ser sensible a estos aspectos para poder reducir el temor y la resistencia, y aprovechar la emergencia de energía que suscita todo comienzo. Lo obtiene utilizando las siguientes técnicas:

  • “La clarificación” permite que lo desconocido se convierta en conocido, precisando:

-        Las posibilidades del servicio.

-        Las condiciones requeridas para poder beneficiarse de ellas.

-        Lo que se puede esperar del servicio y del trabajador social.

-        Las exigencias y las expectativas del cliente.

Esto provoca dos consecuencias:

-        Lo conocido es menos temible que lo desconocido y más fácil de controlar.

-        El cliente es animado a expresar sus esperanzas, intenciones y temores respecto al servicio que se le puede brindar.

Cuanto más rápidamente se comprometa el cliente en la acción y clarifique, para el trabajador social y para sí mismo, la parte y los intereses que tienen en la situación que los reúne, más fácilmente podrá utilizar su fuerza y su energía de vivir para tratar la situación, en lugar de para resguardarse contra su impacto y contra el impacto de cualquiera que presenta una amenaza de cambio. A medida que el cliente experimenta lo que es y lo que quiere, entiende lo que es el servicio representado por el trabajador social, las expectativas y las exigencias de este servicio (despojado de algunas de sus proyecciones de lo que él desea o teme ser), se despliega una relación de trabajo que el cliente es independiente de utilizar a su antojo, dentro de los límites del servicio.

  • El fraccionamiento permite fragmentar lo que es percibido como un problema total o como un objetivo global en algo lo adecuadamente pequeño como para ser aprehendido en su conjunto en tanto que problema u objetivo de partida.

La responsabilidad del trabajador social consiste en ayudar al cliente a descubrir un punto de conexión para comenzar a trabajar sobre un aspecto o una parte del problema, necesidad o deseo. La experiencia manifiesta que atenerse a un servicio preciso y bien centrado desenvuelve la confianza en sí y la competencia para actuar sobre otros problemas o necesidades relacionados. Nada ocasiona más frustración que intentar hacerlo todo a la vez.

La empatía y el respeto del ritmo de la fase permiten sentir lo que significa el hecho de comenzar para el cliente y la manera en que responde a este sentimiento de forma apropiada a la situación particular; el cliente puede sentirse entonces menos liberado, puede superar los sentimientos que le impedían hasta entonces ponerse en marcha.

No se subraya lo suficiente la importancia que posee en esta fase la evaluación inicial de los recursos y de los problemas, y también la capacidad que tiene el trabajador social para sacar partido de lo que significa el inicio para tal cliente en particular; es decir, detenerse en el comienzo y dejarlo desarrollarse con todos sus inevitables ensayos y torpezas, en lugar de precipitarse para tratar de solucionar todos los problemas en la primera entrevista.

El paciente aprecia la forma humana y cálida con que el trabador social le aborda. Él responde a esta acogida, lo que le permite entrar en una experiencia nueva. Pero la calidez no basta y lo óptimo no es fundamentalmente lo mejor; una forma de ser demasiado cálida puede resultar aplastante, o ser comunicada de tal manera que obligue al otro a tolerar el peso de todos los “malos sentimientos” de temor, desconfianza o ingratitud hacia la ayuda recibida.

El fin de cualquier comienzo es descubrir un terreno común en el que el trabajador social y el cliente puedan trabajar juntos hacia un mismo objetivo, con reglas de juego conocidas y con los diferentes elementos fraccionados en partes que puedan ser abordadas rápidamente.

Para dejar que el comienzo sea verdaderamente un comienzo y para alcanzar que sea bueno se necesitan conocimientos y una competencia disciplinada.

El momento en que un cliente preocupado reúne todo su valor y se decide a solicitar ayuda para un problema inmediato es parecido a un momento de crisis de crecimiento. Como tal, ofrece los elementos necesarios para la movilización de las fuerzas que permitirán la ayuda del trabajador social.

  • Fase Intermedia: Generalmente se considera que la fase intermedia es difícil de atender y de manejar. Taff ha dicho, incluso, hablando de tratamiento, que no existe fase intermedia. Una vez que el cliente ha ingresado, busca y encuentra la forma de salir, de terminar. Esto se puede emplear al proceso completo del trabajo social. Y, sin embargo, existe una fase intermedia que tiene sus propias características. Todos los trabajadores sociales de la escuela funcional han experimentado la sensación de cansancio y de baja repentina que sigue a la excitación de un buen comienzo, y que parece al hecho de estar preparado a terminar y a volar con sus propias alas.

En la fase intermedia, el otro asume una responsabilidad cada vez más grande en su participación en la situación, y las relaciones se profundizan. ¿Cómo se puede evitar en esta fase caer en el desfallecimiento, el cansancio, en la perdida de interés, sin beneficio y sin ningún movimiento? El método del trabajo social se plantea ayudar al otro a asumir más responsabilidades en el apoyo común. El hecho mismo de trabajar juntos, lo que el trabajador social pone de celo profesional, el respeto por la integridad del otro y la ayuda conveniente llevan a una profundización de la relación trabajador social-cliente. Siempre habrá ocasión de comenzar de nuevo dentro de la experiencia en curso. Este nuevo comienzo será adecuado siempre y cuando no suponga una evasión de lo que constituye el problema actual.

Los trabajadores sociales, cualquiera que sea su rol, han manejado intuitivamente la introducción de alguna novedad para aprovechar el potencial de vida que brinda todo comienzo, para ahondar en el  compromiso de la relación, para lograr que el cliente experimente su sentido de realización y de fuerza para llevar algo a cabo. En todos los casos es preciso considerar las fases intermedias como teniendo su propia existencia, con objeto de que el trabajador tenga ocasión de ver cómo puede ser completamente utilizado un potencial particular para amplificar el compromiso y la progresión hacia un funcionamiento más independiente.

  • Fase Terminal: Al igual que el comienzo está impregnado del sentimiento de nacimiento, el fin lo está, en diferentes proporciones, del sentimiento de separación, de muerte. El fin puede despertar en cuantos tal temores y resistencias. Cuando se acaba de vivir una experiencia importante, es costoso ponerle término. Se pregunta uno siempre si va a poder subsistir a su finalización los clientes pueden retrasar y aplazar esta terminación, incluso después de que la relación haya perdido su significado o deba terminarse a raíz de la vocación del servicio. Los clientes pueden también adelantar la terminación: “yo puedo perfectamente salir adelante sin su ayuda”. Pero ellos mismos dudan.

No obstante, la finalización también puede ser  bien acogida e, incluso, deseada, pues conlleva en sí un sentimiento de tarea cumplida; de la misma manera existe el deseo de ser libre, de tratar de vivir por su cuenta, de utilizar sus nuevas capacidades y su nueva manera de ser en nuevas situaciones. Las formas de terminar son tan numerosas como las formas de comenzar, porque están contenidas por las experiencias pasadas de las que han atraído las formas de hacer, y por la situación a la que el cliente debe hacer frente por el momento. ¿Qué significa lo que se deja atrás? ¿Qué significa el nuevo comienzo que seguirá? Los trabajadores sociales, intuitiva o conscientemente, han trabajado mucho más sobre los inicios que sobre los finales. Distintas obras hablan de las formas de tomar contacto, de poner en marcha una acción en las diversas situaciones profesionales, identificando y utilizando conscientemente diferentes técnicas. En cuanto a la terminación, se debe llegar a ella cuando el cliente está cansado y la relación ha perdido significado. Sin embargo, hace falta ser tan competente para explorar el potencial de la terminación como para el del comienzo.

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