Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Trastorno del Espectro Autista (TEA)

Es posible definirlo como:

Trastorno neuropsicológico de curso continuo asociado, frecuentemente acompañado de retraso mental, con un inicio anterior a los tres años de edad, que se manifiesta con una alteración cualitativa de la interacción y de la comunicación así como con unos patrones comportamentales restringidos, repetitivos y estereotipados con distintos niveles de gravedad (López, Rivas & Taboada, 2009).

Los estudios sugieren que hay de 2 a 5 casos por cada diez mil personas, además de que el trastorno afecta mucho más a los hombres que a las mujeres con una relación de 4:1.

Las características del autismo se pueden clasificar de manera que permitan su diagnóstico. Según el DSM-V, para el diagnóstico del autismo se deben considerar:

1. Deficiencias en la comunicación e interacción social:

1. Deficiencias en la reciprocidad socioemocional.
2. Deficiencias en las conductas comunicativas no verbales.
3. Deficiencias en el desarrollo, mantenimiento y comprensión de las relaciones.

1. Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades:

1. Movimientos, utilización de objetos o habla estereotipados o repetitivos.
2. Insistencia en la monotonía, inflexibilidad de rutinas o patrones ritualizados de comportamiento.
3. Intereses muy restringidos y fijos.
4. Hiper- o hiporeactividad a los estímulos sensoriales.

1. Los síntomas deben presentarse antes de los tres años de edad.
2. Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en distintas áreas de funcionamiento habitual.
3. Especificar las comorbilidades:

1. Con o sin déficit intelectual acompañante.
2. Con o sin deterioro del lenguaje acompañante.
3. Asociado a una afección médica o genética, o a un factor ambiental conocido.
4. Asociado a otro trastorno del desarrollo neurológico, mental o del comportamiento.
5. Con o sin catatonía.

Al realizar el diagnóstico se debe determinar la gravedad del trastorno en la comunicación social y en los comportamientos restringidos y repetitivos. De este modo, el autismo se puede clasificar en: grado 3 (profundo), grado 2 (moderado) y grado 1 (leve), de acuerdo al nivel de ayuda que necesita, el cual debe diferenciarse del síndrome de Asperger.

Aunque hasta la actualidad no se ha encontrado la causa del autismo, sí se han hecho diversos estudios que lo abordan desde distintas perspectivas. La perspectiva biologicista sugiere que el origen del autismo puede ser genético o deberse a factores pre o perinatales, o que se debe a alteraciones de las estructuras, funciones o química del cerebro. Existen otras hipótesis de corte psicológico, que serán tan variadas como lo son las teorías psicológicas.

Debido a que no se ha determinado claramente el origen del autismo, los enfoques terapéuticos son variados también. La medicación sugiere el uso de “neurolépticos”, así como de la vitamina B6 para controlar la conducta. La terapia conductual busca la modificación de la conducta a través de técnicas de castigo y reforzamiento y de modificar los elementos del ambiente que causan determinadas conductas. La terapia analítica busca reestructurar y recomponer el mundo afectivo del niño con autismo, para ayudar al niño a responder al mundo entorno de forma realista. El Arte se enfoca en la persona y el proceso, haciendo uso del arte para solucionar conflictos emocionales, fomentar la autoconciencia e impulsar el desarrollo personal.  

...