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Borrador Metodología

mikel_biuTesis5 de Octubre de 2023

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Metodología

  1. Participantes

Se reclutaron un total de 9 sujetos, de los cuales 4 eran hombres y 5 mujeres con sobrepeso. El rango de edad oscilaba entre los 25 y 39 años de edad. Todos ellos tenían un Índice de Masa Corporal que superaba la barrera del sobrepeso según la OMS, ya que en todos los casos es superior a 27 kg/m2. Otro de los parámetros comunes de los sujetos fue el alto porcentaje de grasa corporal, ya que era superior al 23% en hombres y al 32% en mujeres.

Sujetos

Talla

Peso

IMC

% de Grasa

Hombre, 33

1,78

90

28,41

26,84%

Hombre, 25

1,83

93

27,77

23,36%

Hombre, 36

1,80

93

28,70

26,30%

Hombre,32

1,75

84

27,43

24,16%

Mujer, 36

1,62

79

30,10

32,60%

Mujer, 31

1,58

74

29,64

35,28%

Mujer, 38

1,67

84

30,12

36,72%

Mujer, 38

1,60

76

29,69

34,00%

Mujer, 39

1,54

81

34,15

32,88%

Tabla 1. Recogida de datos de los sujetos participantes en el estudio.

Todos los sujetos eran usuarios habituales de un gimnasio, por lo que estaban acostumbrados a realizar actividad física periódicamente. Del mismo modo, todos los usuarios no tenían ningún tipo de enfermedad cardiovascular, metabólica o pulmonar, o si utilizaba algún tipo de medicación de antihipertensivos o hipolipemiantes. Por tanto, se les proporcionó el TEST PAR-Q para verificar todo lo anterior y así evitar posibles riesgos. Del mismo modo, todos los participantes firmaron un consentimiento informado.

  1. Protocolos de entrenamiento físico

Organización

Los participantes se separaron en 3 grupos en los cuales realizaron un tipo de entrenamiento diferente con aproximadamente la misma duración, y todos tenían una misma composición: Calentamiento, parte principal y vuelta a la calma.

Intensidad

Para la cuantificación de la intensidad, debido a la falta de recursos, se utilizó la Escala de Borg modificada (Borg, G. 1982). Para su utilización, se realizó una explicación en la primera sesión de entrenamiento en la cual se describió cada uno de sus niveles y el modo de percibir el esfuerzo en cada uno de ellos (Tabla 2).

0

Nada

0,5

Muy, muy suave

1

Muy suave

2

Suave

3

Moderada

4

Algo duro

5

Duro

6

7

Muy duro

8

9

10

Muy, muy duro

  1. Tabla 2. Escala de Borg modificada (Borg, G. 1982).

Volumen de entrenamiento

Respecto a la duración y frecuencia del ejercicio físico, la mayoría de los estudios realizaron una relación respecto a las kilocalorías empleadas y el tiempo de ejercicio físico, intentando acercar lo máximo posible la relación gasto energético y tiempo empleado. Sin embargo, el objetivo de este estudio no es otro que comprobar el medio más idóneo para la pérdida de peso para los usuarios de un gimnasio, por lo que se han obtenido datos de la frecuencia de entrenamiento semana en un gimnasio de la ciudad de Huesca para así estructurar una frecuencia acorde a la realidad de los usuarios.

[pic 1]

Gráfico 1. Frecuencia de días de entrenamiento en los usuarios con objetivo de pérdida de peso en un gimnasio de la ciudad de Huesca.

Así pues, se puede observar (Gráfico 1) que la mayoría de los usuarios que tienen como objetivo la pérdida de grasa entrenan un total de 3 días por semana, lo que nos lleva a establecer esta frecuencia de entrenamiento en nuestro estudio. En cuanto a la duración del ejercicio, atendiendo a la media del tiempo que realizan el ejercicio físico, se ha estimado una duración de una hora.

Tipo de ejercicio

La variable más importante para favorecer la pérdida de grasa y/o la obesidad corresponde al tipo de ejercicio. Así pues, a lo largo de la historia el ejercicio se ha clasificado en aeróbico o anaeróbico por un lado, o en entrenamiento de fuerza por otro (Xiao, T. & Fu. Y.F. 2015). En este sentido, existen evidencias de unos mejores resultados acordes al entrenamiento aeróbico en cuanto la reducción de grasa visceral y de la mejora de la sensibilidad de la insulina (Ross, R. et al, 2004).

Respecto al entrenamiento de fuerza aislado, existen muy pocas investigaciones enfocadas a su relación con la grasa visceral, e incluso han obtenido diferentes resultados. Davidson et al y Sigal et al, por ejemplo, demostraron que el entrenameinto de fuerza no tiene ningún efecto en la disminución de grasa visceral. Por otro lado, Schmitz et al demostraron un descenso del 7% en la grasa visceral con el mismo tipo de entrenamiento.

Sí que se ha demostrado, sin embargo, una gran diferencia en cuanto a la pérdida de grasa comparando el entrenamiento aérobico y el entrenamiento de fuerza. De este modo, Willis et al demostraron una mayor efectividad en el entrenamiento aeróbico que en el entrenamiento de fuerza en la disminución de grasa corporal en adultos.

Sin alejarnos del tema, en los últimos años ha surgido una corriente en las investigaciones en las que se ha introducido un modelo en el que se combinan el ejercicio aérobico con el entrenamiento de fuerza. Por tanto, este entrenamiento combinado ha vuelto a generar cierta controversia entre los autores. Por un lado, Willis et al demostraron que aunque existan ganancias en la masa muscular incluyendo un entrenamiento de fuerza, no existen diferencias en cuanto a la pérdida de peso de masa grasa o masa corporal en el entrenamiento combinado en comparación con el aeróbico. Por otro lado, Ho et al probaron que el ejercicio combinado proporcionó mayores beneficios para la pérdida de grasa y el ejercicio cardiorrespiratorio que la modalidad de entrenamiento aeróbico. Ambos estudios fueron realizados con sujetos adultos con sobrepeso, pero el primero tuvo una mayor duración (8 meses) que el segundo (12 semanas).

Dentro del ejercicio aeróbico, otra de las características que ha dado de que hablar es la intensidad. Existe evidencia sólida que el entrenamiento continuo de alto volumen e intensidad moderada con sesiones de ejercicio superiores a 45 provoca reducciones en la grasa visceral (Miyamoto-Mikani, E. et al, 2015). Por otro lado, recientemente se ha demostrado que el entrenamiento a intervalos de alta intensidad (HIIT), que consiste en ejercicios repetidos de ejercicios de alta intensidad intercalados con una recuperación pasiva o activa, induce adaptaciones metabólicas similares al entrenamiento continuo de intensidad moderada. Además, autores como Nie et al han probado que el régimen de entrenamiento a intervalos es más ventajoso ya que requiere de un menor tiempo para controlar la obesidad. Sin embargo, la superioridad del HIIT para reducir la grasa visceral en comparación con el entrenamiento continuo no se ha estudiado a fondo.

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