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Derecho bancario. Referencia histórica: externa e interna

Aly SantyTutorial3 de Febrero de 2024

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  CAPÍTULO 1. REFERENCIA HISTÓRICA: EXTERNA E INTERNA.

Babilonia.

El antiguo reino de babilonia (hacia los años 3500 al 359 antes de nuestra era) se encontraba ubicado fundamentalmente en los actuales territorios de Siria, Iraq e Irán, de modo que constituía un importante corredor del Golfo Pérsico al Mar Mediterráneo.

Con sus diversas variantes a lo largo de la historia, el reino estaba compuesto de unas 12 ciudades, rodeadas de distintos pueblos y aldeas, dedicados todos ellos a la agricultura. Entre esas ciudades tuvieron un lugar destacado la propia ciudad de Babilonia, además de Uruk, Larsa, Ur y Assur.

En Uruk, hacia los años 3400 a 3200 antes de nuestra era funciono el edificio bancario más antiguo que se conoce, un templo monumental hecho de conos de arcilla roja policromados, denominado por ellos el templo rojo de Uruk.

El reino de Babilonia alcanzo su máximo esplendor con Hammurabi (1792 – 1750 a de c.), su hijo y sucesor de Sin-muballit. Ya que entonces el comercio bancario estaba en proceso de secularización (es decir, había dejado de pertenecer sólo a los sacerdotes) y a las operaciones eran numerosas e importantes; ello solo se va a reflejar en el Código inscrito en la célebre estela semicilíndrica de 2.25 metros de alto, que en la actualidad se exhibe en el museo de Louvre, en París.

Este Código regulo, entre otras instituciones: el préstamo con interés; la formalidad requerida para tales contratos, la usura, pues el aumento indebido del interés se castigaba con la pérdida íntegra del principal prestado: la comisión mercantil y el depósito.

El mundo griego.

Para en mundo occidental fue Gyges, emperador de Lidia (Asia Menor), quien hacia el año 687 antes de nuestra era inventó la moneda al sustituir lingotes de plata, de forma y peso variantes, por unas piezas denominadas electros (una suerte de pepitas), que contenían en forma natural una amalgama de oro y plata, a las que impulso un sello oficial que denotaba su valor. El sucesor de Gyges, Creso (560-546), acuño las estateras, monedas de oro puro que tenían impresas en relieve una cabeza de léon y otra de toro, símbolos del poder real. También hacia el año 645 antes de nuestra era los griegos acuñaron en Egina, pequeña isla del Mar Egeo, unas piezas que tenían una figura de tortuga de Mar en el anverso (en honor de Afrodita, quien se sipone había nacido del mar).

Hacia el final del siglo V se conocieron en Atenas unos prestamistas denominados Trapezitas y unos cambistas de dinero llamados colubistas. Los trapezitas prestaban dinero a una tasa de cambio libre y los prestamos podían ser por mes e incluso por un día; algunos prestamistas exigían un óbolo por dracma diario y duplicaban así su capital en sólo seis días. Surgieron de este modo grandes banqueros: el primero de ellos fue un corintio llamado Filostéfanos y después hicieron su aparición Antístenes y Arquestrato, aunque quizás el mas célebre de todos fue un antiguo esclavo llamado Pasión.

Por su parte, la tarea de los colubistas alcanzo gran relevancia en el mundo comercial griego. En un medio pletórico de monedas locales, muchas de ellas de baja ley, los cambistas se aseguraban de la autenticidad y valor de las monedas que les eran presentadas y cambiaban moneda de su cuidad por la extranjera y viceversa.

El mundo romano.

Las primeras monedas romanas datan aproximadamente del año 350 a. de n. e. Eran unas piezas pesadas de bronce (conocidas por ello como as grave) se utilizaban para el comercio interno.

Durante el Imperio (284 al 1453 de n. e.) hicieron su aparición los argentarii, quienes al principio sólo desempeñaron una función similar a la de los colubistas griegos, es decir, se erigieron en los cambistas del mundo romano, en este sentido, el Estado recurria a los argentarii para descubrir e investigar las falsificaciones de moneda, a fin de sacarlas de circulación. Aunque nunca dejaron de ejercer está función, al igual que los griegos pronto se asociaron para explotar el negocio bancario y realizaron entonces todas las actividades de los trapezitas.

Los romanos no creación nuevas operaciones bancarias, pero si mejoraron su técnica por medio del derecho, establecieron un mecanismo que permitiera el cobro de intereses en los contratos de mutuo (a través de una estipulación accesoria); consideraron a los depositantes de los bancos como acreedores privilegiados; crearon la compensación, para que los banqueros compensaran con sus clientes los créditos y las deudas y establecieron la obligación, a cargo de los banqueros, de render cuenta a sus clientes.

La edad media.

La edad media se caracteriza en su primera etapa (llamada temprana edad media) por los sucesivos de llenar el vacio de poder que dejo el Imperio de Occidente, cuando fue depuesto su ultimo emperador, Rómulo Augústulo, en 476. Sin embargo la idea de unidad romana prevaleció.

Ello explica el sentido de universalia¿dad que asumió la Iglesia cristiana, la actitud de Imperio de Oriente (o Bizantino) de afirmar derecho sobre Occidente, el expansionismo musulmán y el efímero Imperio de Carlomagno (718 a 814), que con ligeras variantes logro reproducir el antiguo imperio romano.

Épocas moderna y contemporánea.

Los puntos finales en la conformación del negocio bancario los puso Jacques Coeur quien en la primera mitad del siglo XV decidió vincular la banca con las inversiones de carácter industrial. Por último, en el siglo XV Ambrosio Hoechstetter dio el ultimo gran paso al recurrir al ahorro masivo, antes de ellos, los banqueros si bien recibían depósitos, en gran medida operaban con recursos propios.

Época prehispánica y novohispana.

En el México prehispánico y modo especial en Tenochtitlan se dio un considerable intercambio comercial, el cual implico la necesidad de contar con medios de cambios sumamente confiables. El mas conocido de ellos, aunque no el único, fue el cacao. Quienes pretenden ver en los puchtecatini (mercadores, traficantes o negociantes) ciertos antecedentes del comercio bancario, pero esto no perece tener fundamento. En cuanto a la formación del comercio bancario algunos especialistas opinan que durante el periodo novohispano no podemos hablar propiamente de la existencia de bancos, aunque si de sus antecedentes, pues fue en 1864 cuando se fundó la primera institución bancaria del país.

Mención aparte merece la apertura del real Monte de Piedad de Animas de la Nueva España, fundado por Pedro Romero de Terrenos. Esa institución abrió sus puertas al publico de 1775 para otorgar préstamos sin interés y garantías prendaria. Se pensó que podría sostenerse con “limosnas voluntarias”; sin embargo, en 1781 tuvo que empezar a cobrar 6.25 % de interés anual. Como se sabe, Romero de Terreros se inspiro en los Montes Pietatis que surgieron como reacción contra los abusos de los mons (o sociedades) italianos, que eran centros de prestamistas (luego llamados Montes Profani para distinguirlos de aquellos).

Los Montes Pietatis habían sido fundados entre 1428 y 1470 por la orden de los franciscanos para otorgar préstamos sin interés, pero hacia 1493 empezaron a cobrar un interés del 5% anual. También se crearon las Cajas de Comunidades Indígenas, constituidas con fondos de estos últimos, con la intención de hacerlos sujetos de crédito. Ni una línea deberíamos gastar para decir que ese intento fue en vano. Y lo fue en gran medida por la creación, en 1783, del Banco de San Carlos (en realidad sucursal del penisular Banco Nacional de San Carlos), por lo cual se obligó a las comunidades campesinas a que participaran en su capital. El Banco de San Carlos quebró en 1829.

Etapa independiente.

Durante la lucha independentista el panorama de la moneda era caótico: cada uno de los bandos acuñaba su propia moneda e incluso hubo resellos de ambos bandos. Después de la consumación de la Independencia (ocurrida el 27 de agosto de 1821), en mayo de 1822 Agustín de Iturbide fue proclamado emperador y decidió emitir papel moneda, que por primera vez llevo la dominación oficial de peso.

Hasta 1864 algunas tareas atribuibles a la banca (por ejemplo, prestamos con interés y transferencias de fondos), las realizaban casas comerciales. De entre los intermediarios financieros vale la pena mencionar el establecimiento, en 1824, de una oficina de representación de un banco londinese, el Barclays Bank, la cual introdujo en la práctica comercial la letra de cambio. Además de vida efímera conviene recordar el Banco de Avió, de 1830 a 1842 y el Banco Nacional de amortización de La Moneda del Cobre, de 1837 a 1841.

La formación del sistema actual.

En 1875 se crea en Chihuahua con capital estadounidense, el Banco de Santa Eulalia. A este le siguen el Banco Mexicano, en 1878 y el Banco Minero de Chihuahua, en 1882. Además, en 1882. Además, en 1882 el Banco Franco- Egipcio establece una institución con la denominación de Banco Nacional Mexicano, seguido ese mismo año del Banco Mercantil, Agrícola e Hipotecario. En 1883 el gobierno federal aprobó el establecimiento del Banco de Empleados, que para 1886 cambio su denominación por la de Banco Comercial.

Para 1884 el gobierno impulso la fusión del Banco Nacional Mexicano con el Banco Mercantil, Agrícola e Hipotecario, a fin de contar con una institución que le proveyera de recursos frescos, y así nace el Banco Nacional de México.

En 1896 el Ejecutivo solicito al Congreso autorización para promulgar las bases generales para el otorgamiento de concesiones bancarias. Se preparo así el camino para la expedición de la primera Ley General de Instituciones de Crédito, de marzo de 1897. En 1899 el Banco tomo la denominación de Banco Central Mexicano, para actuar ya claramente como corresponsal de los bancos estatales y haciendo federal la circulación de los billetes locales. Por su parte, desde 1913 Venustiano Carranza se pronunció por un banco único de emisión de carácter estatal y en septiembre de 1915, mediante un decreto, procedió a la reorganización del sistema bancario; para vigilar el cumplimiento del decretocreo, en octubre de 1915, la Comisión Reguladora e Inspectora de Instituciones de Crédito (antecedente de la actual Comisión Nacional Bancaria y de Valores). Pero Carranza fue todavía más lejos,: en septiembre de 1916 expidió un decreto en virtud del cual se establecieron las bases para la liquidación de los bancos de emisión, considerando que habían sido inconstitucionales tanto las leyes que otorgaran concesiones a favor de esos bancos como las respectivas disposiciones de la Ley General de Instituciones de Crédito.

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