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Condición Juvenil y Cultura Escolar


Enviado por   •  19 de Febrero de 2023  •  Reseñas  •  1.657 Palabras (7 Páginas)  •  122 Visitas

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Condición juvenil y Cultura escolar: implicaciones en las prácticas pedagógicas de los y las maestras

Angie Paola Huérfano Morales

Universidad Distrital Francisco José de Caldas

La Construcción Social de la Juventud: Condición Juvenil y Condición Escolar

Edilberto Hernández Cano

Diciembre, 2022

El presente ensayo está enfocado en desarrollar y realizar un breve análisis ante la relación entre la condición juvenil y la cultura escolar. Para esto se desarrolla una revisión bibliográfica preliminar, que permite comprender las lógicas de estas dos vertientes, con el propósito de identificar algunas tensiones y desafíos que esta relación plantea especialmente para los y las maestras. Por último, se finaliza con un conjunto de conclusiones, en que se pretende posicionarnos ante los jóvenes – escolares.

De este modo, es menester comprender que al posicionar al joven estudiante en un contexto social e intentar comprender sus prácticas, su identidad, necesariamente se apelará a la condición de éste. Es decir, a su concepción de mundo, a sus creencias, a los símbolos y signos que le representen, a los valores a los que adscribe y vive cotidianamente. Por ende, es necesario reconocer que el escenario cultural de los y las jóvenes estudiantes, no se abstrae del orden social y político en el que coexisten, el cual se caracteriza por un cambio permanente, por múltiples espacios de incertidumbre y transformaciones de sentido en su interior. Básicamente, la comprensión de la condición juvenil, permite para los y las maestras en contextos escolares, recoger las claves interpretativas e identificar los focos de resistencia y también de cambio.

  1. Construcción social de la juventud.

Históricamente, la idea de juventud como etapa de la vida surge en occidente, en los siglos XVIII y XIX y se refiere inicialmente a un grupo social restringido que accede a una etapa de transición, una “moratoria” entre la madurez biológica y la madurez social. Entonces, como lo expresan Margulis & Urresti (s.f)  se dice que la juventud depende de una moratoria, un espacio de posibilidades abierto a ciertos sectores sociales y limitado a determinados períodos históricos, es decir. Dicha moratoria denota un privilegio que permite a algunos jóvenes realizar sus estudios y postergar las obligaciones de los  adultos. Es decir, el sistema escolar se convierte en la principal institución reguladora de la inserción de los jóvenes en la estructura social y por lo tanto, de la forma que toma el relevo generacional. 

En este sentido, en las sociedades capitalistas modernas, se produjo un modelo de ciclo de vida lineal conformado por etapas sucesivas: educación básica y media, formación para el trabajo o la profesión, conformación de una familia e inserción en el mundo laboral, jubilación. Y, asimismo, este modelo está centrado en una experiencia masculina particular, sin tener presente que los y las jóvenes no constituyen una categoría homogénea ni un grupo social con intereses comunes; sus formas de inserción en la estructura social están marcadas por grandes diferencias y desigualdades; su visión del mundo y sus esquemas de percepción son diversos. Como lo plantea Tenti (2000) la  propia  experiencia  escolar  contribuyó  a  la  creación  de  la  juventud  como  una construcción  social,  es  decir,  como  un  tiempo  de  vida  colocado  entre  la  infancia  y  la condición  de  adulto,  un  tiempo  de  preparación  y  de  espera.  Por  eso  puede  decirse  que no  siempre  existió  “juventud”  y  “adolescencia, pues como lo plantean Jiménez & Reina (2019)

Al depender de lo que los sentidos pueden percibir, el concepto de juventud se altera según las circunstancias y los contextos a que se haga referencia. Así, en una sociedad, ser joven puede existir únicamente para una clase social, mientras que, para otra, no existe ninguna o corresponde a una idealización. De igual manera sucede si tenemos en cuenta aspectos como lo urbano y lo rural, la política, la cultura o las nociones de género. Así, la juventud termina siendo un grupo social ritualmente organizado o políticamente activo en determinados momentos de la historia. (p.78)

  1. Cultura escolar

El contexto escolar está acotado a lo que se concibe como la escuela. Ésta corresponde a un sistema social en sí mismo, abierto y en permanente intercambio adaptativo con su entorno. Posee una estructura formal, asociada a roles y funciones, y una informal, asociada al currículo oculto, clima organizacional y relaciones de poder, pero también es un espacio donde se da una interrelación grupal, un ámbito de socialización secundaria de la comunidad y un lugar donde se integran valores, sentimientos de pertenencia e identificaciones básicas. 

En este marco, para Valentín Martínez-Otero (citado por López, 2010), la cultura escolar corresponde al conjunto de conocimientos, estados anímicos, acciones y nivel de desarrollo alcanzado por una comunidad educativa. La realidad cultural permanece, se difunde y evoluciona, progresiva o regresivamente. Desde la perspectiva del autor, la cultura escolar se caracterizaría por ser:

  1. Aglutinadora de aspectos complejos de diversa naturaleza (cognitiva, afectiva, ética, estética, social, conductual). Constituye un entramado heterogéneo de conocimientos, creencias, sentimientos, actitudes, valores, gustos, relaciones, costumbres, rituales, etc. 
  2. Estrecha relación entre “cultura” y “escuela”. La cultura escolar impacta en la personalidad, y por otra parte, cada miembro contribuye a generar esa cultura.
  3.  La cultura escolar depende estrechamente de las personas que constituyen la comunidad educativa, pero también de la sociedad en que se encuentra inserta.
  4. Es el resultado de significados que se seleccionan, intercambian y propagan. 
  5. Desde la antropología ofrece claves sobre la gramática y semántica institucional.
  6. Cada comunidad educativa posee su propia cultura escolar. 
  7. La cultura escolar permea todos los rincones del centro educativo. 

Para Forquin (citado por López, 2010), la cultura escolar está constituida por un detallado conjunto de conocimientos, competencias, actitudes y valores que la escuela, a exigencia de la sociedad, se encarga de transmitir explícita o implícitamente a los estudiantes como bagaje cultural y patrimonio común para todos los ciudadanos. Y, para Tenti (2000): 

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