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La emergencia educativa frente a los dicursos emergentes: praxis educativa, axiología y posmodernidad


Enviado por   •  30 de Enero de 2024  •  Ensayos  •  3.975 Palabras (16 Páginas)  •  22 Visitas

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LA EMERGENCIA EDUCATIVA FRENTE A LOS DICURSOS EMERGENTES: PRAXIS EDUCATIVA, AXIOLOGÍA Y POSMODERNIDAD

Yherdyn Peña Delgado

Sostenemos la respiración, nos paramos frente al abismo, una suave brisa inunda nuestro ser, el vértigo por un segundo nos paraliza, nos hiela la sangre, permanecemos inmutables solo por un breve instante; pero allí, frente a nosotros, se encuentra ese vacío convocante y atrayente; y entonces, sin consciencia, sin reflexión ninguna, sin temor, sin emoción siquiera, damos un paso al frente y nos entregamos al vacío. Caemos, de prisa ese vacío nos devora, nos consume, nos engulle en su inmensidad… y caemos, y tal vez se nos dibuja una sonrisa en el rostro; tal vez, solo tal vez, las mariposas de nuestros estómagos revolotean excitadas como con deseos de escapar… pero nosotros, simplemente caemos, siempre caemos.

¿Entonces? ¿Qué extraordinario poder nos impele a dar ese paso tan definitivo? ¿Qué dinámicas interactúan para que los resortes de la decisión se activen y hagan que nos entreguemos de forma tan repentina? ¿Acaso podemos señalar desde esta situación, que somos una sociedad cargada de suicidas? ¿O simplemente somos meros autómatas sin voluntad?

Pueden afirmarse y responder algunas de estas interrogantes en torno a la voluntad y disposición del ser humano de explorar, de avanzar, seguir adelante, de nunca detenerse. Algunos, por su parte, de manera despreocupada despacharía todas y cada una de estas interrogantes con la estruendosa respuesta: es porque, así de simple: vivimos en la posmodernidad.

Algunos pueden (y están en todo su derecho), expresar que tal concepción responde a un mero modismo, a un ejercicio academicista o a la simple pretensión de usar términos rimbombantes y estrambóticos con la única intención de impresionar a audiencias o lectores determinados que son tomados desprevenidos o en su ingenuidad por su ajetreada dinámica de vida. Sin embargo, puede indicarse, sin temor a equívocos, que algo nuevo hay bajo el sol.

Pero lo importante de aclarar o señalar en esta afirmación, es que lo novísimo no se refiere a nuevas conductas ni a nuevos comportamientos, lo novedoso es la mirada con que se abordan, se analizan, se interpretan y se asumen estas conductas y comportamientos. Lo nuevo, es que los viejos preceptos que parecían inamovibles e imperecederos, de forma abrupta develaron su caducidad. Lo nuevo y distinto es que las certezas se disiparon y de a poco, la incertidumbre se enseñoreó.

Comprender lo aquí dicho parte necesariamente de identificar y reconocer lo que significó la modernidad y distinguirla por supuesto, del modernismo. La base de esta aprehensión radica en apreciar que las transformaciones que se han venido gestando a lo largo de los años; pudiéramos incluso, indicar que, en el último par de siglos, es decir, durante los siglos 19 y 20 y que entran en contradicción de forma abrupta debido a que los diques que éstos preceptos construyeron se vieron rebozados o destruidos en este siglo 21.

En este sentido, la modernidad, y su génesis con la revolución del pensamiento impulsada por la ilustración, y el establecimiento del método cartesiano; lo cual sienta las bases de una sociedad que ha experimentado profundos cambios y transformaciones en múltiples aspectos de la vida humana. La modernidad, como periodo histórico y conjunto de ideas, se caracterizó por la valoración de la razón, la objetividad, el progreso científico y tecnológico, así como la búsqueda de la libertad individual y el desarrollo económico.

La ciencia y la tecnología moderna fueron los cimientos de una sociedad que veía a éstas como instrumentos para lograr el desarrollo, el progreso, el bienestar y el avance humano; sin embargo, las dos guerras mundiales, la guerra de Corea, la Guerra de Vietnam; fueron generando una profunda desesperanza colectiva que de forma paulatina se fue expresando en el arte; muy especialmente a través del cine con sus superproducciones con futuros distópicos y posapocalípticos con una sociedad con la amenaza permanente de su propia extinción.  

Considérese que uno de los aspectos más destacados de la sociedad moderna es el avance en medicina, comunicaciones, transporte y producción de bienes. dichos avances han mejorado la calidad de vida y han ampliado las posibilidades de conexión y acceso a la información en todo el mundo. Sin embargo, también han generado desafíos, como la brecha digital y la dependencia excesiva de la tecnología, que, a su vez, han generado desigualdades y alienación.

Ya, para la década del 30, en el siglo XX Charles Chaplin en el filme el gran dictador, reflexionaba en torno a la sociedad moderna que dejaba al individuo con un mal sabor de boca, anunciando estruendosamente la crisis que se cernía sobre todos nosotros; veamos:

Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encarcelado nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y secos; pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo.

Es ésta, una alarma temprana sobre la realidad patentada dentro de la sociedad moderna, capitalista e industrializada, expansionista y guerrerista. Es el llamado de atención en medio de la locura desatada por las potencias imperialistas y hegemónicas del momento… potencias herederas del ejercicio depredador del hombre y el ambiente.

Si bien, la polis, la ciudad, es un hecho presente en la vida del hombre en sociedad desde la antigüedad; citemos como ejemplos de esta aseveración el mundo grecolatino, cuna de la civilización occidental. Pero es de hacer notar, que la modernidad influyó en la estructura social y en las relaciones humanas. La industrialización y la urbanización (dos factores esenciales de la sociedad moderna) han llevado a la concentración de población en las ciudades como nunca antes se ha visto, generando una mayor interacción entre individuos de diferentes orígenes y culturas. Provocando con ello, y sobre todo como subproducto de las redes de la comunicación, la información y el entretenimiento, la alienación y la transculturación del sujeto.

Esto ha dado lugar a una mayor diversidad y pluralismo, pero también a tensiones y conflictos sociales. La modernidad ha promovido la igualdad de derechos y la abolición de la esclavitud, el sufragio universal, así como la lucha por los derechos civiles y la igualdad de género. Sin embargo, persisten desigualdades y discriminaciones en diferentes ámbitos, lo que muestra que la modernidad no ha logrado una sociedad completamente justa y equitativa.

Y en medio de estas desigualdades, y en procura de la aceptación y la validación, han emergido un conjunto de posturas y acciones reivindicativas para que nuevas formas sean toleradas, aceptadas, respetadas e incluso, en algunas ocasiones, rayando en el exceso: impuestas como nuevo dogma o paradigma, provocando que hasta se legisle en torno a ello.

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