Unidad de aprendizaje Cambiando lugares

UNIDAD DE APRENDIZAJE

CAMBIANDO LUGARES

Grupo de trabajo: Manila

Autoras: Eileen Legaspi-Ramirez, Mary Ann Josette Pernia, Iris Angela Ferrer

# POSTCOLONIALISMO

# DESCOLONIZACIÓN

# TRABAJAR CON LAS IMÁGENES

# COLONIALISMO

ABSTRACT

El poder del arte para permitir una reimaginación del presente está detrás del título, posiblemente utópico, de esta Unidad didáctica.

Al invitarte a pensar en lo que podría ocurrir cuando se reestructuran las relaciones visuales dentro del marco de un cuadro, te pedimos que pongas una voz contrapuntística a un personaje des empoderado que ahora se encuentra en posición de responder. La referencia visual para el ejercicio es el óleo del pintor filipino Juan Luna, España y Filipinas (c. 1888).

AUTORES

El equipo de investigación de Manila está formado actualmente por miembros de la plataforma independiente de arte "Back to Square 1": Eileen Legaspi-Ramirez (crítica-historiadora-investigadora del Departamento de Estudios Artísticos de la Universidad de Filipinas, Mary Ann Josette Pernia (especialista en educación del Museo de Arte y Diseño Contemporáneos y profesora de la Universidad de Filipinas en Manila), e Iris Angela Ferrer, investigadora independiente y trabajadora cultural. Para este proyecto, el equipo trabajó con el artista gráfico Bon Henryk Corachea.

DESTINADO A

Esta Unidad de Aprendizaje está destinada a estudiantes de tercer ciclo y jóvenes profesionales.

CAMBIANDO LUGARES

¿Podríamos imaginar un mundo en el que se rehicieron las obras icónicas que nos “enseñaron” a ver nuestro pasado y a nosotros mismos? En Filipinas, casi todos los niños que pasan por las escuelas públicas crecerán escuchando que el pintor filipino del siglo XIX, Juan Luna es un héroe porque su pintura y la de su compatriota Félix Resurrección Hidalgo situaron a Filipinas en el mismo plano que su primer amo colonial, España 1. Se dice que los triunfos de los dos pintores en varias exposiciones internacionales echaron por tierra la afirmación de que los conquistados eran esencialmente inferiores. Este deseo de paridad y visibilidad, inhibido durante 350 años, caló hondo, sobre todo en las clases intelectuales adineradas que históricamente dominaron las esferas política y económica de Filipinas. Esta postura, en gran medida no examinada, hacia la movilidad ascendente, sin tener demasiado en cuenta la necesidad de hacer frente a la desigualdad, ha sido el centro de las críticas dirigidas a la democracia liberal de élite que se confunde con el pasado colonial y el presente del país. La crítica y teórica filipina Marian Pastor Roces, en su ensayo sobre el Museo López Lunas e Hidalgos, califica con picardía estos episodios como instancias materializadas de “el indio que sale a aprender trucos de los blancos “2.

La inquietud es profunda, incluso más de un siglo después de que Filipinas luchará por librarse tras pasar de una dominación colonial a otra, estadounidense y japonesa (sin contar el interludio británico). Estas narrativas instrumentalizadas de la nación nacida de una raza que resurge de la privación  para luego afirmar su propia estatura globalizada, siguen contándose a través del sistema escolar, la cultura visual cotidiana y, actualmente, la participación en el mundo del arte internacional. En esta historia ocupan un lugar destacado, por ejemplo, obras canónicas de Luna e Hidalgo como Spoliarium, Batalla de Lepanto, Damas Romanas, La Barca de Aqueronte, Las Vírgenes Cristianas, expuestas al Populacho, que son solo algunas de las muchas pinturas que demuestran la destreza de los primeros filipinos con los motivos y técnicas del clasicismo alegórico europeo, a menudo representados a escala apropiada para el gran proyecto de nación. El sub texto de estos relatos ha sido casi siempre la feroz sacudida de un mito pictórico del eterno nativo, siempre vencido, siempre inferior.

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