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ASPECTOS PRELIMINARES DE LA REDACCIÓN EL ARTE DE HABLAR Y ESCRIBIR

GINA1978Ensayo3 de Mayo de 2019

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UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLARREAL

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APUNTES PARA EL DESARROLLO

DEL CURSO DE:

CASTELLANO II: REDACCIÓN

PROFESOR: Mag.  ALEJANDRO SULLCAHUAMÁN CARRIÓN

                             LIMA – PERÚ

                                 


            ASPECTOS PRELIMINARES DE LA REDACCIÓN

                       EL ARTE DE HABLAR Y ESCRIBIR

HABLAR Y ESCRIBIR

Son dos modalidades del lenguaje con los que los seres humanos interactúan entre sí para compartir los conocimientos y experiencias de su vida cotidiana. El primero se manifiesta mediante signos acústicos o sonoros; el segundo, por medio de signos gráficos.

En realidad, hablar y escribir son dos sistemas de comunicación distintos por su origen. La lengua oral se aprende espontáneamente en el entorno familiar y social; en cambio, el aprendizaje de la lengua escrita es más laboriosa  y requiere de estudio.

Los hombres, por su naturaleza humana, hablan y escriben para comunicarse con sus semejantes; pero no todos hacen uso del idioma con igual corrección y eficacia, es decir, no todos los usuarios de una lengua hablan y escriben bien porque no tienen acceso a una buena educación ni a una buena formación lingüística.

¿En qué consiste hablar bien?

Hablar bien no es lo mismo que hablar elocuentemente. La elocuencia es un don natural que muy pocas personas poseen, pues esta cualidad permite generar ideas con gran rapidez y hallar fácilmente las palabras más justas y apropiadas para expresar las ideas con fluidez, belleza y galanura.

Hablar bien consiste en expresar las ideas, conocimientos y significados con claridad, precisión y coherencia. Se debe hablar bien en circunstancias formales, por ejemplo, cuando se dicta una conferencia, cuando se expone un tema, cuando se participa en un debate o cuando se contesta las preguntas de un examen oral. Sin duda, para estas distintas situaciones comunicativas se necesita disponer y emplear abundantes recursos lingüísticos, especialmente,  de nivel culto.

¿En qué consiste escribir bien?

Escribir bien no es lo mismo que escribir literariamente. La literatura es un arte que muy pocas personas cultivan, y ella emplea el lenguaje en su sentido figurado con la finalidad de producir una impresión estética en el lector, es decir, que sienta placer y deleite en comunión con la obra literaria.

Escribir bien consiste en expresar las ideas, conocimientos y significados con claridad, precisión y coherencia, respetando rigurosamente las normas ortográficas y sintácticas del idioma. Un texto está bien escrito cuando posee equilibrio y armonía entre el fondo y la forma.

El Lenguaje y el Pensamiento.-

Debemos dejar claramente establecido que el lenguaje es el instrumento del pensamiento, por esta razón se afirma que “pensamos con palabras”, por lo tanto, si queremos pensar bien, es requisito indispensable conocer bien el idioma en que pensamos.

El acto de pensar es veloz, y aparentemente es independiente del lenguaje. Pero sólo es en apariencia, porque aunque parezca que discurrimos sin palabras, es la red idiomática la que gobierna el curso de nuestro pensamiento.

El pensamiento necesita del lenguaje para que pueda desarrollarse, lo necesita para que genere ideas y además para que pueda manifestarse. El lenguaje y el pensamiento son dos conceptos solidarios y complementarios, pese a que son diferentes, no pueden existir el uno sin el otro.

LOS REGISTROS IDIOMÁTICOS

Se llaman registros idiomáticos a los distintos niveles o modalidades que posee una lengua, y que un buen usuario debe conocer para emplearlos acertadamente de acuerdo con las circunstancias comunicativas.

Los registros idiomáticos que una lengua posee son: nivel vulgar, nivel coloquial, nivel culto y nivel literario.

  1. Lengua o nivel vulgar.-

Es la lengua que, generalmente, surge en circunstancias conflictivas, cuando los ánimos se alteran y las pasiones se exacerban por alguna disputa.  Se emplea con la finalidad de Injuriar, ofender o agraviar lo más duramente posible al enemigo o  rival. El léxico de esta lengua está constituido por expresiones y vocablos groseros, obscenos y malsonantes como cojudo, huevón, mierda, pendejo, etc.

  1. Lengua o nivel coloquial.-

Es la lengua apropiada para la expresión de las emociones, los sentimientos y los afectos. Se emplea en circunstancias carentes de formalidad, en el círculo de nuestras amistades más íntimas y en los diálogos y conversaciones con nuestros familiares. Su sintaxis es por lo general ágil y simple. Su léxico está constituido por vocablos de uso común y corriente; pero están matizados con diminutivos (hijito, mamita, cariñito, gordita); aumentativos (amorsote, grandote, buenaza); contracciones (ma, pa, profe, Nando, Tina, abue); hipocorísticos ( Lucho, Pancho, Pepe, Charo, Chavela); apodos (condorito, loco, supositorio de ballena); traslaciones semánticas (Iechero = con suerte; piña, salado = sin suerte; bravazo = excelente). Este registro tiene su belleza y su encanto y  es, sin  duda, la más espontánea y la más auténtica expresión lingüística.

  1. Lengua culta.-

Es la lengua apropiada para la expresión de las ideas, los conocimientos y significados. Este registro se emplea en circunstancias formales, es decir, en los momentos y actos solemnes y ceremoniosos de la vida como en las conferencias, en reuniones sociales presididas por la circunspección; se emplea también en el trato con personas distinguidas con las que no tenemos lazos de amistad ni confianza. Asimismo, la lengua culta se emplea en todos los niveles de la educación y, en general, en toda actividad de carácter cultural e intelectual de la sociedad.

El léxico de la lengua culta se caracteriza porque es homogéneo tanto en su valor semántico como en su realización fonética. Su sintaxis se distingue por la precisión y coherencia en la expresión de los pensamientos. El uso de esta lengua otorga al usuario, distinción cultural e intelectual.

  1. Lengua Iiteraria.-

Es la lengua cultivada por los escritores en sus obras literarias, por lo tanto, es esencialmente escrita.  Este registro no se emplea en la comunicación oral aunque los interlocutores sean poetas o escritores.

La lengua literaria posee un vocabulario de voces cultas y poco usuales como: falacia, sofisma, fragor, prístino, luminaria, olvidose, corceles, faz, tez, etc. Su sintaxis es sumamente cuidadosa, pues elabora insólitas figuras literarias que trasuntan la sensibilidad estética del usuario. Por ejemplo: "Alimentarte quisiera con pedacitos de pan cocidos en el horno de mi corazón", "Tengo celos del sol cuando te besa con sus labios de luz y de calor”, “Quiero estrechar tu cuerpo con las cadenas ardientes de mis brazos amorosos”.

Los niños, jóvenes y adultos deben mantener una permanente comunión y contacto con la literatura para desarrollar y afianzar su sensibilidad estética, asimismo para enriquecer su léxico.

Competencia Lingüística.-  

Un usuario posee competencia lingüística cuando tiene conocimiento y dominio sobre todos los registros idiomáticos y sabe emplearlos con acierto y eficacia de acuerdo con las circunstancias y las personas con quienes se comunica.

 

 

                                  EL LÉXICO ACADÉMICO      

Para ningún buen usuario del idioma es un secreto que el lenguaje es un instrumento de representación. Usamos nuestro léxico para representar los objetos de la realidad concreta o abstracta. Por esta razón, si queremos hablar de un tigre, no se nos ocurre traer al felino para pensar en él. En su lugar decimos “tigre” y eso es suficiente para evocar en nuestra mente y en la del interlocutor los datos asociados con ese animal.

Las palabras son los elementos lingüísticos con los que el lenguaje cumple su capacidad de representación. Por esta razón,  nuestro léxico  revela cuánto sabemos de la realidad. Si el usuario de un idioma posee un rico y abundante léxico, entonces sus conocimientos están en la misma proporción. Por el  contrario, si su léxico es reducido y pobre, entonces sus conocimientos también serán mínimos. Por lo tanto, debemos concluir que no existe conocimiento alguno que esté desvinculado de su respectivo léxico.

Cuando un niño nace, no distingue entre su propio cuerpo y el resto de la realidad. Pronto empieza a diferenciar las partes de sí mismo. Primero es una diferencia conceptual y, conforme adquiere el lenguaje, el concepto se traduce en una distinción léxica, es decir, emplea palabras distintas para objetos distintos. De esa manera identifica leche, pan, mamá, perro, pelota, carro y todo lo demás. Luego en el colegio descubre que también hay células, circulación sanguínea, ecuaciones, mamíferos y que debe llamar oración a la unidad mínima del pensamiento, etc. Pero al llegar a la universidad todavía no conoce todos los objetos del mundo. Ignora los secretos de los números imaginarios, del cálculo vectorial, de los algoritmos. No sabe lo que es un texto, un párrafo o la referencia. Descubre pronto que no puede conocer todos los objetos del mundo,  y no necesita conocerlos todos directamente, porque su propio vocabulario le permite referirse a la realidad sin hacer demasiadas precisiones.

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