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RELATO BREVE FEMENINO: UNA CONTRIBUCIÓN A LA IGUALDAD LITERARIA EN EL CURRÍCULUM DE LENGUA Y LITERATURA

zlatanear14Tesis17 de Abril de 2022

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UNIVERSIDAD CATÓLICA DE LA SANTÍSIMA CONCEPCIÓN

FACULTAD DE EDUCACIÓN

PEDAGOGÍA EN EDUCACIÓN MEDIA EN LENGUAJE Y COMUNICACIÓN. 

                                         [pic 1]

Consolidación de la voz femenina en el relato breve durante los últimos 15 años y sus aportes para una igualdad literaria en el aula

               Asignatura: Redacción del discurso científico 

 Profesor: Dr. Juan Herrera Molina

               Estudiante(s): Pablo Cubillos Sánchez

Alejandro Fuentes Salamanca

 Nicol Hernández Muñoz

Javier Quintana Acuña

Samuel Suazo Vargas

Javiera Zepeda Victoriano

CONCEPCIÓN, Julio 07 de 2020

ÍNDICE

  1. MARCO TEÓRICO

1.1 VISIÓN FEMENINA EN LA LITERATURA

1.2 ANTECEDENTES DE LA VISIÓN FEMENINA EN CHILE

1.3 ANTECEDENTES DE LA VISIÓN FEMENINA EN LA EDUCACIÓN LITERARIA CHILENA

1.4 Relato Breve

1.5 EVOLUCIÓN DE LA VISIÓN FEMENINA EN EL RELATO BREVE EN CHILE

1.6 VISIÓN ACTUAL DE LA EDUCACIÓN LITERARIA FEMENINA CHILENA

           BIBLIOGRAFÍA

1. MARCO TEÓRICO

El siguiente capítulo ahonda en estudios, investigaciones previas y teoría acerca de la visión femenina en el relato breve, fundamentalmente de los últimos 15 años en nuestro país; esto, con el fin de analizar el impacto en la educación literaria de alumnos de Primero Medio.

1.1) VISIÓN FEMENINA EN LA LITERATURA

           Según Ramírez (2017), es un hecho que existe una distinción entre hombres y mujeres que se concibe y se manifiesta en la literatura. La autora plantea que aquello tiene origen en que ambos se desenvuelven en la sociedad de forma disímil, lo que permitiría explicar la variedad de géneros temáticos y, sobre todo, identificar la literatura femenina dentro del canon literario. Esto es, historias que narran experiencias de mujeres, cómo se sienten, interiorizan y comprenden el mundo dentro de una sociedad aparentemente patriarcal.

      No obstante, si se establece una comparación con la visión de la mujer de antaño, para Sánchez (1990) deformada y deformante era la percepción que se tenía sobre la mujer, quien por causa de las limitaciones sufría la anulación de toda independencia y liberación del hombre. Empero, en vista de los obstáculos existentes, en los siglos XVI y XVII (concretamente el Siglo de Oro) hubo féminas que intentaron corregir y superar estas limitaciones por medio de la literatura como lo hacían escritores del otro sexo. Un ejemplo de aquello es Sor Juana Inés de la Cruz, una religiosa y escritora novohispana que, frente a la visión idealizada o mística que los poetas poseían sobre la mujer (como objeto), manifestó una rebeldía intelectual con el propósito de reivindicar el derecho de estas a la cultura.

         En la presente época, Rojas (2005) expone que la reciente publicación de textos y estudios de literatura femenina es paralela a la institucionalización del género, la cual desde comienzos del siglo XXI cobra relevancia por el papel de las organizaciones referidas a la mujer. Asimismo, a través de una visión que se enarbola con el discurso literario, explica cómo las mujeres escritoras abren paso a la reconfiguración de un estereotipo del género no sólo con miras de un reconocimiento identitario, sino también para reivindicar el papel del sujeto femenino y apelar a un nuevo orden de significación y propiedad.

        Respecto a esto, Ramírez (2017) afirma que aquella literatura se identifica a través de la historia y que su visión atiende a las particularidades culturales y temporales de las épocas, componentes que contribuyen a la representación de un mundo desde la perspectiva del género femenino. No obstante, también señala que esta visión no debe confundirse con la literatura feminista, la cual si bien guarda relación es una propuesta ideológica y de lucha explícita; es decir, una manifestación de inconformidad producto de las desigualdades en una sociedad patriarcal.

           Por último, Ramírez (2017) acota que en Chile se reconoce la existencia de una escritura femenina, categoría donde se destacan autoras como Isabel Allende, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, etcétera; literatas que logran la identificación de la mujer común con las protagonistas de sus relatos. Según la investigadora, en esta clasificación se presenta la condición de la mujer en un mundo machista y que no puede evadir su estado de inferioridad, mas no se expresa una lucha en contra de las desigualdades que la dominan. Al contrario, el personaje es mostrado como alguien con defectos y virtudes en una vida vejada y dependiente del hombre.

              A continuación, en los siguientes capítulos se continuará ahondando en cómo el relato breve se presenta como una vía para el asentamiento de la visión femenina en nuestro país, precisamente a través de antecedentes. Cepedello (2014) explica que en los últimos años este tipo de narración se ha revelado como un espacio genérico, donde los escritores encuentran un esquema idóneo (de representación artística) de universos narrativos de distinta naturaleza: uno de los lugares representativos de la cuentística femenina. La autora plantea que si bien los relatos escritos por mujeres no poseen exclusivamente características de esta percepción, sí son reveladores en la manera de entender la visión citada en este apartado.

1.2) ANTECEDENTES DE LA VISIÓN FEMENINA EN CHILE

Durante esta última década una nueva generación intelectual de mujeres comprometidas con la literatura, ha estado desarrollando por medio de su participación una visión femenina en el relato breve de nuestro país. Estas autoras le otorgan una renovación a nuestra literatura, con una mirada enfocada en darle visibilidad a nuevas temáticas, las cuales por mucho tiempo han sido omitidas en nuestra historia. Así, por ejemplo, en el concurso “Acoso en 100 palabras” producido por La Secretaría de Género y Disidencia Sexual de la Universidad Alberto Hurtado, se dio oportunidad para hacer notoria la violencia de género, con relatos que abarcan historias desde ‘‘la más incipiente infancia hasta la adultez, de mujeres y niñas violentadas no sólo por hombres familiares, amigos o desconocidos, sino por aquellos y aquellas que no las defendieron en su momento.’’ (El desconcierto, 2016).

De forma similar, Pía Barros, quien ha conseguido un gran protagonismo en la escena desde la década de los ’80 hasta el día de hoy, ha incluido en sus producciones ‘‘personajes que revelan la intimidad femenina en hechos que muchas veces se prefieren silenciar.’’ (Guioteca, 2006). Como en “El orden de las cosas” en donde una joven adolescente junto a su padre trasladan el cuerpo de su madre, adicta al alcohol, para terminar arrastrados a un desenlace hilado al sexo con desconocidos  y a las bebidas.  

Por lo tanto habría que mencionar, además, a la autora Andrea Maturana, quien desde sus cortos 20 años forma parte de la antología Brevísima relación del cuento breve en Chile, de igual manera fue participe del taller literario de Pía Barros (1987-1989). Según Pizarro (2013) entre sus aportes a la comunidad lectora destaca la introducción de la literatura erótica en Chile desde una autoría femenina en la década de los noventa con la obra: “(Des) encuentros (des) esperados de la escritora chilena Andrea Maturana. En pocas palabras, en estos relatos se presenta una visión de mundo en que los personajes femeninos utilizan los mismos dominios para el erotismo que los personajes masculinos.

Inclusive, recientemente en el famoso concurso nacional ‘‘Santiago en 100 palabras’’ organizado por la agencia cultural Plagio, los dos primeros lugares fueron obtenidos por concursante  mujeres, Ana María Moraga y Paloma Valenzuela. Esta última destacó por su relato inspirado en una época de crisis y en los sentimientos que le generó haber tenido una pérdida durante un embarazo, de este modo refleja experiencias dolorosas que muchas mujeres han sufrido y poco protagonismo han tenido en nuestra literatura. 

Se puede condensar lo dicho hasta ahora, como un incremento durante los últimos años, del protagonismo y participación femenina en los relatos breves, dicha participación amplió las posibilidades de lectura para temas que tradicionalmente no eran considerados (sobre todo antes de la década de los 80’) que abarcaban la totalidad de ser mujer en la esfera de lo político, social, cultural y subjetivo. En consecuencia se consiguió una tendencia para una igualdad justamente estructurada, en donde lo relevante radique en el profesionalismo del trabajo literario y no el sexo del autor, ni tampoco en los temas de sus producciones.

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