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Artículo 3º que implantó la educación socialista en México


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2013  •  3.005 Palabras (13 Páginas)  •  344 Visitas

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Antes de que se pusiera en práctica la reforma del Artículo 3º que implantó la educación socialista en México, hubo una fuerte lucha de posiciones en pro y en contra de tal reforma y la libertad de educación. Esta oposición se dio en las cámaras, en instituciones educativas como la Universidad Nacional,2 en los periódicos de la época en los que escribían los ideólogos más conocidos de entonces. Estas posiciones contrarias sólo hacían dudar aún más a los indecisos frente a la reforma, especialmente a los padres a quienes se les mandaban mensajes no sólo distintos sino hasta contrarios de lo que era la educación socialista.

La libertad de prensa que entonces existía, al menos así se decía en los principales periódicos que circulaban entonces: El Nacional, El Universal y el Excélsior, sirvió como arena de contienda de las diversas y opuestas posiciones que se dieron frente a la reforma. A partir de esos periódicos presento algo de esta contienda.

El Nacional era un "periódico oficial", creado en 1929 y era el encargado de difundir los planes y políticas públicas, especialmente del gobierno federal. Frente a él estaban los otros periódicos, El Universal y el Excélsior, que frecuentemente criticaban con dureza esas mismas políticas.

Ante el "rumor" que corría sobre la ya cercana implantación de la educación socialista en México, las "fuerzas vivas" de entonces pronto estuvieron listas para explicar lo que cada quien entendía como lo que "real y verdaderamente" significaba la reforma que ya se discutía en los recintos político–legislativos y académicos. Pocos hablaban de los contenidos y métodos de la nueva escuela, la polémica más fuerte estaba alrededor del calificativo socialista que se le dio a la educación.

Ángel Dotor en El Nacional fue de los pocos que hizo referencias a las metodologías y corrientes pedagógicas probables de ser adoptadas en la reforma educativa que se avecinaba. Entre los pedagogos revisados por Dotor resaltan Rousseau, Claparede y Dewey, quienes establecieron la educación activa–funcional con base en los intereses y necesidades de los niños, palancas fundamentales del aprendizaje. "Es necesario el retorno a la naturaleza como inspiradora de la educación" (El Nacional, 5 de enero de 1933). A este carácter práctico y activo de la educación se le añadirán otros de carácter abiertamente ideológico en nombre de una nueva sociedad mexicana más justa e igualitaria para todas las clases sociales.

Narciso Bassols era en 1933 el secretario de Educación Pública, y es a quien se le atribuye en gran medida esta reforma educativa. El secretario instaló el Consejo de Educación Primaria y Normal del Distrito Federal el 29 de abril de 1933 para la reforma de la educación primaria. En sus principios, el consejo se comprometió a colaborar activa y decididamente con la reforma que ya se estaba discutiendo, marcando las diferencias que habría entre la nueva escuela y la escuela liberal decimonónica que hasta entonces, se dijo, era la que estaba en vigor: "La escuela primaria actual es la que se identifica con la ideología liberal que aspiraba a formar individuos aislados de la colectividad en sus aspiraciones de mejoramiento y en sus relaciones sociales; la nueva aspiración es que la escuela primaria enseñe a formar sociedades humanas y no individuos perfectos" (El Nacional, 29 de abril de 1933).

La ideología liberal de la segunda mitad del siglo XIX reflejada en la educación era ahora acusada de haber sido la principal responsable de fomentar en los niños una serie de prejuicios que los dirigía a la competencia de unos contra otros, no a la colaboración y al trabajo en equipo; una escuela en la que se privilegiaba el triunfo de unos cuantos sobre el fracaso de los demás, donde el éxito era obra del individuo, precisamente por ser el "más capaz", sin reconocer las condiciones sociales en las que vivía "el triunfador" y "el fracasado". Una escuela liberal que no permitía la ingerencia de la religión dentro de sus muros, pero que fuera de ella no se oponía a la serie de falsedades y supersticiones que las religiones fomentaban en las conciencias infantiles, especialmente la religión católica. La nueva escuela lucharía por desterrar las explicaciones religiosas y las supersticiones tanto dentro como fuera de sus aulas, por carecer de fundamento racional. El 16 de mayo de 1933 en El Nacional apareció el comunicado que el día anterior la Federación de Maestros del Distrito Federal había enviado a todos los profesores del país con motivo de la celebración del Día del Maestro. En tal comunicado se les convocó a convertirse en "vanguardia del proletariado", a luchar, entre otras cosas, por la alianza entre maestros, estudiantes, obreros y campesinos para cambiar las condiciones sociales y económicas del país.

El diputado Alberto Bremaunz, miembro de la Comisión de Educación encargada de presentar a la XXV Legislatura Federal el proyecto de la reforma educativa, explicaba mediante los periódicos de entonces, especialmente en El Nacional, que la reforma propuesta tenía como fin modificar el pensamiento y la conciencia de las nuevas generaciones, implantando en las escuelas nuevas formas de trabajo y de organización. La escuela era un medio para transformar las mentalidades y las relaciones establecidas entre los alumnos, tanto dentro de la institución como en sus comunidades, no un semillero de violencia revolucionaria como decían sus opositores. El cooperativismo era la nueva forma de organización del trabajo que debía fomentarse en las escuelas, para después pasar a la organización de la sociedad en su conjunto. Esto requería del cambio de mentalidades con respecto al trabajo productivo, a la naturaleza y a las relaciones sociales vigentes, además de una eficaz capacitación para la producción.

La Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF), frente a los intentos de establecer en México la educación socialista, a través de Excélsior y de periodistas como Güilebaldo Murillo exclamó: "Se trata de arrebatarnos a nuestros hijos, de prostituirles el entendimiento y el corazón y donde ellos servirán de carne de experimentación" (Excélsior, 17 de enero de 1934).

Frente a esta posición de la UNPF, en el Distrito Federal se formó el Frente Nacional Socialista del Magisterio; el profesor Isaac Velásquez fue su presidente. Este frente publicó mediante El Nacional diversos trabajos para "aclarar" las "falsedades" divulgadas por los opositores a la reforma educativa que se veía venir: "Como lo indica el nombre de la organización, nos proponemos pugnar por el establecimiento de

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