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CONCEPTO DE LITERATURA EN EL SIGLO XVIII


Enviado por   •  30 de Octubre de 2021  •  Trabajos  •  6.364 Palabras (26 Páginas)  •  86 Visitas

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CONCEPTO DE LITERATURA EN EL SIGLO XVIII

ALUMNO: RUBÉN ORTEGA JIMÉNEZ ASIGNATURA: PENSAMIENTO ILUSTRADO FECHA: 17/01/2012

INDICE

-INTRODUCCIÓN…        página 3

-ANÁLISIS SOBRE LOS TEXTOS DEL CORDE        página 10

-ANÁLISIS ESTADÍSTICO: CONCEPTO DE

LITERATURA EN EL SIGLO XVIII        página 19

-COMENTARIO PERSONAL DEL

TRABAJO…        página 20

-BIBLIOGRAFÍA…        página 21

(De las dudas sobre el propio trabajo sólo llega a consolar la certeza de saberse

dedicado a una tarea noble. ) LUIS GARCIA MONTERO

INTRODUCCIÓN

Sin duda podemos decir que existe una conciencia literaria. Si la literatura esconde detrás de las palabras a determinadas personas / autores, aquí venimos a perseguir su sombra, esa silueta oscura al otro lado de las páginas.

Escribir un libro, un trabajo, a menudo puede resultar una batalla interna contigo mismo. Hablamos del oficio de escribir, a veces tan extraño pero a la vez tan propio como nuestro propio nombre. Como decía, escribir puede resultar una tarea cuanto menos agradable si no se tiene seguridad en lo que se está expresando, y esa batalla solo tiene sentido si cada vez que se escribe se hace con la intención de aprender a escribir, de escribir algo nuevo, todo esto, con ese sentido que recoge Jaime gil de Biedma “con la pasión que da el conocimiento” (Gil de Biedma, Volver, 1989: 115).

Durante algún tiempo he estado trabajando sobre este tema, “el concepto de literatura”, recopilando información, buscando las palabras adecuadas y la forma correcta de comunicar ese conocimiento adquirido, con el objetivo de poder llegar a rellenar, aunque sea una serie de páginas, quizá dos frases o incluso varias palabras seguidas que merezcan la pena. Trabajar, ese es el objetivo, analizar los textos para encontrar esa maldita verdad final (si es que existe), porque con la palabras se producen las ideas, no se trata de que escondan un secreto, sino que detrás de cada palabra se esconde un sentido, un sentido diferente para cada palabra en una determinada época, y por eso hoy estoy aquí escribiendo estas líneas, pensando cada palabra que digo, con el amor que me produce –aunque haya sido tan solo en este trabajo- dedicarme a una tarea como es la literatura.

Pero ¿a qué llamamos hoy literatura?, la respuesta puede estar en una serie de discursos que se caracterizan por ser obra de un autor, esto es, ser un objeto construido por un sujeto. Lo que diferencia a los textos literarios de todos los demás discursos sería el hecho de que en tales textos se expresaría mejor que en ninguna otra parte la propia verdad interior, la propia intimidad del sujeto / autor de la obra. La existencia de la literatura, o de ese tipo de discursos llamados literarios, surge cuando aparece la lógica del sujeto, ese autor capaz de expresar mediante palabras su propia verdad interior. Pero aquí no vengo a hablar de la literatura siguiendo este camino, sino que vengo a mostrar cómo evoluciona eso a lo que hoy llamamos literatura, analizando el concepto de literatura según la época en la que el texto fue escrito. Solo analizando la literatura desde el origen hasta nuestro tiempo o incluso centrándonos en un espacio de tiempo determinado, podremos entender por qué tiene ese sentido la literatura hoy en día o concretamente en el siglo XVIII, que es el espacio de tiempo que vamos a analizar. A lo largo del siglo XVIII, y sobre todo a medida que se acerca el final del siglo,

se van fraguando distintas restricciones semánticas sobre el concepto de la literatura, en especial, la que ha venido a limitarla como un arte bello que emplea como instrumento la palabra. Esa acepción triunfa con el romanticismo, lo cual no impide una fase preparatoria dieciochesca, puesto que nunca hay una ruptura total ni un punto de nacimiento en concreto sobre una determinada cuestión. La literatura, las determinadas características de una época surgen a través la historia, de las relaciones sociales, etc. Ya en 1797 Jovellanos había pronunciado un discurso "Oración   sobre   la necesidad de unir el estudio de la Literatura al de las Ciencias". Jovellanos en este texto plantea el concepto de buenas letras para referirse a la literatura. Habla de las ciencias como el vehículo para comprender la historia, el mundo en el que vivimos, pero también habla de la "buenas letras" como parte del estudio de la vida muy importante. Argumenta que si las ciencias esclarecen el espíritu, la literatura lo adorna; si aquellas le enriquecen, la literatura pule y avalora sus tesoros. Las ciencias rectifican el juicio y le dan exactitud y firmeza, la literatura en cambio le da discernimiento y gusto, y la hermosea y perfecciona. Con estas ideas puestas sobre la mesa, ya solo faltaba dar entrada en el terreno de juego literario al componente específicamente estético, para que

la idea de literatura coincidiera con la actual.

En cambio, conocemos peor los antecedentes del término, su nacimiento y primeros pasos como voz culta del español. Corominas, además de informarnos acerca de la patrimonial letradura, señala una primera documentación de Literatura en el

Universal Vocabulario de Alfonso de Palencia. Las dos autoridades que para nuestra voz registra el primer diccionario académico son muy de finales del siglo XVII, lo que acaso podría indicar que su uso era raro en el español áureo. La definición de esos dos testimonios dice así. "El conocimiento y ciencia de las letras", y no parece sustancialmente modificada, aunque si algo mejorada en Terreros: "doctrina y conocimiento profundo de las Letras o ciencias". De todas formas, los textos citados en Autoridades desvanecen por sí mismos la incertidumbre, pues nos presentan a sujetos y literatura, es decir, de sabiduría, de amplitud y profundidad de conocimientos en diversas materias, como podemos observar en el ejemplo: "El oficio de juez pide talento mui superior, ya que esté dotado de literatúra y ciencia, casi divina". (Diccionario de autoridades, su voz “literatura”). Así el concepto de literatura aplicado no solo a individuos aislados sino a una colectividad viene a coincidir con el que designaba cultura, y aparece opuesto por tanto al término barbarie: "En esta parte bastantemente vengados quedan los Estrangeros, pues si nosotros los tenemos a ellos por de poca literatura, ellos nos tiene a nosotros por de mucha barbarie" (1729 Feijoo Teatro crít, III, 10. ª, 16: 231).

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