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La Literatura Del Siglo XVIII


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  1.802 Palabras (8 Páginas)  •  287 Visitas

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La literatura del siglo XVIII. El siglo de las luces.

El siglo XVIII fue una época en la que se produjeron grandes cambios tanto en lo político, lo social y lo religioso como en el ámbito del pensamiento y de las actitudes vitales. De hecho, el rasgo característico de esta época es la confianza en la razón y, por tanto, la recuperación de la fe en el ser humano. La razón, en efecto, es el valor supremo, la luz que guía a los seres humanos en la búsqueda del saber. Por ese motivo a esta época se reconoce como Ilustración o Siglo de las luces.

En materia artística, los excesos del Barroco condujeron a un nuevo clasicismo; de ahí el nombre de Neoclasicismo, que se aplicará a la corriente artística que domina en este período.

Así como el Renacimiento nacido en Italia y de allí se extendió a toda Europa, en el siglo XVIII fue Francia el foco de donde irradiaron las nuevas tendencias.

La Ilustración.

La Ilustración es un movimiento ideológico que surgió en Francia en el siglo XVIII y tuvo como figuras destacadas a Voltaire, Montesquieu y Rousseau. Sus características principales son el racionalismo, el utopismo y al reformismo.

• El racionalismo. La Ilustración se caracteriza por la confianza en la razón como única fuente del conocimiento y, en consecuencia, por un cierto menosprecio por todos los aspectos no racionales de la personalidad, como la fantasía, las emociones y los sueños. Además, el racionalismo consideró que la educación era la única vía posible para lograr el bienestar individual y social y que la ignorancia era la raíz de todos los males individuales y sociales. Un escritor español de la época, Gaspar Melchor de Jovellanos, decía entonces en relación con la educación:

Las fuentes de la prosperidad social son muchas; pero todas nacen de un mismo origen, y este origen es la instrucción pública. Ella es la que las descubrió, y a ella todas están subordinadas. La destrucción dirige sus raudales para que corran por varios rumbos a su término; la destrucción remueve los obstáculos pueden obstruirlas o extraviar sus aguas. Ella es la matriz, el primer manantial que abastece estas fuentes…con la instrucción todo se mejora y flores; sin ella, todo decae y se arruina en un estado.

• Utopismo. Los ilustrados creían que la aplicación de la razón a todos los aspectos de la vida permitiría una mejora constante de la sociedad y un progreso económico y cultural ilimitado. Con ello, defendían la posibilidad de la felicidad terrenal en contraposición con la idea medieval de que la felicidad se conseguía solamente en la vida ultraterrena.

• Reformismo. Los ilustrados propusieron modernizar la sociedad mediante lentas reformas emprendidas por leyes y gobiernos de carácter absolutista. Es lo que se conoce con el nombre de despotismo ilustrado, cuyos principios se resumen en la frase: “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo”.

La Enciclopedia.

En 1751, vio la luz la primera edición del primer volumen de la enciclopedia o diccionario razonado de ciencias, artes y oficios. La intención de los editores, Denis Diderot y Jean Le Rond D’Alembert, era volcar todo el saber humano alcanzado hasta esa época en una gran obra.

El triunfo de la razón y la literatura.

El siglo XVIII aportó una forma distinta de gobernar, atento a las necesidades de la población; una modernización de la sociedad; un concepto de ser humano como ser libre, pero necesitado de la educación para gozar de la libertad; un nuevo modo, racional y experimental, de enfrentarse al conocimiento.

La literatura de la época no sólo refleja estas ideas, sino que se convirtió en agente de las reformas, el instrumento capaz de educar a la población con el fin de lograr su bienestar.

La importancia concedida a la educación se refleja en el carácter didáctico de la literatura de la época, lo cual explica el florecimiento de la fábula y el cultivo de un teatro concebido como un medio para ilustrar y moralizar al público.

En el plano ideológico, los ilustrados sometieron a crítica el saber tradicional: se debía dudar de todo, revisarlo todo, someterlo todo a la luz de la razón. La literatura también respondió a éste afán crítico; por éste motivo, el ensayo fue el género más cultivado.

Se propone, pues, una literatura verosímil, racional y didáctica, que ejerza a una función formativa. De este modo, la literatura se convierte en transmisora de ideas y de pautas de conducta.

El didacticismo: la fábula.

La fábula es una composición breve, generalmente en verso, en la cual, a partir de una anécdota en la que intervienen animales o seres inanimados, se formula una enseñanza o moraleja. Este género, por su carácter didáctico, es representativo del siglo XVIII, pero refleja influencias de Gracia y Roma, donde lo cultivaron Esopo y Fedro, respectivamente, y en Francia, La Fontaine, el gran fabulista del siglo XVII. En la Edad Media, también caracterizada por el didacticismo, autores como el Arcipreste de Hita recurrieron a la fábula.

Los grandes fabulistas del siglo XVIII español son Iriarte y Samaniego.

El ensayo.

Los ilustrados encontraron en el ensayo el cauce más adecuado para la exposición de sus ideas. Por eso, este género se impuso con fuerza en el siglo de la ilustración.

Entre los ensayistas del siglo se destacaron tres: Gaspar Melchor de Jovellanos, Benito Feijoo y José Cadalso.

El teatro neoclásico.

Algunos dramaturgos intentaron revitalizar la tragedia de corte clásico, pero no contaron con el fervor del público. Más éxito logró, en cambio, la comedia neoclásica, creada por Leandro Fernández de Moratín, quien, durante la segunda mitad siglo XVIII, dio vida a un teatro neoclásico cuyos rasgos básicos son los definidos por Luzán. Así ve Moratín la función de la comedia neoclásica: “esta (la comedia) imita a los hombres como son, imita las costumbres nacionales, los vicios y errores comunes, los incidentes de la vida doméstica. Expone a los ojos del espectador las costumbres populares que hoy existen, no las que pasaron ya que, las nacionales, no las extranjeras; y de esta invitación dispuesta con inteligencia, resulta necesariamente la instrucción y el placer.”

La poesía neoclásica

La poesía fue un género en decadencia durante esta época, entre otras causas por el didactismo y el

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