Comentario de El Extranjero - Georg Simmel

Comentario de "El Extranjero"- Georg Simmel

Experimentar todo aquello que nos resulta desconocido, extraño, ajeno y poco familiar se ha ido convirtiendo en un asunto de cierta importancia a lo largo de la historia de la humanidad, aún cuando las formas de interpretar los significados y las consecuencias de estas situaciones han variado de forma progresiva en el espacio y en el tiempo. Es por esta razón que pensar en extraños, en personas que acabamos de conocer o aquellos que vienen de un lugar remoto, no podríamos considerarlo como una experiencia novedosa dentro del ámbito de las relaciones sociales pero el hecho de que estas cuestiones sean en realidad parte de nuestras inquietudes y debates en el presente, justifica nuestro interés por conocer visiones distintas del mundo.

En el fragmento de Georg Simmel que habla sobre “el extranjero” nos ofrece una visión sociológica que concibe la sociedad como un cúmulo de “acciones recíprocamente orientadas” que interaccionan entre sí en constante movimiento. Estas acciones en conjunto forman una red que nos vincula y nos une a unas personas con otras, y que nos condicionan como seres humanos, pues mediante las acciones que desempeñamos, provocamos efectos sobre otros y recibimos además las consecuencias de las acciones de los demás. En este contexto, extranjero es aquel que se introduce en un nuevo círculo (social, político, etc.) ajeno, en el que las condiciones que lo rigen son desconocidas para él, ya que no ha sido miembro de dicho círculo desde siempre. El extranjero trae consigo valores y visiones de su propio círculo, los cuales no puede mostrar dentro del nuevo mundo en el que se encuentra.

Se podría decir que el extranjero no es más que una “forma social”, es decir, se trata de una forma particular de ser con otros individuos. Por tanto, las personas no son extranjeras en sí mismas, sino para alguien o algunos que así las definen. Ser extranjero no necesariamente significa venir de otro país, pues Simmel argumenta que un individuo puede sentirse completamente extranjero en su propio lugar de origen. Básicamente, lo que el autor quiere dar a entender en este fragmento es que ser extranjero es meramente una construcción de la sociedad.

El extranjero entra en contacto con los elementos del grupo pero no se liga de forma orgánica a él, es decir, no existe ningún tipo de relación de parentesco, localidad ni profesión. Como también dice Simmel, el extranjero se caracteriza por expresarse con objetividad, ya que al no estar vinculado a ningún grupo, ni por lo tanto, a sus costumbres, creencias, cultura, valores, etc.., tiene la capacidad de acercarse de forma objetiva a las cosas que le rodean. Esta objetividad es en realidad una expresión de libertad para el extranjero, ya que “el individuo objetivo no está limitado por ningún prejuicio que pueda comprometer su observación, comprensión y valoración de los hechos”. Personalmente, esto podría considerarse un riesgo desde el punto de vista de que un "extranjero" podría ser inculpado (de hecho, ya ha ocurrido históricamente) como impulsor de revueltas y levantamientos sociales pues son ellos los que, se cree y se dice, ‘traen’ ideas diferentes del exterior.

En conclusión, el extranjero acaba por convertirse en un elemento excluido y marginado que percibe irónicamente la realidad de una forma más real y concreta, aunque desafortunadamente el extranjero se convierte en una forma de vida más cuyas acciones están orientadas en razón de la sociedad que rechaza, y que es quién lo configura como tal en realidad: Uno no es extranjero porque dicha persona lo quiera así, sino porque los demás condicionan su existencia.

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