Cratilo O Del Lenguaje

El origen de los nombres: ¿Arbitrarios o naturales?

Decir que algo es natural, significa que se puede aplicar a todas las cosas. (Sócrates)

Este ensayo tiene como propósito analizar el debate sobre el origen de los nombres propuesto por Platón en su dialogo Del Cratilo o del lenguaje. La tesis que se va a sostener es que el nombre de las cosas y personas no está dado por la naturaleza, sino que este evoluciona a través del tiempo y bajo la influencia de la comunidad hablante a la que se encuentra vinculado. La estructura que se va a seguir para este análisis es la siguiente: Exposición de la tesis mostrando argumentos a favor de la misma y a continuación un breve análisis de las antítesis existentes acerca del tema.

Los debates sobre el origen de los nombres datan de muchos años atrás, pues es bien conocido que este es un tema de interés general y por ende ha generado inquietudes que ciertamente no son fáciles de responder. En el dialogo “Cratilo o del lenguaje” se lleva a cabo un debate entre Hermógenes y Cratilo sobre este tema; Cratilo afirma que los nombres están dados por la naturaleza ya que existe una relación entre el objeto a nombrar y su nombre, y Hermógenes sostiene que los nombres son exactos a cada objeto, pero no por naturaleza, sino por convención y evolución del mismo en la comunidad de hablantes a la que pertenece.

La tesis a defender propone que el nombre no está dado por la naturaleza, sino que evoluciona a través del tiempo y con la influencia de la comunidad de hablantes a la que está vinculado. Si mi nombre es Marcela, este nombre no me ha sido otorgado por la naturaleza, sino porque alguien más (en este caso mis padres) quiso nombrarme de esa forma, y sin embargo mi nombre es una variación del nombre masculino “Marcelo”, por ende esto podría demostrar que mi nombre es tan solo una evolución derivada de otro más antiguo y que yo me he apropiado de él moldeando mi carácter. Reitero mi preferencia hacia la antítesis que propone Hermógenes respecto al tema. Platón (360 a.C. aprox.) afirma: “La naturaleza no ha dado nombre a ninguna cosa: todos los nombres tienen su origen en la ley y el uso, y son obra de los que tienen el hábito de emplearlos.” (p.311). Como estudiante de lengua castellana encuentro esto totalmente válido y cierto, pues me baso en el claro ejemplo del signo lingüístico expuesto por Ferdinand de Saussure quien expone que no existe una relación natural entre el significado (cosa o persona a nombrar) y el significante (nombre o sonido), pues esta es totalmente arbitraria. Sin embargo Cratilo sostiene que un nombre no revela en lo más mínimo la naturaleza de la persona que lo lleva sino de quien demuestra reunir características acorde a ese nombre. Pero, ¿cuáles serían las características del nombre Marcela, o Camilo? Es prácticamente imposible que una persona dependa de los rasgos de su personalidad para poder llevar el nombre que se le ha dado, puesto que su nombre ha sido otorgado por la comunidad de hablantes en la que nació el sujeto, y en la mayoría de los casos los padres ignoran el origen de esos nombres, o sus posibles significados; prefieren guiarse por sus gustos o antecedentes familiares para nombrar a sus hijos, lo que nos demostraría que no es la naturaleza quien nos otorga el nombre con el que debemos ser llamados. Lo mismo pasa con los objetos, pues realmente es imposible saber por qué un lápiz se llama lápiz y no cuaderno; es ahí donde radica la arbitrariedad de los nombres de las cosas y las personas. Estos han ido evolucionando y adaptándose a las diferentes lenguas y comunidades; incluso muchas cosas tienen nombres distintos en cada país, haciendo aún más evidente el hecho de que no es la naturaleza quien otorga su nombre a las cosas. Este es un tema que no puede ser tomado a la ligera, puesto que el lenguaje juega un papel muy importante aquí, destacando

...