Cuentos Infantiles
rodriguin73 de Junio de 2012
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EL GATO CON BOTAS
Había una vez un muchacho joven que vivía en la calle con su gato. El muchacho era pobre, y llevaba puestas ropas araposas.
El joven casi no tenía para comer, y lo único que se llevaba al estómago era lo que podía encontrar en la basura para su gato y para él.
Un día, el gato, que se daba cuenta de la pobreza extrema de su amo, cogió unas botas, un sombrero y una capa, los limpió hasta que parecieron nuevos y se los puso. A continuación, el gato con botas se fue a cazar al campo, y cuando volvió con un jabalí a sus espaldas, se lo llevó al rey, y le dijo: “Excelentísimo señor, mi amo el marqués le regala este jabalí para que lo disfrute con su familia“.
El rey le dio las gracias, y esa noche en el castillo del reino se cenó jabalí asado, a la salud del marqués.
Al día siguiente, el gato se volvió a poner las botas y volvió a cazar un jabalí para regalárselo al rey en nombre del marqués.
El gato con botas repitió durante una semana sus regalos al rey.
Un día, mientras el gato con botas y su amo estaban en el río bañando y lavándose, pasó la carroza del rey cerca del río. El gato con botas lo vio, y rápidamente le dijo a su amo que se quitara toda la ropa..
La carroza del rey paró junto al río para descansar, y el rey vio al gato con botas, y le preguntó: “¿Qué hacéis tú y tu amo en el río?“. A lo que el gato contestó: “Han robado a mi amo el marqués y le han quitado toda la ropa!“.
El rey rápidamente le dio un traje elegante al supuesto marqués y él y el gato con botas subieron a la carroza real.
Dentro de la carroza iba la hija del rey, una muchacha muy hermosa. Sólo hizo falta una mirada, y los dos muchachos se enamoraron..
Ahora, el muchacho que vivía en la calle sin dinero, ni ropa elegante, ni comida, se había convertido en el príncipe del reino, y todo esto gracias a su amigo, el gato con botas.
FIN
Moraleja: Cualquier persona que se lo proponga puede llegar a ser alguien importante. Sólo hay que dedicarle mucho esfuerzo para conseguirlo.
EL FLAUTISTA DE HAMELIN
Erase una vez, un pueblo muy bonito llamado Hamelin. El pueblo estaba situado entre bonitas montañas, y tenía unos preciosos prados en los alrededores.
La historia del flautista de Hamelin comenzó cuando, un día empezaron a llegar ratas de todos los lugares a vivir a Hamelin, ya que era un sitio idóneo, donde había comida en abundancia para las ratas.
El pueblo se acabó llenando de ratas, y los habitantes del pueblo protestaron ante el ayuntamiento.
El alcalde del pueblo se puso a pensar para ver cómo solucionar el problema de la plaga de ratas que había aparecido.
Mientras pensaba, se presentó misteriosamente en el ayuntamiento un joven flautista que le ofreció librar a Hamelin del problema de las ratas en un sólo día, a cambio de 1 millón de pesos.
El alcalde emocionado le dijo: “Si nos resuelves este gran problema y haces desaparecer a las ratas, te pagaré tu millón de pesos“.
Así que el flautista salió a la calle, agarro su flauta y empezó a tocar una melodía.
Poco a poco se iba oyendo un murmullo cada vez mayor…, eran las ratas del pueblo que salían persiguiendo al flautista de Hamelin cautivadas por la música.
El flautista se llevó las ratas hacia el río, donde finalmente se ahogaron todas.
Cuando volvió a hablar con el alcalde, éste le dio las gracias por haberles salvado de las ratas. Y a continuación el flautista le pidió su millón de pesos al alcalde, a lo que el alcalde contestó: “¿De verdad te creíste que te iba a pagar un millón de pesos? No tengo tanto dinero, y además lo que tú hiciste es muy fácil..”
El flautista de Hamelin empezó a ponerse furioso, y como el alcalde no quería pagarle, se dio la vuelta, salió del ayuntamiento y empezó a tocar su flauta mágica…
Poco a poco fue creciendo un murmullo en el pueblo…, ¡ahora los niños estaban siguiendo al flautista! Los padres y madres de todo el pueblo estaban desesperados, porque sus hijos no dejaban de acompañar al flautista y su melodía.
El flautista de Hamelin se llevó a todos los niños del pueblo fuera de él, y en Hamelin nunca más volvió a haber niños.
El alcalde aprendió la lección para siempre, y no volvió a mentir a nadie más, pero nunca pudo hacer regresar a los niños que el flautista de Hamelin se había llevado.
FIN
JUAN SIN MIEDO
Juan era el menor de 2 hermanos, que vivían en una casita pequeña en un pueblo español, junto a su padre.
El hermano de Juan era un chico inteligente al que todo el mundo admiraba, incluido su padre. Sin embargo, de Juan pensaban que era un chico tonto que no se enteraba de nada.
Un día, el padre de Juan le dijo: “Juan, no mires a tu hermano que tiene sangre en la mano y puede darte miedo..”
Juan se quedó paralizado y le dijo a su padre: “Papá, ¿qué es eso del miedo? No se lo que es el miedo..”
Su padre, pensando que se había vuelto más tonto todavía, le echó de su casa y le dijo: “¿No sabes lo qué es el miedo? Pues vete por ahí a buscarlo“.
Y así lo hizo Juan, salió de su casa a buscar el miedo para enterarse de qué significaba esa palabra.
Durante 3 meses corrió innumerables aventuras, con osos salvajes, esqueletos vivientes, serpientes venenosas, … pero salía ileso de todas las amenazas y nunca llegaba a tener miedo. Juan seguía pensando: “¿Qué será eso del miedo? Quiero saber qué es el miedo!!!“
Mientras pensaba, iba caminando y tropezó con un castillo muy muy viejo, en el que ponía un cartel bien grande: “El que aguante tres noches en el castillo sin que le pase nada, conseguirá la mano de la princesa y se casará con ella“.
Juan pensó que podía ser una buena oportunidad para ver si descubría el miedo, así que se apuntó a la hazaña de las tres noches en el castillo tenebroso.
Juan pasó las tres noches rodeado de monstruos y fantasmas, pero una vez más no sintió miedo…
Al día siguiente, se le presentó el rey del castillo y le dijo: “Juan, te casarás con mi hija. Eres el primero de cientos de caballeros que lo has conseguido“.
Así Juan, pasó a ser el nuevo príncipe del castillo y se casó con la hermosa princesa Mariana.
Una mañana, cuando Juan dormía a pierna suelta a las 11 de la mañana, oyó la voz de su mujer, la princesa, decirle: “Levanta ya, vago!!“, y a continuación notó como un jarro de agua fría caía sobre su cuerpo.
Se levantó rápidamente de la cama, y gritó: “Ya se lo que es el miedo princesa!!”
FIN
PEDRO Y EL LOBO
Érase una vez un pastorcillo que vivía en un pueblo cerca del bosque.
El pastorcillo se llamaba Pedro, y todas las mañanas sacaba a pasear a su rebaño de ovejas por el campo, cerca del pueblo.
Pasaba tanto tiempo en el campo, que se aburría muchísimo, y ya no sabía que hacer para divertirse un poco y pasar el rato.
Estuvo pensando en unos cuantos juegos, y al final se decidió a divertirse a costa de los vecinos del pueblo.
Un día por la mañana, cuando Pedro pasaba cerca del pueblo, empezó a gritar: “Que viene el lobo!! El lobo!! Socorro!!”
Los vecinos, alarmados al oír los gritos de Pedro, corrieron a socorrerle, pero cuando llegaron al lugar, se encontraron con Pedro riéndose a carcajadas y diciendo: “Qué tontos!! Se lo han creído!! Jajaja!“.
Los vecinos enfadados, volvieron al pueblo sin dirigirle la palabra a Pedro, porque ellos se habían preocupado por él y en realidad se trataba de una broma de mal gusto.
Al día siguiente, Pedro volvió a gritar lo mismo: “Que viene el lobo!! Socorro, mis ovejas… se las come!!“. Los vecinos del pueblo le oyeron gritar y algunos de ellos, ya no le creyeron, sin embargo otros, pensando que podía haber sido una casualidad, corrieron a ayudarle porque Pedro podría correr peligro.
Cuando llegaron a donde se encontraba Pedro, volvieron a ver la misma imagen, Pedro tronchándose de risa y gritando: “Otra vez los he engañado!! Jajaja!!”
Los vecinos se fueron de vuelta muy muy enfadados, y pensaron en no volver a dirigirle la palabra a Pedro el pastor.
Al día siguiente, cuando Pedro se encontraba con las ovejas, se le acercó un lobo sigilosamente, le miró a los ojos, y empezó a comerse a sus ovejas una a una…
Pedro empezó a gritar: “Socorro!! El lobo se está comiendo mis ovejas!! Socorro!!”
Los vecinos del pueblo oyeron los gritos, pero no acudió nadie a socorrerle.
Pedro se quedó solo, y el lobo se comió a casi todas las ovejas, y a las que no se comió, se las llevó para merendar.
A partir de aquel día, Pedro no volvió a mentir más, y empezó a buscar trabajo, ya que al no tener ovejas, tuvo que buscar otro empleo.
FIN
EL DOLOR DE DIENTE DE DON ELEFANTE
Cierto día, a don elefante, le dio un terrible dolor de diente. La jirafa, la odontóloga, sin decirle que le pondría una inyección en la boca, dijo su paciente :
”Tiene una cordal enferma, voy a ponerle una medicina para aliviar su dolor y va a sentir como una picadura de una avispita muy pequeñita, y como no le va a doler nada, luego voy a retirar la pieza con este aparato y la operación queda terminada“.
Sentado don elefante, dormido y roncando se quedó, y cuando hubo terminado la intervención y al paquidermo despertaron, la jirafa y la lora, la ayudante de la doctora, le felicitaron por lo valiente
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