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EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN Y LENGUAJE EN EL SIGLO XXI


Enviado por   •  28 de Junio de 2017  •  Trabajos  •  2.150 Palabras (9 Páginas)  •  208 Visitas

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EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN Y LENGUAJE EN EL SIGLO XXI

     A lo largo de la historia el arte de educar se ha visto como uno de los fundamentos más importantes de la humanidad debido a su capacidad de transmitir conocimiento, costumbres e incluso formas de convivencia. Sus formas de aplicación han evolucionado a nivel histórico, pasando de la “ejercitación de técnicas” para alcanzar el ideal de “perfección” (Días lavado, 2001). Hasta la gran variedad de escuelas que en la pedagogía moderna abogan por la formación contextual del individuo.  Esta evolución ha determinado, de igual forma, al objeto de conocimiento y las formas de aproximación a éste, estando en la actualidad fundamentado en los principios del constructivismo y la contextualización, al menos en lo que respecta al ideal. El objetivo del presente ensayo consiste en determinar las principales características de la pedagogía, enfocándose en el área de las humanidades y en el ámbito de la comunicación, pues consideramos que es precisamente este el eje fundamental en que una nueva pedagogía debe centrarse.

     En primer lugar, nos referiremos a los conceptos de aprendizaje y enseñanza para establecer un contexto desde el cual partir: el acto de aprender puede definirse como la experiencia internalizada de la relación de un individuo con un objeto de conocimiento, siendo este tanto un objeto inanimado como otro individuo. Dicha experiencia desemboca en la construcción de conceptualizaciones y perspectivas que se construyen y definen mediante el análisis propio y el diálogo de éste con los demás. Por definición, sería lógico afirmar que la pedagogía se constituye como la disciplina que estudia y promueve estas relaciones en ambientes propicios al aprendizaje, teniendo como objetivo la formación integral tanto intelectual como moral y, en ocasiones, física. Sin embargo, la influencia de diversas teorías, tanto psicológicas como

educativas, políticas y económicas, al igual que la influencia de terceros, en tanto sectores públicos y privados que determinan el curso y contenido de las clases, ha dado lugar a pensar que la pedagogía moderna representa un juego de poderes de carácter ideológico: esto es, la pedagogía como adecuación del individuo al status quo sociocultural (Hernún, 2007).

Estas dos perspectivas, la humanística y la toma de consciencia política-cultural, representan la conjunción de las diversas corrientes pedagógicas modernas. En oposición a ellas, yace otra concepción compuesta: la enseñanza desde la perspectiva económica y desde la positivista; la pedagogía como una ciencia que define y estructura las formas correctas en que se  debe hacer aprender al sujeto. En definitiva, la educación como práctica de libertad frente a la educación como homogenización y control.

Evolución histórica de la educación

Se ha establecido que la educación como disciplina nace en la antigua Grecia (Días Lavado, 2001). En esta sociedad, centrada en los ideales humanísticos y en la búsqueda de la perfección del ser humano, la paideia incluía tres partes importantes que permitían alcanzar dicho ideal: la formación académica (didaskaleia), la formación física (gymnasia) y la formación militar (palestra). Si bien fue sólo a partir del periodo helenístico en donde la educación tuvo mayor inclusión y se convirtió en elemento público, con ciertas delimitaciones.

En épocas posteriores, la adaptación del sistema educativo griego se aplicó en el imperio romano y tuvo como característica el basarse en “una progresión lógica y ordenada que va de lo simple a lo complejo” (Días Lavado, 2001, pág. 105) con escasa didáctica y cierta complejidad. Este sistema evolucionó hacia la escolástica, en donde las áreas de enseñanza se enfocaban en la teología y en la repetición de fórmulas memorísticas. Más adelante, durante la ilustración, se

estableció que esta enseñanza memorística de contenido responde a una necesidad de instrucción que en realidad es de poca utilidad. La enseñanza, por el contrario, se teoriza como la creación de estructuras mentales que posibiliten el aprendizaje autónomo de cada estudiante al entrar en contacto con el objeto de conocimiento (Locke, 1986).

Esta ruptura da lugar a la relevancia y enfoque sobre la infancia como receptora de los intereses civilizatorios, que si bien tuvieron origen durante la edad media (bajo el fundamento de la formación correcta de acuerdo a las costumbres y credos; el pueblo de Dios) fue en su época tardía y a comienzos del renacimiento en donde alcanzaron su auge. Las características otorgadas a la infancia fueron de maleabilidad y flaqueza de juicio, entre otras, que requerían de un adiestramiento (Cuadernos CAUM, 2004). Con esto la formación del espíritu mediante el modelamiento físico e intelectual, presente en la paideia griega, se estableció como fundamento pedagógico moderno (Locke, 1986).

El concepto de infancia ha evolucionado desde ese entonces,  en especial con la llegada de la era industrial que hizo visible los problemas de la falta de educación y socialización de los niños. Esto tiene dos caras, sin embargo. Por una parte la creación de escuelas públicas y la inversión social contribuyó a mejorar la calidad de vida de las clases menos favorecidas; por otro lado, el interés por la formación técnica y el  manejo de maquinaria, partes fundamentales del sistema capitalista actual, dieron lugar a la influencia de la economía sobre la educación.

En la actualidad, éste es el caso en gran parte, pues una de las entidades que lidera la financiación y determinación de los planes de estudio, quien al afirmar que “ningún gobierno que se haya propuesto seriamente lograr la Educación para Todos se verá frustrado en su empeño por falta de recursos” (Buchert, 2002) también determina el enfoque, mediante influencia,  que la educación debe adoptar. Frente a esto, la educación debe adoptar un carácter ya no solo humanizante sino concientizador y emancipador.

estableció que esta enseñanza memorística de contenido responde a una necesidad de instrucción que en realidad es de poca utilidad. La enseñanza, por el contrario, se teoriza como la creación de estructuras mentales que posibiliten el aprendizaje autónomo de cada estudiante al entrar en contacto con el objeto de conocimiento (Locke, 1986).

Esta ruptura da lugar a la relevancia y enfoque sobre la infancia como receptora de los intereses civilizatorios, que si bien tuvieron origen durante la edad media (bajo el fundamento de la formación correcta de acuerdo a las costumbres y credos; el pueblo

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