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ELOGIO DE LOS JUECES


Enviado por   •  9 de Noviembre de 2012  •  2.644 Palabras (11 Páginas)  •  1.445 Visitas

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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene como finalidad el estudio del libro “ELOGIO DE LOS JUECES” del autor Piero Calamandrei, en donde el autor nos narra experiencias propias como abogado que vivió en su carrera como litigante, así como las vivencias de algunos jueces y magistrados que de voces propias le confiaron; o que inclusive fue testigo presencial de anécdotas que se suscitaban en las Salas de un Palacio de Justicia y de la Corte de Casación de Italia y Francia, lo que en México conocemos como los Juzgados de nuestros Tribunales Superiores de Justicia y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, así como de algunas otras provincias en donde el sistema de impartición de justicia era más pobre.

El autor Piero Calamandrei: (Florencia; 1889 - 1956) fue un jurista, político y periodista italiano, considerado como uno de los padres de la Constitución de 1948. Se recibió de abogado en Pisa en 1912; en 1915 fue nominado por concurso público profesor de derecho procesal civil en la Universidad de Messina; en 1918 fue llamado a la Universidad de Modena, en 1920 a la de Siena y en 1924 a la nueva Facultad de derecho de Florencia, donde tuvo hasta su muerte la cátedra de derecho procesal civil. Su fama se debe tanto a su obra política como a su obra jurídica como procesalista.

En la obra se habla principalmente de semejanzas y diferencias entre los jueces y los abogados, así como de factores internos y externos que influían en el pensamiento y en el comportamiento de ellos, en relación a sus funciones dentro de las salas de Justicia.

EL ELOGIO DE LOS JUECES

Uno de los factores que intervienen el pensamiento y en el comportamiento tanto de los jueces como de los abogados es la creencia que se puede tener en alguna cosa como las divinidades, obedeciendo siempre a una justicia y honestidad de razones, ya que como en el mismo libro dice que un abogado principiante que se encuentra como adversario a un profesional que por su doctrina, su elocuencia y su autoridad o incluso por los años que lleva litigando, los jueces y magistrados lo respetan dentro de las Salas de Justicia, pero precisamente en un punto de vista personal todos los abogados principiantes que se conduzcan con verdad y honestidad podrán salir victoriosos en un procedimiento a pesar de enfrentarse a aquel abogado conocido y experimentado, en donde precisamente el abogado debe tener fe en los jueces.

Así mismo se habla de jueces con un corazón generoso, de abogados que son considerados como maestros en astucia y de magistrados que por su nivel se consideran a sí mismos como dioses, pero no hay que dejarse influenciar por todos estos aspectos; lo correcto es que mientras la justicia, la razón y la verdad vayan de la mano de jueces y abogados los resultados serán satisfactorios para todas las partes.

Los buenos modales y la cortesía con la que se debe de conducir un abogado, dentro de un proceso, ante jueces o magistrados debe ser imperativa ya que de nada le sirve ser grosero o prepotente toda vez que a ningún ser humano nos gusta que nos agredan, por el contrario en cualquier tipo de negociación para obtener un resultado satisfactorio se debe dirigir con prudencia, de nada sirve un abogado que se ponga a gritar a un juez con el fin de atemorizarlo o amedrentarlo para obtener un resultado favorable a la causa que defiende, por que el juez es un ser humano también, tal vez con las mismas actitudes y conocimientos y que al sentirse agredido reaccionará, no contestando la agresión verbal sino que a la hora de dictar sentencia tendrá un influencia negativa en contra y el cliente de ese abogado será quien pague por el mal comportamiento de su abogado.

En cuanto a las semejanzas se menciona que el juez es un abogado experimentado por los años quien ha perdido todas sus ilusiones, así como su juventud, se dice que el juez es lo que queda después de acabarse todas las virtudes exteriores de un abogado. El abogado es la juventud del juez por ende se advierte que tanto el juez como el abogado tienen los mismos conocimientos, pero en la practica, la diferencia entre éstos es que el abogado los aplicará dentro de un procedimiento a manera de que el juez pueda percibir la causa de su cliente, a lo que el juez una vez captados todos los argumentos aplicará sus conocimientos para dictar una sentencia, por lo tanto un abogado no debe invadir las funciones de un juez al tratar de decirle como debería considerar los argumentos para dictar su resolución, mucho menos hacer creer que sabe más que él, así como hay jueces o magistrados tan soberbios, que con una infinidad de conocimientos desprecian a algunos abogados a quien a su parecer no son dignos de prestarles atención.

De la oratoria recuerdo que nos explica que el lugar de los abogados debería de estar muy cerca de los magistrados para que cuando éstos estuvieran hablando pudieran ver las gesticulaciones de los jueces y magistrados, lo que ayudaría al abogado para poder conducir su argumento con atención, ya que había jueces y magistrados que se aburrían y que incluso se llegaban a quedar dormidos, y de no ser así éstos interrumpían los argumentos con alguna estrategia personal con tal de callar al abogado, por lo tanto también los abogados tenían sus propios métodos para mantener la oralidad dentro de los procesos. No puedo creer que los argumentos de un orador llegaran a ser tan aburridos, que como lo mencionan, llegaban a dormir a alguien, como si fuera, (me imagino yo) una canción de cuna o melodía para dormir a un bebe.

Pero pienso que en el mayor parte de las veces es preferible la oratoria; ya que a través de ésta, es más fácil explicar todo un acontecimiento, por supuesto, sin quitarle la importancia a todos los documentos y escritos.

Se habla también de la forma en que los clientes estudian las características o cualidades de sus abogados para elegirlos, un cliente cuando mira que un abogado es audaz para hablar y astuto para conducirse, piensa éste, que es el mejor abogado, a lo contrario de lo que piensa un juez; ya que para él, sería un charlatán y enredador. Y lo que el juez necesita es un abogado útil que sea discreto y exacto en sus argumentos, de esta manera al Juez se le facilitara dictar su sentencia. Así mismo, el mejor abogado no es el que lleva más procesos, por lo menos en materia civil, a diferencia de la penal, en ésta los abogados también se admiran por su determinación para concluir una causa civil antes del proceso, esto es presupuesto a través de una negociación que el abogado, gracias a sus conocimientos y a su experiencia puede llevar a cabo con la parte contraria cabiendo siempre de ante mano la justicia.

También cabe mencionar que nunca se debe menospreciar a un abogado, a un juez, a un magistrado o a cualquier persona, debido a su edad ni por ser muy longevo o muy joven, ya que los conocimientos que bien se aprenden durante tantos años nunca se olvidan y que tal vez la destreza para ponerlos en práctica sea más lenta pero de cualquier forma los conocimientos existen, y así como para el joven que se pudiera creer que todavía no tiene los suficientes conocimientos él contara con la destreza y rapidez para adquirir éstos.

Los pleitos y las controversias siempre han existido entre las personas, de ahí la necesidad para que aparezca alguien que pueda postular esas diferencias ante un órgano creado por el Estado (Tribunales de Justicia), que son creados para decidir y resolver a través de sentencias la litigiosidad que existe.

En las cuestiones de hecho y de derecho hay jueces y abogados que se inclinan solo por una de éstas, dice el autor del libro en estudio que algunos jueces se inclinaban por las cuestiones de derecho por conveniencia propia, ya que de cierta manera esto les beneficiaba para obtener un ascenso, pero yo considero que lo correcto es que ambas deben ir de la mano tomando en consideración los aforismos: (del hecho surge el derecho) así como (del derecho surge el hecho), son procedentes ambas ya que hasta en tiempos actuales sabemos que una causa para poder ser admitida ante un tribunal entre otro requisitos debe estar perfectamente fundada y motivada.

Sabemos que hoy en día la política tiene influencia sobre la justicia y en aquellos años no era la excepción, no sé si antes era más descarada que en nuestros tiempos, nos hablan que los fascistas arremetían contra los testigos o personas de la parte contraria con amenazas, o incluso hasta asesinándolos y no solamente contra éstos sino también a jueces, magistrados y abogados, en estos tiempos, no sé en Italia, pero por lo menos en nuestro país se sabe de la influencia política que existe entre jueces y magistrados, en donde no se ve tanto que existan amenazas y agresiones físicas sino influencias más bien de tipo económicas como lo dijo Álvaro Obregón Salido “Nadie aguanta un cañonazo de 50 mil pesos”.

Se habla también de las influencias que se tienen al ser un político que presta sus servicios como abogado, ilusamente las personas creían que, por el hecho de ser un senador el que representaba su causa lograría lo imposible o lo nunca antes visto sin tomar en cuenta los conocimientos con los que contaba, dejándose llevar solo por el puesto que ejercía, creyendo así que estando en esa posición o nivel seria satisfactorio para la causa que defendía.

Al igual que la política también se habla de una influencia religiosa, pienso que ésta es benéfica en cuanto a la impartición de justicia ya que como lo menciona el autor algunos jueces y magistrados al momento de dictar una sentencia lo hacen con la consciencia tranquila ya que independientemente de que pudieran incurrir en algún acto de soborno, a éste le remordería la consciencia por los principios morales y religiosos que lo han formado. Los jueces requieren aplicar las leyes tal y como están establecidas en los ordenamientos jurídicos, para no caer en cuestiones de ataque de moral y de remordimientos; pues de no ser así entonces en ellos recaería la culpa de haber sido injustos; aunque no con esto dejan de parecerlo.

En el tema de sobornos para jueces y magistrados el autor refiere que en 50 años de experiencia vio muy pocos y que además fueron descubiertos y castigados, habla entonces de una casi impecable moral de éstos, se me hace muy difícil creer esto ya que él mismo también manifiesta que en aquellos tiempos tanto los jueces como los magistrados tenían un sueldo muy limitado incluso había quienes tenían familia y que no nada más el magistrado tenía una alimentación pobre sino también sus propios hijos. En cambio sabemos que hoy en día en nuestro país los sobornos son más comunes.

Aunque parezca utópico lo de aplicar un cuestionario para un examen de consciencia de un magistrado al final de su carrera, como en la misma obra nos enseña, no pierdo la fe en que algún día en nuestro país a nuestros jueces y magistrados al jubilarse de sus cargos se les aplicara éste cuestionario y que sino todos, por lo menos la mayoría también pudieran responder “NUNCA”.

El autor describe que los jueces y los magistrados son seres humanos como cualquiera y que están expuestos a sentirse mal o a tener cualquier enfermedad que los ponga en aprietos mientras desempeñan su trabajo y por obvias razones esto puede afectar la resolución en un juicio; también describe que existen los jueces negros llamados así debido a un calificativo que hacía referencia al color de la bilis que algunos la llamaban “negra”, y que como coincidencia sus resoluciones siempre eran en contra, y menciona a los que están en la audiencia sin escuchar los argumentos de los abogados; es decir sin que le importe pues él ya que lo tiene por escrito y deliberará a distancia de meses cuando quizá ya olvido los motivos del abogado. También se daba el caso que en algunas audiencias de discusiones de causas orales aparecían magistrados de oídos torpes que por causas variables tenían cierto grado de sordera, advirtiendo que una de las probables causas era porque se quedaban largos periodos de tiempo escuchando y en contraparte los abogados eran los que tenían que hablar de igual modo por largos periodos y aunado a que no se les permitía tomar agua iban perdiendo la voz y a esto sumar que, debido a la arquitectura de las salas de justicia, estas eran muy grandes; en donde la distancia entre el que hablaba y el que escuchaba era de aproximadamente 10 metros y los arquitectos que las diseñaron con el afán de dar una mejor acústica al parecer no les funcionó. Y toda vez que los magistrados, los jueces y los abogados son seres humanos a los que se les pueden presentar cualquier imprevisto de salud, sería mejor que cuando esto suceda y no estén en la mejores condiciones de hacer sus funciones, se aplacen los tiempos.

Esta obra también menciona como las profesiones del abogado y el juez están llenas de males ajenos, y en las salas del palacio de justicia se observa corrupción. Lo difícil que es para el juez tomar la decisión al juzgar pues para hacerlo debe estar libre de afecto humano. Así como cuando el abogado se acerca a un acusado pobre y obscuro que atraviesa por un proceso muy difícil y peligroso y éste lo asiste fraternalmente dando a entender que en el corazón de los abogados no solamente existe la ambición de dinero y de fama sino que también frecuentemente ejercen actos humanitarios. También se hace una comparación entre las profesiones de médico y abogado en donde encuentran similitudes ya que ambos siempre acompañan a las personas que se enfrentan con el dolor ya sea un enfermo que no tiene esperanzas de cura o de una persona de quien su causa no tiene probabilidades de victoria.

Por último el autor nos dice como el abogado y el juez hacen una comparación entre sus funciones, uno le dice al otro las ventajas que tiene debido a éstas, preocupándose más por el otro que por ellos mismos, sin darse cuenta que al hablar uno de las ventajas del otro está hablando de él mismo ya que sin uno el otro no existiría. Es verdad que la gloria se la lleva el abogado que sale victorioso en su causa a diferencia del contrario que puede terminar incluso hasta con reproches y reclamos de su cliente, lleno de aplausos y de felicitaciones el victorioso en algún momento, aunque sin aplausos le reconoce al juez su labor, es un reconocimiento silencioso que se transmite en cadena el cliente al abogado y el abogado al juez.

A mi parecer ambos están en busca de la Verdad y de la Justicia.

CONCLUSIONES

Es una gran obra que nos habla de la oralidad en los procedimientos judiciales en Italia hace ya varios años, y que muchos países mas; han adoptado éste procedimiento, esto me hace entender el por qué la necesidad de que en nuestro país se esté implementando este nuevo sistema.

El haber estudiado esta obra me lleno de nuevas ideas y percepciones que me ayudarán como abogado para ejercer y actuar adecuadamente en éstos procedimientos como lo serían: el cómo dirigirse a los jueces y magistrados en forma oral, que no hay que tener miedo a ningún abogado contrario, a ningún juez y a ningún magistrado, que hay que tener fe y confianza en nosotros mismos aplicando nuestros conocimientos, que no hay que ser prepotentes y que los jueces, magistrados y abogados contrarios al igual que yo son seres humanos.

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