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Elogio De Los Jueces


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2012  •  3.710 Palabras (15 Páginas)  •  795 Visitas

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EL ELOGIO DE LOS JUECES

El autor de la obra comienza haciendo una narración de la vida del litigante ante su vida laboral acompañándola de una frase “TAMBIEN LA LITIS TIENE SU ESTRELLA”, la creencia en algunas ocasiones fundadas de la imparcialidad con la que puede emitir una decisión cualquier nivel de impartición de justicia, ya sea por elementos humanos o defectos de apreciación personal en el momento del desarrollo de cualquier procedimiento, y que pueda tener dicha autoridad, así mismo el contraste a dicho pensamiento, la honestidad y falta de profesionalización con la que emite sus decisiones, sin importar las circunstancias que llevan a la realización de dicho proceder ya que no toman el lado humano y solamente la aplicación de la ley haciendo que de este modo no apliquen real mente la honestidad ya que pueden aplicar y modificar la interpretación de la ley.

Trata de igual forma de la superioridad con la que se observa a la figura del poder que tiene el Juez con esa vestimenta que es típica del juez (toga), sin embargo no se deja de observar a éste como una persona que puede impartir justicia sin importar la habilidad de los litigantes, siempre apegado a la legalidad de sus actos, señala que en algún momento la sentencia es la verdad de los hechos, que en la vida rutinaria del litigante es de frecuencia reclamada, ya que el litigante no creé que es sea la verdad de los hechos como lo manifiesta en su obra ya que si fuera hay estaríamos apegando a lo que refiere mas adelante que el juez es una persona que sabe de derecho y de la norma jurídica al 100%, Así mismo señala en su obra, en algún momento, de tal forma que el Juez, al final es un ser humano un hombre de igual manera que el litigante de carne y hueso.

Abunda en momento de la narración del libro sobre un comparativo, entre un científico y un jurista para señalar: que si bien es cierto el científico debe su éxito a una hipótesis planteada y de fácil reproducción que en sentido afirmativo le concede la razón, no lo es el ámbito del jurista en donde su presunción e investigación depende en su comprobación de una serie de decisiones difíciles de demostrar y acreditar ya que consiste en una decisión manifestada por una persona que de lo antes narrado es una persona que se encuentra investido de la norma jurídica que la conoce y sabe su exacta aplicación de la ley que se le conoce con el nombre de Juez.

Hasta el punto leído en este momento nos percatamos que el presente libro son vivencias del autor en los juicios orales, ya que los abogados tienen diversos cambios de comportamiento y lenguaje y gesticulaciones durante sus Litis, señalando que el comportamiento observado fuera y dentro de un juzgado son diferentes y realizando una reflexión sí con el cambio de cualidades sería tomado en cuenta ante los Jueces creyendo que esto tornara en una resolución diferente y favorable al litigante que a llegado de forma agresiva e incluso altanera y prepotente creyendo que de tal forma intimidaran y beneficiaria al litigante siendo todo esto todo lo contrario y el juez en algunas ocasiones apoya al que se encuentra mas vulnerable.

De igual forma que la actitud del litigante debe ser consciente y sensato, dominar los nervios y no dejar que el rival hablando de la contraparte en un juicio se apodere de su control de la situación, por el contrario debe contestar las ofensas las con educación y prudencia, lo anterior se puede interpretar como en no perder la cabeza y la objetividad en un asunto y mucho menos que los cambios de postura de voz o de sentido den la razón que puede y debe ser tomado en consideración en la vida del litigante, sin dejar a un lado que el abogado que tenga la razón no necesita gritarla si no demostrarla con convicción ante cualquier tribunal.

De loEfectivamente el abogado defensor no será nadie sin nombre, en cambio el juez embestido con tal calidad no necesita más que ésta para tener superioridad, tal caso es evidente y lo ejemplifica en la forma de presentarse en los juicios ingleses en donde la peluca de juez le da el grado.

La justicia señalada como tal, no sabe qué hacer con aquellos abogados los cuales presentan su caso, no para aclarar las razones de su cliente sino para mostrarse o evidenciarse con sus facultades oratorias. Caso en el cual, incluso la falta de respeto por parte del juez cuando el defensor lejos de realizar sus razonamientos en defensa de una causa, muestra sus vestimentas y su glamour.

Se realiza una reflexión constructiva derivada de la crítica de algunos abogados en la forma de dirigir una defensa y señala: que el abogado debe sugerir al juez discretamente sus argumentos para dar razón, que sus argumentos sean suficientes para dar convicción de la misma causa que defiende, con claridad en sus escritos, con la compostura de la toga, con la parsimonia de su discurso, con la puntualidad, etc. En contra posición el juez deberá tratar con respecto profesional a los litigantes para crear un orden y respeto del personaje que representa. Es menester puntualizar como se ha señalado con anterioridad, que el desarrollo de esta lectura se hace en un sistema de juicios orales, es decir se señala en cada capítulo el desenvolvimiento en la etapa oral de los litigantes frente a los jueces, haciendo notar habilidad o falta de ella en la argumentación de defensa, basándose en ésta etapa para realizar las reflexiones que se han hecho en los párrafos anteriores, indicando incluso el comportamiento que debería hacerse tanto de un lado (litigante) como del otro para crear una armonía en un procedimiento judicial, señalando incluso la amabilidad entre ambas partes en el entendido que de por medio siempre estará la libertad y el honor de un hombre.

El autor señala en el desarrollo de su obra enumera una serie de diferencias entre el abogado y los jueces, siendo una de ellas la experiencia, que sólo da la edad, remarca tal diferencia al referir el sistema ingles en donde los más ancianos ocupan puestos mayores en los tribunales, el abogado puede exigir más ingenio y más fantasía que la un juez, en cambio señala que el juez necesita carácter del cual adolece el abogado, para determinar el caso concreto.

Continúa enumerando otras diferencias, que por sí se crean y que pueden ser desde aquellas, sutiles como la ubicación física de los jueces en relación con la de los abogados, que en varios países siempre van colocados por encima de éstos, “arriba en los estrados que los lugares bajos de los abogados”, lo anterior no tendría relevancia aparente si no es que como algunos jueces esa diferencia de altura lo crea también de conocimientos, lo que aún más los engrandece es la misma forma de dirigirnos a ellos como en nuestro sistema “su señoría”, calidad que de antemano pone en evidente diferencia con el abogado postulante.

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