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Educacion Antigua

ericknandayapa29 de Junio de 2015

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La reforma educativa de 1833-1834. Trascendencia de la reforma como antecedente de futuros proyectos para organizar y difundir la educación primaria pública.

Esta reforma liberal se inspiraba en el pensamiento avanzado y vigoroso del doctor Mora. Una de sus ideas era que todos los fracasos de México se debían, en gran parte, a la incapacidad de los mexicanos para tomar conciencia de la nacionalidad. En México, los cuerpos predominantes eran los cleros y la milicia. A los intereses de esto se sacrificaba todo interés que pudiese trascenderlos, era esta una herencia española, en ella se habían educado por siglos los mexicanos.

Teniendo como base esta mentalidad, cualquier intento de transformación política o social tendría necesariamente que fracasar. Nunca México incorporarse al campo de las nacientes nacionalidades adoptando sus instituciones democráticas y liberales, porque lo impedirán esos hábitos y costumbres heredados. Solo el despotismo como expresión de los intereses de los cuerpos podría aspirar el mexicano como forma de gobierno.

El ideal de los liberales mexicanos será la formación de un grupo social capaz de ver más allá de los intereses de determinados cuerpos o grupos sociales. Un grupo social que a semejanza de otros países, haga de sus intereses los intereses de la nación.

El objetivo central de esta revolución ideológica del liberalismo es modernizar a México.

Esto significa dotar a sus nacionales de instrumental ideológico que permitiese, por un lado, el establecimiento de instituciones políticas liberales, y por el otro, de un instrumental material que permitiese la industrialización.

Mora es un precursor del positivismo mexicano, el primer paso que ha de darse, es orientar la educación por los caminos que deben corresponder a una nación que anhela estar a la altura de su tiempo

Valentín Gómez Farías promovió una serie de leyes, conocidas en conjunto como la Primera Reforma, cuyo objetivo principal fue destruir la base jurídica de la supremacía eclesiástica en los asuntos civiles.

Las reformas de 1833 perseguían tres fines: destruir los fueros eclesiásticos, hacer entrar los bienes de manos muertas en la circulación de la riqueza general y transformar por medio de la educación el espíritu de las generaciones nuevas; sin eso no se podría llegar a la libertad religiosa o de conciencia, base de las demás.

Es a partir de 1833, que Valentín Gómez Farías llega interinamente a la presidencia de la república, cuando el grupo liberal va a imponer su proyecto educativo concentrado en resolver tres graves problemas para la época: primero someter al clero y evitar su injerencia en los asuntos de gobierno; segundo, disolver el ejército conservador y sustituirlo por una Guardia Nacional, y tercero, implantar una reforma educativa que ayudara al desarrollo del hombre.

Podemos considerar que este intento de reforma, aún con sus limitaciones en cuanto a sus alcances, significó el primer intento serio, de darle a la educación la responsabilidad de formar ciudadanos con una ideología que respondiera al sistema político nacional al que pertenecía en ese entonces.

La Educación, para su mejor administración, sería dirigida por una Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito y Territorios Federales y los estados se encargarían de controlar la educación en sus jurisdicciones respectivas quienes delegarían su responsabilidad a los municipios.

Pretende que la educación forme ciudadanos aptos para el ejercicio de la democracia, la defensa del territorio nacional y se fortalezcan los sentimientos nacionalista. Se descubre que se hace necesario que las escuelas incluyan el llamado Catecismo Político y nociones de historia patria; así mismo, encontramos que en este periodo le dan al país un símbolo: la Bandera, que nos identifique y en consecuencia nos distinga de las demás naciones y al final se agrega el Himno Nacional como fortalecimiento del sentimiento patrio. La nación buscaba una identidad, la educación sería la encargada de acentuarla, transmitirla y perpetuarla para así generar preparación en ellos.

El programa de administración de Gómez Farías para mejorar la condición moral de las clases populares, suponía la destrucción de monopolio del clero en la educación y un gran impulso, tanto a la educación elemental como la superior. Se quiere, a través de la enseñanza, fortalecer la evolución política del país y elevar las condiciones de vida de la población.

Durante ese periodo, mientras se acomodaban los seis establecimientos dentro del cuerpo de organización de la educación, José María Luis Mora, Zavala y los periódicos “Reformistas” guardaban una más afilada retórica para así tener fundamentos y terminar con la ideología antigua del sistema de educación.

Los seis establecimientos nuevos se encargarían de una enseñanza diversificada y especializada sujeta a un control central, en contraposición al antiguo sistema en el cual la mayoría de los colegios se duplicaban unos a otros y constituían otras tantas universidades “bastardas”.

Los seis establecimientos, la revolución mental (que consistió en el pensamiento avanzado y rigoroso de los fracasos de México), los que predominaban los cleros y la milicia, el estado liberal, la estructura social, el nuevo orden social económico, ideales liberales, el plan de enseñanza, el balance, y los campos de reforma.

La ley estableció las materias que se enseñarían en cada una de ellas y los locales en donde se alojarían. No suprimieron a todas las antiguas instituciones, mora reconoció que el tercer establecimiento el de ciencias físicas y matemáticas, necesitaba pocos cambios en el antiguo colegio de minería.

El establecimiento de mora, el segundo (humanidades y estudios ideológicos) enseñaría todo lo que contribuya al buen uso y ejercicio de la razón natural o al desarrollo del hombre para preparación en el ámbito laboral.

La dirección general de la institución pública también tendría a su cargo la academia de bellas artes, el museo nacional y una biblioteca pública.

La reforma en su conjunto no fue más allá de lo propuesto por Jovellanos.

El objetivo central de esta revolución ideológica del liberalismo es modernizar a México.

En el ámbito educativo, se creó la Dirección General de Instrucción Pública para el Distrito Federal y Territorios de la Federación, la cual quedaba encargada de regir la educación y administrar las rentas destinadas a este objeto, así como custodiar los monumentos históricos y antigüedades, abrir nuevas escuelas públicas, impulsar el sistema lancasteriano de enseñanza y vigilar el funcionamiento de los colegios a cargo de particulares; fueron cerrados el Colegio de Santa María de Todos los Santos y la Real y Pontificia Universidad México.

Las reformas fueron revolucionarias por cuanto la universidad y la mayoría de los antiguos colegios del Distrito Federal quedaban abolidas y sustituidas por seis "establecimientos" controlados por el Estado, dedicados cada uno de ellos a una rama de la enseñanza. El gobierno nombraría a los profesores y directores. La nueva legislación, por supuesto, se dirigía contrala universidad, entendida como corporación, pero aún más contra la gran influencia que ejercía el clero a través de la educación.

Valentín Gómez Farías fue uno de los congresistas que intervinieron activamente en la Constitución de 1824, y en el año de 1833 ocupó la vicepresidencia de la República y, por ausencia temporal de Santa Anna se encontraba en ejercicio del poder Ejecutivo de la República.

El político José María Luis Mora fue el arquitecto principal de los cambios que se produjeron en la educación, también formó parte del comité para la enseñanza nombrado por el mandatario Valentín Gómez Farías.

Mora atacó el antiguo sistema de educación ya que pensaba que la educación de los colegios era más bien monacal que civil. La vida de los estudiantes estaba llena de devociones de la vida mística en vez de la cristiana. También afirmaba que las fiestas religiosas, las procesiones y los entierros ocupaban más de 200 días del año de trabajo del alumno, decía que “inutilizaban las disposiciones de los jóvenes para las ocupaciones laboriosas y positivas de la nación en general”.

Otra inconformidad que tenía era que la educación nunca podría fomentar un espíritu de investigación y de duda, sino únicamente el hábito de dogmatismo y disputa. La meta educativa de Mora era crear al hombre positivo, el modelo utilitarista del individuo industrioso e ilustrado que persigue sus propios intereses y cuya máxima fidelidad sería el estado civil y armonioso del país.

Con Gómez Farías tuvo lugar una reforma radical legislativa, esta reforma liberal se inspiraba en el pensamiento avanzado y vigoroso del doctor Mora, una de sus ideas era que todos los fracasos de México se debían, en gran parte, a la incapacidad de los mexicanos para tomar conciencia de la nacionalidad.

Las reformas de 1833 perseguían tres fines: destruir los fueros eclesiásticos, hacer entrar los bienes de manos muertas en la circulación de la riqueza general y transformar por medio de la educación el espíritu de las generaciones nuevas; sin eso no se podría llegar a la libertad religiosa o de conciencia, base de las demás.

Es a partir de 1833, que Valentín Gómez Farías llega interinamente a la presidencia de la república, cuando el grupo liberal va a imponer su proyecto educativo concentrado en resolver tres graves problemas para la época: primero

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