El Español De Chile
Karen.3a17 de Noviembre de 2012
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El español de Chile
En la unidad anterior ya viste que el español de América carece de uniformidad lingüística, debido a la distinta procedencia de los colonizadores y a la diversa población nativa del continente. A pesar de que las diferencias internas son menores que las exis¬tentes entre los dialectos peninsulares, es posible dis¬tinguir hablas regionales en Hispanoamérica, en las cuales se evidencia una fisonomía idiomática propia. Y es que la lengua, en los diferentes países, adquie¬re vida propia y se va adecuando al entorno donde se habla.
En este sentido, habrás oído hablar de los chile¬nismos, como todas aquellas expresiones origina¬das en Chile desde cualquier punto de vista grama¬tical (morfológico, léxico, ortográfico, fonético, sintáctico y estilístico) y empleadas por los chilenos que hablan el español como lengua propia o por los
extranjeros residentes que han asimilado el espa¬ñol de Chile. De este modo, por ejemplo, resulta fá¬cil identificar a un chileno al oírle utilizar las expre¬siones al tiro (inmediatamente), ya (sí, bueno) y cachái (entiendes).
Muchos son los lingüistas que se han dedicado a estudiar las diversas variedades del español. Un gran lingüista chileno es Ambrosio Rabanales, quien du¬rante muchos años ha estudiado las características del español hablado en nuestro país. A continuación, y basándonos en sus estudios, te presentamos algu¬nos de los fenómenos más comunes que se obser¬van a lo largo del país y que contribuyen en gran medida a la formación y caracterización de nuestra identidad nacional. No olvides que el idioma se adapta siempre a las necesidades y experiencias de quie¬nes lo hablan.
Aspectos fonéticos
• seseo: no se distingue en la pronunciación; por ejemplo entre coser y co¬cer, abrazar y abrasar.
• aspiración de la "s” cuando precede a consonante y aspiración o pérdida completa en posición final de una palabra antes de una pausa. Ejemplo: aspirar, palabras.
• tono blando y suave, si se lo compara con otras variedades del español, que parecen más duras y ásperas.
• pérdida de la “d” en posición final de una palabra, en alternancia con su pronunciación relajada.
Aspectos morfosintácticos
• predomino del futuro analítico (ir a + infinitivo) sobre el sintético: Voy a comer, frente a comeré.
• uso de -cit- en los monosílabos terminados en consonante: pancito, florcita.
• frecuente reducción en la lengua oral del sistema pronominal este, ese, aquel, a este y ese, relegándose aquel a la lengua literaria.
• poco común es el uso de cuyo, cual y quien en la lengua oral, los que habitualmente se sustituyen por que.
• predominio de la forma —ra frente a la forma —se del pretérito imperfecto del subjuntivo (bailara, riera, viniera, en vez de bailase, riese, viniese).
• alternancia al preguntar la hora de las expresiones “¿qué hora es?” y “¿qué horas son?”
Aspectos léxicos
• empleo de un léxico formado por voces:
peninsulares: patrimoniales, comunes a todo el mundo hispánico. Ejem¬plo: agua, sol, comer, peluquero, etc.
criollas: términos del español ejemplar que en Chile se emplean con un significado diferente. Ejemplo: roto (de nivel sociocultural bajo), volantín (corneta), ampolleta (bombilla), etc.
indígenas: procedentes, en su mayoría, de la época de la Conquista y de la Colonia y que han sido tomadas desde diversas lenguas del Nuevo Mundo. Ejemplo: maíz, maní, loro, tiza, cóndor, palta, copihue, etc.
mestizas: derivados (de bases indígenas) y compuestos chilenos (con combinación de voces indígenas e hispánicas) con estructura hispánica. Ejemplo: colchagüino, enguatarse, temucano, etc.
extranjeras: la gran mayoría de uso internacional, pertenecientes a di¬versas lenguas de los cinco continentes. Ejemplo: diván, quiosco, oran¬gután, cóctel, milonga, estándar, etc.
Trabaja en tu cuaderno
1. Investiga acerca de las diferencias existentes entre las hablas regionales del Norte, Centro y Sur del país y, a partir de la información obtenida, determina si existe o no en Chile unidad lingüística.
2. De las lenguas indígenas de Hispanoamérica, las que más influencias han ejercido en el español de Chile son el mapuche, el quechua y el aimara. Busca ejemplos de palabras originarias de cada una de estas lenguas que utilicemos hoy en día.
3. Señala el significado de los siguientes chilenismos: apunarse, cocaví, chiripa, huiña, pucho, quiltro, suche, pololo, pichanga, chuncho. Indica, cuando corresponda, los diferentes sentidos que poseen.
4. Las siguientes expresiones son consideradas chilenismos empleados en el habla coloquial. Explica su signi-ficado utilizando un lenguaje culto formal: agarrar papa, a todo chancho, anotarse un poroto, caldo de cabe¬za. ¿Qué otras expresiones de este tipo conoces?
El español de Chile
Por Lizardo Piña Vargas1
Publicado con autorización de la revista Hispania, de São Paulo
Si usted escucha o lee que "unos patos malos están aguaitando a unas cabras p'atracarles el bote y tirárseles a los panqueques", dé por seguro que está escuchando hablar a un chileno, y si, además, se entera de que “las pericas las pararon a tiempo y apretaron cachete..."podrá decir "al tiro" que "la conversa" se desarrolla de la plaza Italia p'abajo, en alguna de las comunas o barrios "pobletes" de Santiago... (San Miguel, Pudahuel, Estación Central, El Bosque o La Pintana).
Tal vez sea por esto que alguien dijo que "si en alguna parte de América había y hay condiciones de las exigidas para la formación de una nueva lengua, debe ser en Chile".
Sin embargo, esos temores se han disipado totalmente, ya que en esta baranda andina y litoral del mar Pacífico han cantado y contado al genio americano dos de las cumbres de la lengua española: Gabriela Mistral y Pablo Neruda. Mas, como en cualquier otro lugar de esta América que "aún ama a Jesucristo y aún habla el español", tampoco los chilenos andan reproduciendo el hablar culto y literario de Pablo y Gabriela. Su conversación cotidiana se acerca más naturalmente al murmullo coloquial de Lucila (Godoy) y Neftalí (Reyes), nombres con que los llamaron sus padres, hermanos y compañeros de la escuela.
El castellano o español llegado a Chile con Valdivia y sus 150 compañeros había tenido tiempo de aclimatarse a las exigencias y novedades del medio americano en la llamada "koiné" antillana, primero, - donde homogeneizó las diferencias dialectales traídas desde la "península" y asimiló los aportes del arahuaco (Haití) y del náhuatl - y en el Cuzco después, donde recogió las pequeñas contribuciones del aimara y el guaraní; pero qué decir de las del quechua, lengua con la que se vinieron topando y tropezando en cuanto tambo y pucará hicieron alto hasta llegar al río Maule, frontera sur; alguna voz del incariato.
Sin embargo, la cantidad mayor de léxicos incorporados al español de Chile proviene de la lengua mapuche o mapudungun, idioma del pueblo aborigen con el que el resto de América identifica a la nación chilena. Como en todo el español de América, las lenguas indígenas no han influido, ni menos modificado, la estructura interna del castellano. Particularmente, en Chile no ha presionado ni siquiera la fonética como algún filólogo creyó notar en cierto momento de sus investigaciones. Pero se ha constituido como su primer sustrato léxico.
Las personas educadas y cultas de Chile emplean la lengua general de Castilla, con algunas particularidades, procurando ajustarse a las normas de la lengua literaria, que tiene en Santiago, la capital del país, su referente y centro difusor más importante, tanto porque en ella se concentra el tercio de la población, cuanto porque acá se ubican los centros mayores y mejores de investigación y difusión científica, tecnológica, cultural y de comunicación. Sin embargo, el esfuerzo modernizador de Chile en los últimos veinte años les está permitiendo a las regiones erigir centros de educación superior y universitaria con proyecciones y resultados de difícil pronóstico en cuanto al mejoramiento del uso de nuestra lengua madre. Tal vez sea aplicable a los usos lingüísticas los temores y dudas que muchos chilenos tienen respecto a las distintas "transiciones" que se han estado viviendo. Se constatan evidentes progresos y avances en "lo macro", no siempre percibidos de igual forma en lo "micro". Lo que sí se puede aseverar con seguridad es que los avances y adquisiciones científicas y económicas han descargado sobre el habla común un torrente de extranjerismos que nos han ido diluyendo la identidad de un hablar propio.
En Chile, como casi en toda América, existe unificación completa de s-c (ante e, i) y z en s sorda (seseo). Hoy por hoy, el seseo es general en todo el país, de modo que, sin un contexto esclarecedor, un chileno podría estar "en la cima" o "en la sima", pero es más fácil saber "si siega una niña ciega".
Del mismo modo se puede decir que todo Chile es hoy día zona de "yeísmo". Se escucha un cada vez más tenue "lleísmo" en regiones cordilleranas apartadas, y en sectores campesinos y de gente ilustrada de las provincias de los Ángeles y Talca (centro sur).
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