El problema del machismo en México y la importancia de tomar conciencias.
Priscilla Dominguez VargasResumen13 de Julio de 2016
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EJEMPLO DE ENSAYOS
1)
El problema del machismo en México y la importancia de tomar conciencia
¿Qué es el machismo? Se trata de una ideología que coloca al hombre por encima de la mujer en todos los aspectos de la vida social y personal.
El machismo es un mal social muy antiguo. En la antigua Roma, el Pater la familia concentraba en si todo el poder . Esta facultad era tal, que, incluso el padre tenía el derecho de vida o muerte sobre sus descendientes.
Aunque ya no estamos en la época romana, es notable que aún quedan vestigios de esta influencia en distintas sociedades.
En México, algunos autores como afirman que el machismo tuvo su origen ya en tiempos de la conquista, como consecuencia de la unión de los españoles con las mujeres indígenas.
El hombre machista mexicano se caracteriza por exhibir prepotencia hacia las mujeres y incluso hacia otros hombres. Se trata del prototipo abusivo-violento.
En un artículo publicado por el diario El País, de España, se habla de que México es uno de los peores países del G20 para las mujeres y uno con las altas tasas de feminicidio.
Estos datos proyectan una pésima imagen de nuestro país, pero también muestra una triste realidad.
Y este mal parece que no tendrá fin al menos en un futuro inmediato.
El primer paso para una paulatina erradicación del machismo es la toma de conciencia. No se puede accionar en contra esta práctica sin antes ser conscientes de la gravedad que implica.
¿Cómo se puede tomar conciencia? La forma más efectiva es con la educación. Una educación real para introducir ya en la mente de los más pequeños, que tanto hombres como mujeres deben estar en igualdad en todos los aspectos de la vida.
2) Matar pajaritos: El lector arrepentido Por Mex Urtizberea, LA NACION, 14 de diciembre de 2007
Crecimos matando pajaritos en nuestro tiempo libre. Cazando sapos en las zanjas para llevarlos a la escuela y allí adormecerlos con cloroformo, abrirlos al medio todavía vivos para ver cómo funcionaban sus órganos, y después tirarlos a la basura. A veces era un conejo el que disecábamos, y la fiesta era aún más emocionante.
Crecimos dándoles de fumar a los escuerzos hasta que explotaran, para comprobar si era cierto que los escuerzos fuman como escuerzos. Clavando con alfileres a los insectos, incluso a mariposas, sobre un cartón para presentarlo como si fuera un cuadro, en la materia Ciencias Naturales. Atándoles, en las tardes de aburrimiento, un cordón al cuello a los gatos para revolearlos varias vueltas en el aire y estamparlos contra alguna pared.
Crecimos pícaros tiranos de la naturaleza, amos y señores, atormentadores de ella para divertirnos como niños, con una maldad masculina permitida, aceptada, que nunca sintió vergüenza de ser tal, sino que más bien se manifestaba con orgullo. (Algún que otro caso de excepción puede haber: alguien me cuenta, conmovido, que de chico una vez alcanzó de un disparo de aire comprimido al pajarito elegido y, cuando corrió a buscar su trofeo, el pájaro no estaba muerto, sino herido y temblando. Verlo temblar, inocente sobre la tierra, le sacó las ganas para siempre de lastimar porque sí. Acaso la imagen le reveló que todos los seres vivos somos sinónimos, principalmente en el dolor.)
Crecimos matando pajaritos. Después nos hicimos adultos. Dejamos por fin de jugar con la naturaleza. Y nos dedicamos a ella con seriedad.
Talamos bosques indiscriminadamente, contaminamos ríos con total naturalidad, cazamos animales en extinción por hobby, depredamos mares porque se nos antojó, instalamos mineras que envenenan, o firmamos el permiso para que se instalaran, perforamos la capa de ozono, nos desentendimos del calentamiento global, cambiamos el clima, derretimos glaciares, empetrolamos pingüinos, privatizamos lagos para que fueran la pileta de natación de algunos privilegiados.
Pero crecen ahora, afortunadamente, las nuevas generaciones con una conciencia ecológica que resulta de lo más esperanzador, con una sensibilidad frente a la naturaleza que nadie se hubiera animado a tener en otras épocas; crecen también las nuevas generaciones de docentes que no se cansan de hacer hincapié, desde el aula, en la urgencia de respetar el medio ambiente.
Crecen ahora estas nuevas generaciones, y es como si aunaran sus voces para tararear sin cesar aquello que escribió María Elena Walsh:
Al que mata a los pajarillos
le brotará en el corazón
una bala de hielo negro
y un remolino de dolor.
TESIS | ARGUMENTOS | Conclusión | |
El enunciador sostiene que el ser humano desde pequeño , no solo desde adulto , daña la naturaleza | Las atrocidades que comenten los seres humanos desde pequeño y de adultos, las que cometen a gran escala con los recursos naturales. | Se vale de numerosas ejemplificaciones (desde matar pajaritos, hasta talar bosques indiscriminada-mente, contaminar ríos con total naturalidad) | Dice al final que si bien el ser humano atenta contra la naturaleza es tarea de la escuela crear en los niños conciencia ecológica. |
Voces en el texto
La voz del enunciador y la voz del niño que se arrepintió de su conducta ante el dolor de su víctima | Voz polémica (… alguien me cuenta, conmovido, que de chico una vez alcanza de un disparo de aire comprimido al pajarito…) |
De María Elena Walsh | Voz de autoridad Al que mata a los pajarillos/ le brotará en el corazón/ una bala de hielo negro y un remolino de dolor. |
3)
“Ser pobre siendo rico o ser rico siendo pobre”
No hace mucho tiempo atrás, mientras viajaba en un transporte público, escuché en un programa de radio, que efectuaron una pregunta para que los radio oyentes llamaran y brindaran sus respuestas; la pregunta era: “¿Qué es la pobreza?”, después de escuchar varias respuestas, una llamó considerablemente mi atención, el hombre decía que la pobreza era algo de la mente, y por lo tanto no existía realmente, solo era mera imaginación. Me hicieron reflexionar tanto la pregunta como las diversas respuestas, ya que algunas personas se referían a la pobreza material y otros a la de espíritu o a la falta de fe. Si se busca en un diccionario el significado de tal palabra se encontrará con que las definiciones se refieren, en su mayoría, a la escasez de algo, como por ejemplo esta definición: “Pobreza es la cualidad de pobre. Este adjetivo hace referencia a las personas que no tienen lo necesario para vivir dignamente, que son humildes o que son desdichadas.”
Si nos guiamos por los conceptos, se podría entonces describir al ser humano como un “animal pobre”, porque siempre tendrá necesidad de algo, y por lo tanto se sentirá desdichado, aunque solo sea por un pequeño momento. Al analizarlo así creo que deprime un poco esta forma de pensar, porque no me gusta definirme como una persona “pobre”, además dicha palabra tiene un impacto negativo si se le dice a las personas de forma directa. Al plantearme la pregunta principal “¿Qué es la pobreza?” honestamente no me viene a la mente una respuesta sencilla, al contrario, me surgen más preguntas: ¿Qué es pobreza material? ¿Qué es pobreza espiritual? ¿Qué hace pobre a un país o a un pueblo?, ya tengo claro de que es falta, escasez o necesidad de algo, pero ¿de qué exactamente y cómo se mide?
Se dice que una familia es pobre porque habitan en una casa pequeña para albergar cómodamente a quienes viven en ella, con pocas comodidades y tienen lo imprescindible para no pasar hambre, así se puede describir más o menos lo que es la pobreza material, sin embargo, esta familia es feliz, se cuidan unos a los otros, trabajan para mantener lo poco que tienen y lo cuidan, están limpios, arreglados, aunque no usen ropa de marcas famosas. Son ricos de espíritu, no albergan maldad, prefieren ser solidarios y comparten siempre que pueden. Por otro lado, una familia rodeada de abundancia, grandes casas, grandes despensas llenas de las más fina comida, tienen todo lo que necesitan, referente a lo material, pero su alma es pobre, son desdichados, infelices, autómatas queriendo más dinero, capaces de hacer todo lo que sea necesario para obtenerlo, no hay unidad familiar, no hay comunicación y menos solidaridad, solo existe el dinero. ¿Y para qué tanto dinero, tanta riqueza? Séneca dijo: “Pobre no es el que tiene poco, sino el que mucho desea.” Yo digo que no sirve de nada tener rico el bolsillo si se tiene vacía el alma, un alma es más difícil de llenar porque no todas desean lo mismo, el dinero es dinero para todo el mundo.
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