Ensayo: En el fondo del caño hay un negritoю

Ensayo: “En el fondo del caño hay un negrito”.

Existen muchos cuentos los cuales nos brindan una gran moraleja o simplemente nos impactan por su contenido, el cuento que estaremos explicando se titula: “En el fondo del caño hay un negrito”, escrito por el autor José Luis González. Comenzaremos con una breve biografía sobre éste gran autor. José Luis González nació el 8 de marzo de 1926 en Santo Domingo (República Dominicana), hijo de padre puertorriqueño y madre dominicana, aunque siempre se consideró puertorriqueño. Sus primeros pasos de formación cultural los recorre en Puerto Rico, completando su bachillerato en Artes en la Universidad de Puerto Rico. La maestría y doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad Nacional Autónoma de México. En su vida profesional se distinguió como profesor, estudioso y, especialmente, como escritor, con preferencia por la novela, el cuento y el ensayo. En la década de los 40 y 50 participa activamente en la renovación de la literatura puertorriqueña. Estableció su residencia permanente en México y en 1955 adquirió la ciudadanía del país de adopción. Fue considerado uno de los puertorriqueños intelectuales más importantes de su generación por sus ensayos de interpretación nacional. Ensayista, narrador y periodista, José Luis González recibió el Premio Xavier Villaurrutia 1978, con la novela “Balada de otro tiempo” (México: Alfaguara, 1997), y también recibió dos premios nacionales en Puerto Rico. Falleció en México el 8 de diciembre de 1996. Sus restos se trasladaron a Puerto Rico y en un acto académico, celebrado en la rotonda de la torre de la Universidad de Puerto Rico, la intelectualidad del país le rindió un sentido homenaje.

        El cuento: “En el fondo del caño hay un negrito”, escrito por José Luis González, trata sobre una familia constituida por un padre, una madre y su pequeño hijo llamado Melodía. Eran una familia muy pobre que habían venido de La República Dominicana a Puerto Rico. Vivían en una casa muy humilde en el área de el “Caño”, que se refiere al barrio “La Perla”, donde llegaba el agua del mar. El padre de Melodía salía todos los días a trabajar para poder llevarle de comer a su familia, mientras que la madre del niño hacía los trabajos domésticos e iba donde una vecina a pedirle algo de comer para su hijo. Una mañana el padre de Melodía, antes de irse a trabajar, vio al niño asomado hacia el agua de el “Caño” y rápidamente le llamó la atención indicándole que regresara nuevamente a la casa. Al mediodía, cuando la mamá del niño visitó a la vecina para pedirle de comer, por segunda vez Melodía se asomó hacia el agua de el “Caño” y miró una imagen reflejada en el agua de un negrito que también le sonreía. Levantó su manita y la imagen hizo lo mismo, lo que le causó más risa y le pareció que el otro niño se reía igual. En ese momento su madre lo llamó para darle de comer al niño. En la tarde, el padre de Melodía, regresaba muy contento, ya que un amigo le prestó su carretón y pudo ayudar a un blanco que había llegado de New York a cargar una mercancía. De esta manera pudo recolectar unas monedas para llevarle de comer a su familia. Antes de que el padre de Melodía llegara a la casa con los alimentos, el niño había salido por tercera vez a buscar aquel “negrito” que lo imitaba. Al causarle tanta emoción verlo, decidió ir a buscarlo sin saber que era su propia imagen. Por esta razón Melodía murió ahogado en el “Caño”.  

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