Ensayo de libro Dulce Compañia

LITERATURA COLOMBIANA III

JULIANA RUBIO RIVAS

Tesis a partir de la novela Dulce Compañía de Laura Restrepo,

Al ser nuestra comunidad esclava de creencias y ritos, es común encontrarse en las calles con la presencia de “un ser celestial”, dibujado en una pared, el rostro de Jesús en una yuca o en una papa, una manifestación de sudor o sangre en la imagen de una iglesia, o en el caso que nos compete, la aparición de un ángel encarnado en un hombre  de clase baja. La  romería del barrio es utilizada como fuente de inspiración por el autor para su obra, pero el receptor es el dueño de la verdad sobre la trama, al asimilarla como falsa o verdadera, ángeles caídos como enviados divinos o  mitos creados por comercio.

        El lector u oyente, es el operador por excelencia que asume por su hacer la unidad del recorrido de mímesis I a mímesis III por medio de mímesis II; esta mediación entre tiempo y narración se constituye precisamente al construir la relación entre estos tres estados miméticos. Cualquiera que sea  la fuerza de la innovación de la composición de la trama se enraíza en la mimesis I o pre-comprensión del mundo de la acción, de sus estructuras inteligibles, de sus recursos simbólicos y de su carácter temporal. La imitación o representación  de la acción, significa comprender previamente por qué del proceder humano. Sobre esta comprensión se levanta la construcción de la trama y del mismo modo la mimética textual y literaria.  La  mimesis II o configuración de la obra, ocupa una posición  intermedia entre el antes y el después de la configuración de la mímesis, tiene  la función de mediación entre los acontecimientos y la historia tomada como un todo; es la ficción. Va de lo paradigmático a lo sintagmático, constituyendo la transición misma de mímesis I a mímesis II. La tercera y última etapa del proceso de construcción de la trama es la mimesis III, o reconfiguración de la obra, lo que se denomina entre el mundo del texto y el lector o el oyente. En esta etapa se refleja el impacto de la literatura sobre la experiencia cotidiana, puedo entender que se maneja y se valora el fenómeno del tiempo como la condición y el conocimiento humano que cobran un valor sobre la aparición de lo narrado.                  

       Dulce compañía es la novela de Laura Restrepo que tiene como escenario un barrio popular de Bogotá moderna, del cual tiene conocimiento de la aparición de un ángel, y es designada a la monita (como se le llamara a la protagonista de la novela en el barrio donde se encuentra el supuesto ángel), la tarea de investigación para realizar una crónica al respecto. Ella incrédula y sin muchos deseos de realizar ese trabajo se encuentra  con sus escepticismos  frente a la figura de un hombre envuelto en un total misticismo responsable de los comentarios que hace la gente del común. Esta mujer se impacta tras los dictados que realiza el ángel telepáticamente a su madre, y logra tener un encuentro y un acercamiento con este ser que va más allá de lo periodístico desencadenando un enamoramiento en la reportera. Al final el ángel desaparece sin dejar huella, cambiando la perspectiva de vida de la monita.

          El barrio es famoso por la romería, por los curiosos que se arrodillan  y pagan penitencia a los pies del aparecido. Lo acotado es anunciado en noticieros de todo tipo, desde los amarillistas hasta los grandes matutinos nacionales, pero todo al corto tiempo desaparece sin pena ni gloria; –como desparece el ángel en Dulce Compañía-  pero no puede dejarse de lado la ganga que significa la aparición de ese ser extraordinario y todo lo que conlleva dicho fenómeno, que es lo verdaderamente importante para la realización de este ensayo, y es donde entra en juego el papel de la mimesis I, que como ya fue mencionado anteriormente es la pre-comprensión del mundo que realiza el autor para desarrollar su obra. Estas afirmaciones hacia lo divino o lo demoniaco  han sido tradicionalmente manejadas y manipuladas por el hombre desde siempre. En todas las culturas la aparición  de seres encarnados y provenientes de Dios, tocan las comunidades en su revelación como regalo divino, para calmar las dolencias del cuerpo y del alma y ofrecer la salvación eterna o el paraíso. Estos elementos de la cotidianidad son aprovechados por Laura Restrepo para la construcción de una obra que en un principio nos muestra a un ser iluminado, pero con el desarrollo del texto queda ante el lector como un simple mortal que padece una enfermedad y que como todo la mayoría  de los mortales ha pasado por situaciones que le han dejado consecuencias psicológicas y que han marcado su personalidad. Hechos y consecuencias que la autora muy seguramente estudio investigo y quizás se envolvió en episodios similares a los que describe, con gente común y corriente que tal vez le hayan servido como inspiración para hacer uno de sus personajes. Lo dicho anteriormente lo encuentro mejor explicado en el texto “Tiempo y Narración” de Paul Ricoeur, en la pág. 129 (la triple mimesis): “Se percibe cual es la riqueza del sentido de mimesis I; imitar o representar la acción, es en primer lugar, comprender previamente en que consiste el obrar humano: su semántica, su realidad simbólica, su temporalidad.”

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