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Ferdinand de Saussure ¿Cómo llegamos al análisis del discurso?

Karigomez967Apuntes5 de Marzo de 2022

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   La intención de este punto es situar los cimientos de algunos conceptos a través de un breve recorrido histórico de la lingüística, con el objeto de relacionar la gramática textual con las líneas generales de pensamiento que les dieron origen.

Partimos de Saussure para señalar la base conceptual que abre el camino de las lingüísticas posteriores.

Ferdinand de Saussure

  La segunda mitad del siglo XIX asiste a la consolidación de las ciencias sociales: Marx, Freud y De Saussure sientan las bases de los desarrollos ulteriores.

La lingüística estructural inaugurada por Ferdinand de Saussure debió esperar la acción mediadora de la antropología para llegar al gran público.

  La problemática del trabajo, la vida y el lenguaje, habían tenido su respuesta a lo largo del S XIX desde la matriz positivista.

  En lingüística, Saussure (1857-1913) parte del enfrentamiento con el concepto de lengua como nomenclatura “o sea como una lista de términos que corresponden a otras tantas cosas”(Sazbon 1970). Y la razón de su tarea será luchar “por la rectificación de los conceptos existentes”, la formación de otros nuevos y sobre todo “la búsqueda de su coordinación sistemática”. Sus investigaciones se orientan hacia los planteos epistemológicos que la lingüística necesitaba para ser una ciencia. Esa búsqueda lo llevará a elaborar una teoría del signo lingüístico y una teoría de la lengua.

  Saussure critica el concepto de lengua como nomenclatura y el de signo como elemento unitario. Desarrolla una teoría del signo con dos principios fundamentales: la arbitrariedad del signo y la linealidad del significante. Significante/significado, sincronía/diacronía, relaciones sintagmáticas/paradigmáticas, lengua/habla. El sistema binario atraviesa todo el pensamiento saussuriano.

  Los conceptos fundamentales que sostiene Saussure reposan, entonces, en pensar la lengua como sistema diacrítico de elementos discretos, un código homogéneo de reglas universales, opuesta al habla de carácter heterogéneo e inclasificable; el signo como una unidad de dos caras, significado y significante, los principios de la arbitrariedad y la linealidad del significante; el concepto de valor a través de las relaciones opositivas; las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas; las leyes del estudio del lenguaje en sincronía y diacronía.

   Las consecuencias de la empresa saussuriana de fundar la ciencia de la lingüística, fueron inmensas y sacudieron, de manera directa o indirecta, todas las áreas de las disciplinas sociales. El surgimiento del estructuralismo ya sea considerado  como un método de análisis o una concepción filosófica, operó un deslizamiento del propio objeto de estudio de diversas disciplinas. Pensemos en los estudios literarios de los formalistas rusos, en los fonológicos de Trubetzkoy y Jakobson, en los antropológicos  de Lévi-Strauss, en la concepción lacaniana de lo simbólico para el psicoanálisis, en la semiología de R. Barthés, etc.

  Las teorías gramaticales estructuralistas y generativistas, con su visión inmanentista de los fenómenos lingüísticos y su preocupación por el sistema abstracto de la lengua o por la construcción de un modelo formal que de cuenta de la competencia del hablante/oyente ideal, no pretenden analizar de forma sistemática y rigurosa los tipos de prácticas discursivas que de forma habitual constituyen la comunicación verbal de las personas.

  Es innegable el interés de los enfoques gramaticales si se trata de dar cuenta de algunos aspectos del sistema de la lengua, como los fonológicos o los morfosintácticos, pero es obvio que la significativa desatención de estas escuelas al estudio de las modalidades de uso, su olvido intencional de los actos de habla o  de las normas socioculturales que rigen los intercambios comunicativos y su escasa contribución al análisis de los procedimientos de creación del sentido, constituyen insuficiencias más que evidentes sobre todo si se trata de entender la enseñanza de la lengua orientada a una mejora de las capacidades de uso comprensivo y expresivo de los alumnos que les permita la adquisición de las normas, destrezas y estrategias asociadas a la producción de textos orales, escritos e iconoverbales, y en consecuencia a la apropiación de los mecanismos pragmáticos que consolidan la competencia comunicativa de los usuarios en situaciones concretas de intercambio.

¿Cómo llegamos al análisis del discurso?

  En principio no se trata de sustituir la noción de habla-realidad heterogénea, física y psíquica, individual, inclasificable- de Saussure por la de discurso. Dicha sustitución, sin operar un corrimiento en el eje del análisis, no aporta elementos para modificar la teoría.

  La primera vez que aparece la noción de discurso en Francia es a través de Zellig Harris, quien proviene del distribucionalismo americano. Hacia la década dl 50 sus trabajos son considerados en algunos círculos lingüísticos aunque sin mayores consecuencias. En realidad, para Harris, el discurso no es más que una sumatoria de frases pero su aporte es decisivo porque su análisis va más allá del límite de la frase.(Enlace extraoracional).

  Sintetizando, podemos decir que bajo la denominación de análisis del discurso caen varias disciplinas o metodologías lingüísticas (es decir lo que podemos llamar un terreno transdisciplinario) todas constituidas a partir de los desarrollos posteriores a la fundación saussuriana.

  También algunos estudios que vienen de la teoría literaria contribuyen a salir de las posturas inmanentistas de los textos. Por ejemplo los formalistas rusos (década del 20) comienzan a trabajar, desde la teoría literaria, en textos concretos. Se logra una ruptura al relacionar la obra literaria con el material social, político, religioso, etc.

  Otros autores como Voloshinov, en  El signo ideológico y la filosofía del lenguaje, concibe al lenguaje como inseparable de la actividad humana: “la verdadera realidad del lenguaje no es el sistema abstracto de formas lingüísticas, ni el habla monologal aislada, ni el acto psicofisiológico de su realización, sino el hecho social de la interacción verbal que se cumple en uno o más enunciados. La interacción verbal, entonces, es la realidad fundamental del lenguaje”.

  El auge de este tipo de análisis se produce hacia los años sesenta y setenta. El objeto de estas disciplinas es siempre el discurso, considerado de diversas maneras. Los presupuestos de cada área, marcarán vías diferentes para el acceso a dicho objeto.

  La lingüística de la enunciación privilegia el estudio de los sujetos que se manifiestan discursivamente. En esto radica el giro fundamental que lograron los aportes de Jakobson y Benveniste; el estudio del surgimiento del sujeto en su propio enunciado y la constitución del discurso como lugar de referencia de este sujeto. Entonces, el proceso de constitución del sujeto en el enunciado es el objeto de la lingüística de la enunciación. Esto se lleva a cabo a través de dos relaciones: el sujeto con su interlocutor, el sujeto con su propio enunciado. El discurso es pensado no como una actividad libre y creativa a cada momento, sino como una práctica social regulada por condiciones sociohistóricas. Recordemos que Saussure menciona que la actividad libre y espontánea se lleva a cabo en el habla y la regulación homogénea en la lengua.

El recorrido hasta aquí es el siguiente:

  Comentamos algunos aspectos de Saussure para situar la fundación de la lingüística como ciencia de la lengua. A partir de Saussure los desarrollos de la lingüística son amplios y variados. Hemos comentado la perspectiva de la lingüística de la enunciación. Nos resta dar cuenta de la lingüística del texto. Dichos desarrollos precisaron que se instalase en el centro de las discusiones teóricas de estos campos la noción de discurso. En la escuela francesa es Emile Benveniste el que teoriza un aparato formal: la lingüística de la enunciación, motivada por Harris.

  La lingüística del texto, formalizada por Van Dijk, entre otros autores, coloca el centro de la reflexión en el plano de  lo textual.

  Esta escuela se vio motivada por otros recorridos anteriores. Debemos hacer referencia a otros autores como Chomsky (proveniente del distribucionalismo norteamericano y fundador de la gramática generativa) que con la noción de competencia abre otros lugares teóricos interesantes y fundamentales para el desarrollo lingüístico posterior. Esta noción, redefinida desde posturas diferentes, recorre un camino amplio e indispensable que posteriormente da cuenta de la adquisición de la lengua y de la situación de intercambio comunicativo.

  Muchas veces se comparó la distinción lengua y habla saussuriana con la oposición competencia y actuación (performance) lingüísticas de Chomsky. La competencia de un sujeto hablante, competencia que debe presentarse en la gramática generativa de su lengua, es el conjunto de las posibilidades que le son dadas únicamente por el hecho de poseer la lengua: posibilidad de construir y de reconocer la infinidad de las frases gramaticalmente correctas, de interpretar cualquiera de ellas. Estas posibilidades constituyen la competencia común a todos los sujetos que hablan un misma lengua. Chomsky define a la competencia como un sistema abstracto de reglas, es decir fuera de todo contexto o situación de intercambio. Se trata de hablantes ideales que quedan atrapados en la oración y no acceden al discurso.

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