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GUIA DE ESTUDIO


Enviado por   •  10 de Febrero de 2012  •  5.984 Palabras (24 Páginas)  •  465 Visitas

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GUIA DE ESTUDIO 3º “C” PROFRA: AMPARO ALMENDRA ANDRADE

ESPAÑOL

Lee el texto con atención y responde las preguntas correspondientes:

Cleto era un conejo que vivía en el Bosque de la Laguna. Tenía muchos amigos, pero los más importantes eran René Topo, Beto Zorro y Luis Ratón. Todas las mañanas se levantaban muy temprano y salían a cortar fruta de los árboles.

Una mañana que había mucha neblina, oyeron una voz a lo lejos:

—¡Auxiiiiilio, auxiiiilio!

—¿Oyeron eso? —preguntó Cleto.

—Sí, pero no reconozco la voz, ¿quién será? —dijo Beto Zorro, tratando de olfatear a quien gritaba.

Beto Zorro les dijo que el sonido venía de El Gran Roble. Los amigos corrieron hacia allá, queriendo saber quién era para tratar de ayudarlo. Cuando llegaron a El Gran Roble no vieron a nadie y pensaron que habría sido una broma. De pronto, escucharon que desde arriba del árbol alguien decía:

—¡Hey, ustedes!, ayúdenme por favor.

—¿Quién eres, dónde estás? —dijo René Topo.

—Soy Andrés Puercoespín, estaba tratando de subir al árbol y me quedé guindado en las ramas. Ayúdenme, por favor.

Los amigos comenzaron a mover el árbol hasta que Andrés Puercoespín cayó de espalda, enterrándose en el suelo con sus espinas.

Dijo Cleto Conejo:

—Oh, lo sentimos... no queríamos tirart...

—No se preocupen, no se preocupen.

Después de presentarse e invitar a Andrés Puercoespín a pasear, los amigos y Puercoespín se fueron por la calle de piedra.

* Los siguientes personajes son los amigos más importantes de Cleto, menos uno, ¿quién es?

A. ? Andrés Puercoespín.

B. ? Beto Zorro.

C. ? René Topo.

D. ? Luis Ratón.

*¿Qué hizo Cleto con sus amigos después de que Andrés bajó del árbol?

A. ? Se fue a un árbol.

.

B. ? Se quedó a dormir.

C. ? Se quedó platicando.

D. ? Se fue por un camino

RAMPELSTIKIN

Había una vez... ... Un pobre molinero que tenía una bellísima hija. Y sucedió que

en cierta ocasión se encontró con el rey, y, como le gustaba darse importancia sin

medir las consecuencias de sus mentiras, le dijo:

-Mi hija es tan hábil y sabe hilar tan bien, que convierte la hierba seca en oro.

-Eso es admirable, es un arte que me agrada -dijo el rey-. Si realmente tu hija

puede hacer lo que dices, llévala mañana a palacio y la pondremos a prueba.

Y en cuanto llegó la muchacha ante la presencia del rey, éste la condujo a una

habitación que estaba llena de hierba seca, le entregó una rueca y un carrete y le

dijo:

-Ahora ponte a trabajar, y si mañana temprano toda esta hierba seca no ha sido

convertida en oro, morirás. Y dichas estas palabras, cerró él mismo la puerta y la

dejó sola. Allí quedó sentada la pobre hija del molinero, y aunque le iba en ello la

vida, no se le ocurría cómo hilar la hierba seca para convertirla en oro. Cuanto más

tiempo pasaba, más miedo tenía, y por fin no pudo más y se echó a llorar.

De repente, se abrió la puerta y entró un hombrecito.

-¡Buenas tardes, señorita molinera! -le dijo-. ¿Por qué está llorando?

-¡Ay de mí! -respondió la muchacha.- Tengo que hilar toda esta hierba seca de

modo que se convierta en oro, y no sé cómo hacerlo.

-¿Qué me darás -dijo el hombrecito- si lo hago por ti?

-Mi collar -dijo la muchacha. El hombrecito tomó el collar, se sentó frente a la rueca

y... ¡zas, zas, zas! , dio varias vueltas a la rueda y se llenó el carrete. Enseguida

tomó otro y... ¡zas, zas, zas! . con varias vueltas estuvo el segundo lleno. Y así

continuó sin parar hasta la mañana, en que toda la hierba seca quedó hilada y

todos los carreteles llenos de oro.

Al amanecer se presentó el rey. Y cuando vio todo aquel oro. sintió un gran

asombro y se alegró muchísimo: pero su corazón rebosó de codicia. Hizo que

llevasen a la hija del molinero a una habitación mucho mayor que la primera y

también atestada de hierba seca, y le ordenó que la hilase en una noche si en algo

estimaba su vida.

La muchacha no sabía cómo arreglárselas, y ya se había echado a llorar, cuando se

abrió la puerta y apareció el hombrecito. -¿Qué me darás -preguntó- si te convierto

la hierba seca en oro? -Mi sortija -contestó la muchacha. El hombrecito tomó la

sortija, volvió a sentarse a la rueca, y, al llegar la madrugada, toda la hierba seca

estaba convertida en reluciente oro. Se alegró el rey a más no poder cuando lo vio,

pero aún no tenía bastante; y mandó que llevasen a la hija del molinero a una

habitación mucho mayor que las anteriores y también atestada de hierba seca.

-Hilarás

...

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