La Ceiba Y El Viejo

EL VIEJO Y LA CEIBA

Era una tarde soleada y El viejo sombreándose debajo de la ceiba cuyas ramas eran grandes las ramas, sus hojas verdes era el árbol más hermoso de Saladoblanco, El viejo cuidándola como todas las tardes, era una costumbre que venía de sus bisabuelos porque ellos la habían sembrado y habían hecho un acuerdo de cuidarlo de generación en generación. El viejo estaba solo aburrido, podaba las ramas a la ceiba cuando escucho una voz grave y ronca, venía de adentro del tallo de la ceiba y decía: hola estoy agradecido con usted y con toda familia, porque me han cuidado y no me han dejado secar, El viejo asombrado y asustado pregunta: ¿Quién eres? ¿Dónde estás? Y la ceiba responde: cálmate no te asustes soy la ceiba la que has cuidado desde niño El viejo sorprendido menciona: pero hablas no eres un árbol normal la ceiba dice: yo solo quiero que me sigas cuidando como lo has venido haciendo que no me dejes talar o secar, sé que estoy un poco viejo pero todavía tengo miedo y El viejo responde: no te preocupes te cuidare hasta que ya no exista.

El viejo salió al pueblo no tenía plata y preocupado por que no podía comprar ni siquiera el mercado, le toco salir caminando por que el caballo ya estaba cansado y rancio. Saliendo de su casa se encontró con una persona extraña lo miro de pies a cabeza con sus botas viejas y embarradas, su pantalón negro y arrugado, su camisa verde y un diente de oro le pregunto: ¿vives ahí? Y el viejo le responde que sí y cómo te llamas esa persona le responde: mi nombres es Rodrigo, me han contado que tienes una ceiba grande hermoso y bueno para sacar madera, el viejo le responde: si es cierto pero no lo vendo por es muy importante para mí y tengo muchos recuerdos con el de mí y de mi familia, Rodrigo le dice: pero te doy buen dinero y además esa ceiba está muy añejo, El viejo responde: si lo sé pero es una ceiba muy especial, Rodrigo le dice: gracias de todas formas pero piénselo me puedes encontrar los sábados en la galería del pueblo y el viejo se despide.

El viejo llega al pueblo con hambre y sed, no tenía plata, fue a la tienda a ver si le fiaban el mercado, el viejo preocupado llega a la tienda y se encuentra con un amigo que le cuenta que tenía que hacer cortar la ceiba porque estaba muy cerca a su casa, El viejo pide el favor que le fíen el mercado y se va rápidamente a su casa a contarle a la ceiba, llego a la casa tomo limonada y un poco de sancocho pero no sabía cómo decirle a la ceiba lo que le había contado un amigo el viejo cansado de los pies quiso descansar un rato pero la angustia no lo dejaba fue a tomar un poco de agua abrió la llave, miro al árbol por la ventana todo feliz moviendo sus ramas al viejo se le salió una lagrima de pensar de lo que le iba a contar decidió acostarse y contarle mejor al día siguiente.

Amaneció el viejo abrió los ojos escucho el canto

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