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Lecturas Interesantes Para Niños.


Enviado por   •  5 de Junio de 2013  •  4.934 Palabras (20 Páginas)  •  1.759 Visitas

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LIBRO.- Animales Fantásticos y más Leyendas

Animales Fantásticos

Texto: Tony Johnston

Ilustración: José Esteban

A la gente le gusta imaginar. Y entre lo que imagina no podían faltar los seres fantásticos: animales fabulosos, gigantes, hadas, duendes, brujas, sirenas, en fin, ¡ya te imaginarás!

Cuántas veces, para animar la plática frente al fuego, después de andar de cacería todo el día, se exageraba un poquitito así el tamaño de una serpiente y, claro, después de platicarlo tantas veces, tanta gente, aquella pequeña viborita resultó ser un feroz dragón, con alas tan grandes como las velas de un barco y que además arrojaba fuego y veneno por sus enormes fauces.

El Nagual

Hay animales que no son animales, como los brujos que se han transformado en nagual. A veces, en los caminos solitarios, suelen llevarse a alguna muchacha.

Un brujo puede volverse una temible serpiente, transformarse en un tepezcuintle para caminar rápidamente en la espesura, o convertirse en mapache y comer elotes tiernos.

Una noche, un campesino se puso a espiar qué animal se estaba comiendo el maíz de su coscomate. Así vio que entraba un mapache, y le disparó su arma, pero no le pegó. Cuando regresó a su casa, su madre le contó:

—Estaba aquí en la casa, cuando llegó una fuerza, una sombra, y me dijo: "Oiga María. Por favor, dígale a su hijo que ya no me dispare. ¿Qué tanto es lo que me voy a comer...? Yo no tengo nada, y es muy poco lo que como..."

Es que hay animales que no son animales, son los brujos que se han transformado en nagual.

El Unicornio

En la Edad Media, el unicornio era uno de los animales más populares: los pintores se inspiraban en él, se labraba su esbelta figura en las puertas de los castillos, adornaba copas, tapices y vitrales. El unicornio era un pequeño caballo, blanco, ágil, a veces recubierto por un pelaje suave y abundante, y de su frente sobresalía un cuerno en espiral del más puro marfil.

No cualquier cazador podía atraparlo. Era necesario que una doncella se sentase, tranquila y en silencio, en la espesura del bosque. El unicornio quedaba cautivado y se acercaba a recibir las dulces caricias de la dama.

Si un joven se vestía como una muchacha y en todo se comportaba igual que una doncella, el unicornio se aproximaba mansamente. El chiste era tratarlo con delicadeza.

Bueno, ¿y para qué quería alguien atrapar un unicornio? Pues resulta que su afilado cuerno tenía mágicos poderes y servía de antídoto contra los peores venenos.

La Sirena

De la cintura para arriba, mujer; de la cintura para abajo, pez. ¿Qué es? La sirena.

Algunas sirenas se sentaban en las rocas que sobresalen en los mares a peinar suavemente su verde cabellera; otras, hechizaban con sus cantos a los marineros, haciendo naufragar las embarcaciones.

Muchos marineros, incluso Cristóbal Colón, afirmaron haber visto a tan encantadora criatura. ¿No será que en realidad vieron alguna foca o manatí?

Las sirenas hacen soñar a los hombres e inspiran a los alfareros de Metepec, Estado de México, y a los de Coyotepec, Oaxaca, quienes modelan jarras en las que puede beberse fresquísima agua. Y en el estado de Guerrero se baila La sirenita, con hermosísimas máscaras que representan los bellos rostros de estos seres tan extraños.

El Yeti

¡Quién no ha oído del Yeti, el abominable hombre de las nieves! Este animal fabuloso vive en las alturas nevadas del Himalaya. En el Tíbet saben de su existencia desde hace muchos siglos, pero quien lo dio a conocer al resto del mundo fue el explorador y alpinista inglés Sir Edmund Hillary.

Cuando estaba escalando el monte Éverest, este explorador se encontró unas enormes huellas, "precisamente las del Yeti", dijeron los monjes que tienen su convento en esa montaña, y para demostrar que decían la verdad le entregaron la cabellera del monstruo. Muy diligente, sir Hillary la llevó a Inglaterra, donde unos expertos dictaminaron: "se trata de una cabellera falsa; está confeccionada con pieles de varios animales". ¿Y qué explicación ofrecieron los monjes? Que habían entregado una imitación, pues la verdadera cabellera la tenían muy bien guardada.

El Dragón

Dragones grandes y pequeños, con patas y alas, con alas pero sin patas y sin alas ni patas. ¡Ah! pero eso sí, todos mortales, que arrojaban fuego por la boca quemando bosques y sembradíos, o que envenenaban a la gente con su apestoso aliento.

Los dragones eran guardianes excelentes, por lo que siempre custodiaban fabulosos tesoros, sin descuidarse casi ni un instante. Vivían muchísimos años y, si por algún descuido alguien lograba llevarse una piedra preciosa o una sola pepita de oro, lo notaban enseguida y salían de sus cuevas a perseguir al ladrón.

Sólo podían ser vencidos por armas mágicas. Tal vez por eso ninguno de los valerosos caballeros que salieron en su busca regresó jamás.

El Salvaje

En lo más profundo de las selvas vive el Salvaje. Tiene los pies al revés y hace un enorme estruendo al derribar árboles y ramas que estorban su paso. No puede doblar el cuerpo por en medio, de manera que nunca recoge lo que se le cae. Tiene el vientre abierto, así que se le ven las entrañas. Es el habitante más terrible de la selva y las balas no lo hieren.

¡Ah! pero si escucha música, se vuelve manso como un corderito: es la manera

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