Memoria operativa y comprensión lectora
Kinata17Tesina3 de Mayo de 2019
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MEMORIA OPERATIVA Y COMPRENSIÓN LECTORA |
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Introducción
El presente trabajo recopila información de diferentes investigaciones, obtenidas a través de distintas búsquedas bibliográficas realizadas en Google Académico, utilizando palabras como: comprensión lectora, procesos, tipos; memoria operativa, teorías, diferencias individuales; memoria operativa y comprensión de textos.
Trabajé a partir de dos artículos científicos en particular:
- “Memoria operativa y comprensión lectora: algunas consideraciones básicas” (Francisco Gutiérrez, Juan A. García Madruga, Rosa Elosúa, Juan Luis Luque, Milagros Garate) y
- Riffo, B. (2016). Representaciones mentales en la comprensión del discurso: Del significante lineal al modelo de situación. Revista signos, 49, 205-223.
La Comprensión Lectora
La comprensión de textos es una herramienta fundamental para transitar con éxito la escuela y desarrollar actividades cotidianas. Tanto la escuela, como la sociedad actual y la del futuro, demandan altos niveles de alfabetización, es decir, el uso del lenguaje escrito para pensar, resolver problemas, comunicarse y aprender.
“La comprensión lectora se ha definido de muchas maneras, según Defior (1996) leer es descifrar el código de la letra impresa para que ésta tenga significado, y como consecuencia se produzca una comprensión de texto”.[1]
Al decir de Abusamra y otros[2], la comprensión lectora es como armar un rompecabezas: hay que juntar pequeños fragmentos en un todo coherente y unificado. Esta metáfora alude a cómo se llega al sentido final del texto.
A propósito del comprender y del proceso lector, Romero Bermúdez É. y otros[3], se refieren a este último desde un enfoque cognitivo en el que se lo caracteriza como un proceso que es constructivo, activo, estratégico y afectivo. Otros a partir de un enfoque lingüístico-cognitivo, han establecido niveles o tipos de comprensión lectora (literal, inferencial y crítica), para evaluar el nivel de CL de los alumnos en un determinado momento.[4] En algunas situaciones de lectura sólo se requiere extraer las ideas que el texto expone, en otras es necesario interpretar y reflexionar sobre lo leído. Estos niveles de comprensión tienen que ver con el desarrollo de las habilidades en la comprensión lectora.
Todos los autores coinciden, a propósito de este tema, en que la comprensión lectora implica una tarea cognitiva compleja. No sólo se refiere a la actividad de leer sino, leer para acceder a un significado a través de diversos procesos que especificaré más adelante, así como de poner en juego sus conocimientos previos. Esta concepción generó un gran cambio a nivel educativo con respecto a la lectura, que pasó de concebirse en función de la sonorización del texto, a explicarse como una actividad cuyo objetivo final es comprender el contenido.[5]
Una vez dominados los procesos lingüísticos habitualmente considerados predictores de la comprensión lectora (en adelante CL), como son la precisión en la lectura de palabras, o el dominio del lenguaje oral, aparecen otros procesos cognitivos de nivel superior que también tienen un papel importante en la CL. Uno de ellos, y que es motivo de interés en este trabajo es la memoria operativa.
“Diversas teorías de la comprensión del texto han apelado a la noción de memoria de trabajo (en adelante MO) para modelar las necesidades de almacenamiento y de recursos cognitivos implicados en el procesamiento durante la lectura, como así también un espacio donde se depositan los resultados del procesamiento”.[6]
Coincidiendo con lo anteriormente dicho, “la comprensión exige un espacio común de trabajo – es decir una MO- donde se vayan depositando los resultados parciales y totales del procesamiento, y donde se coordinen las restricciones simultáneas que los diferentes procesos imponen a la información compartida”[7].
De acuerdo con esto último, “la acción de la MO en el momento de la CL se podría comparar con el movimiento de una linterna a través del texto, frase a frase, elaborando e integrando una nueva construcción mental”[8]. A partir de allí deviene que “la comprensión lectora es una tarea cognitiva que entraña gran complejidad: el lector no sólo ha de extraer información del texto e interpretarla a partir de sus conocimientos previos y metas personales sino que, ha de reflexionar acerca del proceso seguido para comprender en situaciones comunicativas diversas”[9].
La Memoria Operativa
Siempre se le ha reconocido un papel central en el funcionamiento cognitivo humano. Su descripción pasó de un simple espacio de “almacenamiento a corto plazo” en oposición a la memoria de tipo más permanente o “a largo plazo”, a la idea de un mecanismo más “activo”: de ahí su nominación como “memoria de trabajo” (working memory). Esta memoria de trabajo sería la encargada de controlar y almacenar temporalmente la información, mientras es usada en el contexto de cualquier tarea cognitiva (Atkinson y Shiffrin, 1968, 1971 en Gutierrez et al.)
Existen dos concepciones sobre este mecanismo cognitivo que son presentadas como fundamentales. Por un lado los trabajos de Baddeley y Hitch (1974) que aportan un primer modelo de la MO como un sistema encargado de mantener y manipular la información necesaria para llevar adelante tareas cognitivas complejas (aprendizaje, razonamiento o la comprensión).
De acuerdo con Baddeley (1986, 1999, 2003) la MT es un sistema de almacenamiento temporal y procesamiento simultáneo que se compone de tres subsistemas: el lazo fonológico, la agenda visoespacial y el retén episódico, y un sistema de control atencional, el ejecutivo central (EC). El lazo fonológico se especializa en el procesamiento y almacenamiento temporal de la información verbal-acústica, lo que permite sostener la representación sonora de una palabra. La agenda visoespacial procesa y mantiene la información de tipo visoespacial por períodos cortos de tiempo. A estos dos subsistemas se añadió posteriormente un elemento de almacenamiento temporal multimodal, el retén episódico, que conecta los dos almacenes antes mencionados con la memoria a largo plazo (MLP). Como componente fundamental de la MO, estaría el ejecutivo central, ya que se ocupa del control y la regulación de la actividad dentro del sistema cognitivo, así como de la selección de las estrategias adecuadas en las tareas cognitivas complejas.(en Gomez-Veiga et al.)
Por otro lado, de acuerdo con Just y Carpenter (1992), y más recientemente Engle, Kane y Tuholski (1999), la MO es un mecanismo unitario de recursos compartidos de almacenamiento y procesamiento, cuyo monto total varía entre individuos. La capacidad de este mecanismo sería la cantidad máxima de activación disponible para soportar ambas funciones.
Así, como se dijo al principio, la MO se convirtió en el elemento central en casi todos los modelos sobre el funcionamiento cognitivo, incluso para dar cuenta de diferencias individuales en actividades cognitivas complejas como el razonamiento abstracto o la comprensión del lenguaje.
Pero, pese a esta aprobación general sobre su importancia, también se presentaron ciertos desacuerdos. Probablemente, el mayor acuerdo radique en la noción de la MO como un recurso cognitivo con capacidad limitada, que tiene como fin preservar la información con la que está operando, al mismo tiempo que se procesan esos datos u otros necesarios. De aquí que se le atribuye la doble función de procesamiento y almacenamiento que realiza de forma simultánea.
Justamente para la comprensión de lo que se lee, necesitamos almacenar distintos tipos de información que proviene del texto en sí (pragmática, semántica y sintáctica), usarla eliminando la imprecisión o vaguedad, analizarla e integrarla en el proceso de lectura (procesarla). Esa información, pasará a formar parte de la MT y se la codificará perceptivamente o, podrá ser almacenada en la memoria a largo plazo (MLP) si es suficientemente activa y significativa para ello o bien podrá ser la salida de un proceso de comprensión.
En cuanto al papel que juega la MO en la comprensión del lenguaje destacan tres cuestiones centrales:
- La existencia de diferencias evolutivas, cuantitativas y cualitativas, en el funcionamiento de la MO y su incidencia en la CL;
- La importancia de la MO, en su doble función de procesamiento y almacenamiento como componentes distintos, la capacidad o eficiencia de los procesos en la CL, y
- La especificidad o generalidad de la MO implicada en la comprensión del lenguaje.
En relación a estas cuestiones, los autores citados repasan la evidencia empírica a partir de estudios propios y de otros autores arribando a distintas conclusiones.
Por un lado, parece claro que la MO se desarrolla con la edad e ilustran esta afirmación a partir de un estudio realizado por Siegel (1994) a partir de una amplia muestra de sujetos desde los 6 años hasta la edad adulta.
También concluyen que a través de los resultados no es posible comprobar si existen diferencias evolutivas sólo en la eficacia funcional o si también existe un crecimiento estructural en la capacidad, lo cual estaría relacionado con otro aspecto, el de si las diferencias evolutivas reflejan un desarrollo de la MO ligada a la experiencia en dominios específicos o al desarrollo de una capacidad única de carácter general. Dejan el debate abierto en los dos aspectos.
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